Doctor, ayúdeme a cuidar de mí y de mis enfermos en casa
Solo el 35% de la población afirma saber cómo se utilizan las tecnologías de salud conectadas, por el 76% de los profesionales.
“La única forma de mejorar las estrategias de prevención es que el ciudadano tome un papel primordial”
José Luis Zamorano, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos.
“Está rodeado de cables” o “le tienen que desconectar”. Las frases que algunas personas asocian a la tecnología sanitaria conectada pueden no ser positivas y, sin embargo, es esa capacidad de conexión de muchas máquinas de última generación la que puede suponer la diferencia entre la salud y la enfermedad y, lo que es más importante, entre la calidad de vida y la vida sin más.
Éste es uno de los aspectos que se aborda en el informe Future Health Index España 2017 que, como su propio título indica -Índice de la Salud Futura en España- pretende analizar cuál es el nivel de preparación del país ante los retos de la sanidad que viene. Para ello, hay algo clave: saber la diferencia entre lo que perciben ciudadanos y profesionales en cuanto al acceso a la salud, la integración sanitaria y la adopción de tecnologías de salud conectadas.
Este último punto es especialmente importante si se tiene en cuenta la innovación tecnológica experimentada en los últimos años y el creciente papel que la sociedad puede ejercer no tanto a la hora de tratar la enfermedad, sino de prevenirla. Así lo resalta en el documento el director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos, José Luis Zamorano, uno de los 25 expertos entrevistados para el informe, cuyas opiniones aparecen reflejadas en él. “La única forma de mejorar las estrategias de prevención es que el ciudadano tome un papel primordial”, indica Zamorano.
Sin duda, las nuevas tecnologías pueden contribuir a ello, pero no todos los ciudadanos se sienten cómodos con la tecnología sanitaria conectada ni, sobre todo, se declara capaz de utilizarla. Pero su uso podría ayudar a aliviar la sobresaturación del sistema sanitaria del país.
Sin embargo, la sociedad puede mejorar en cuanto al conocimiento de este tipo de tecnologías y lo puede hacer de una forma muy sencilla: apoyándose en las certezas que manejan los más implicados con su uso: los profesionales sanitarios. Mientras que apenas un tercio de la población -35%- afirma saber cómo utilizar la tecnología correctamente, el porcentaje alcanza el 76% en médicos, enfermeras y demás personal de este sector. Es una cifra similar (78%) la de profesionales que consideran que la tecnología de cuidados conectados es la manera más fácil de compartir los datos con un profesional sanitario, algo que sólo piensa el 34% de la población general.
Según la jefa de Innovación del Hospital Universitario de Cruces, Inés Gallego, la creciente emergencia de tecnologías no sólo está “favoreciendo el incremento de la esperanza de vida”, sino que implica una “visión más participativa y autonomista del paciente”.
Los profesionales sanitarios pueden ayudar a la sociedad a conocer mejor las tecnologías de salud conectadas
Apenas un tercio de la población -35%- afirma saber cómo utilizar la tecnología correctamente, mientras que el porcentaje alcanza el 76% en médicos, enfermeras y demás personal de este sector.
Para lograr esta autonomía el papel de las tecnologías conectadas es esencial pero, para que la ciudadanía pueda sacar provecho de ellas -algo que afectaría positivamente a toda la sociedad- el informe pone de manifiesto una necesidad de que aprendan a utilizarlas. Al tener en cuenta el gap demostrado en el informe entre lo que conocen los profesionales sanitarios y la población general, está claro que las sinergias en el cuidado de la salud son el futuro.
Como concluye la responsable del Departamento de Genética Médica del Instituto de Medicina Genómica (Imegen, Valencia), María García – Hoyos: “Hay veces que es imperativo que el paciente vaya a la consulta y esté de forma presencial, pero hay otras que se pueden sustituir por otro tipo de consultas a distancia”. Las webcam, los sistemas de comunicación como Skype o incluso los propios teléfonos móviles, siempre usados a la vez que la tecnología médica de última generación, pueden suponer la diferencia entre que se cubra una necesidad o siga siéndolo.
sistemas de comunicación como Skype o incluso los propios teléfonos móviles, siempre usados a la vez que la tecnología médica de última generación, pueden suponer la diferencia entre que se cubra una necesidad o siga siéndolo.
Acceso e integración
El Future Health Index España 2017 también ha puesto el foco sobre las percepciones que población y profesionales sanitarios tienen sobre el acceso a la asistencia sanitaria y la integración de los sistemas de salud.
Este último punto, la integración, es mucho menor de lo que creemos (28,1 puntos menos), mientras que percepción y realidad se acercan mucho más en el caso del acceso al sistema sanitario (4,1 puntos).
Otros resultados interesantes del índice tienen que ver con la confianza en el sistema sanitario: el 71% de la población general española afirma confiar en él. También que tanto profesionales sanitarios como ciudadanos en general creen que el gasto sanitario se debería priorizar junto a la financiación de cuidados preventivos.