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Instrucciones para no romper el corazón de una mujer


“¿Qué harías si notaras que te falta la respiración y te duele el pecho? Correr al supermercado”. Podría ser un chiste (malo) y surrealista pero, por desgracia, esta frase es una realidad en muchos casos.

Una mujer confunde con más facilidad los síntomas de un evento cardiovascular con ansiedad que un varón. En otras palabras, es más fácil que un hombre llame al 112 si le duele el pecho o el brazo que que lo haga una fémina si tiene los mismos síntomas. Es más probable que la mujer crea que la ansiedad es debida a todo lo que tiene que hacer y que no hay mejor manera de solucionarla que acabar con sus tareas.

Esto es algo que preocupa, y mucho, a la comunidad científica internacional y a los cardiólogos en particular, que hace unos años lanzaba la campaña Mujeres con corazón, un modelo de colaboración entre la administraciones, profesionales sanitarios y sociedad civil. El objetivo principal del proyecto no era tanto reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares en la mujer, sino informar a la población acerca de la importancia del reconocimiento precoz de los síntomas y de la necesidad de mantener un estilo de vida saludable que contribuya a reducir el impacto de esta patología en la mujer.

Lo mejor para lograr este objetivo es, en primer lugar, ser consciente de cuál es el estado de salud propio, lo que se puede medir con facilidad actualmente con el llamado Índice de Vida Saludable (IVS), un número que oscila entre el 0 y el 1.000 y que se obtiene con la herramienta digital Quiero cuidarme, desarrollada por DKV.

Pero, un momento, ¿acaso las mujeres tienen infartos? ¿no es ésta una enfermedad de hombres? ¿no es el cáncer de mama lo que más debe preocupar a este género? He aquí una de las creencias falsas más arraigadas en el saber popular, que se desmiente fácilmente tirando de estadísticas. A saber, en 2014 perdieron la vida por enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio 63.812 españolas, lo que supone un 32,84% de las muertes acaecidas en este género.

Lo curioso no es sólo el elevado porcentaje de mujeres que fallece por esta causa, sino que éste -según los mismos datos- es mayor que en lo hombre, en los que las enfermedades cardiovasculares sólo supusieron el 26,58% de las muertes.

“Sigue existiendo la falsa percepción de que la enfermedad cardiovascular es cosa de hombres, pero tal y como siguen reflejando las estadísticas, la mujer fallece un 6% por esta causa”, decía en un acto de la campaña uno de los cardiólogos universales españoles, el director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

“La creencia popular de que la enfermedad cardiovascular es cosa de hombres hace que en ocasiones las mujeres confundan los síntomas de este evento cardiovascular con cuadros de ansiedad u otros problemas menos severos que no requieren de tanto apremio”, declaraba en el mismo evento el presidente de la Fundación Española del Corazón, Carlos Macaya.

Este mito, como la mayoría de las leyendas, se basa en algo de realidad. Porque es cierto que la mujer está más protegida que el varón de la enfermedad cardiovascular, pero sólo hasta cierta edad; precisamente, la edad en la que empiezan los problemas de salud más importantes. “El problema llega cuando se alcanza cierta edad, como a partir de la menopausia, ya que con su aparición se pierde el factor protector de los estrógenos y el riesgo de infarto en mujeres aumenta considerablemente. Todo esto añadido a que además padecen más comorbilidades debido a la edad de la paciente”, explicaba este mismo año la vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, Paola Beltrán.

Para conseguir que una mujer sea eficiente a la hora de avisar al médico, es imprescindible que conozca los síntomas de la patología cardiovascular. El problema es que los signos del infarto femenino pueden confundirse con los de otras enfermedades. Algunos sí son familiares, pero cursan de forma distinta que en los hombres. Por ejemplo, las clásicas molestias en el pecho que consisten en una presión incómoda y sensación en el centro del tórax pueden en la mujer durar sólo unos minutos o bien desaparecer y volver a aparecer.

El también conocido dolor en el brazo, en la mujer puede darse en uno o ambos y en este sexo ese mismo dolor puede manifestarse por la misma causa en espalda, cuello, mandíbula o estómago. Pero no son los únicos síntomas, el cansancio y otros signos como sudor frío o náuseas o mareo son también advertencias de que el corazón de la mujer se está rompiendo.

Por esta razón, las sociedades médicas se empeñan en transmitir el mensaje: ojo, el corazón de la mujer es vulnerable y más aún que el del hombre. Conocer cómo avisa a sus dueñas de que algo va mal es vital para protegerlo.

Cómo aumentar nuestro IVS

El Instituto de Hábitos de Vida Saludable y Bienestar en la Mujer del Instituto DKV de la Vida Saludable dio recientemente algunas pistas sobre cómo conseguirlo. Lo que esta radiografía a las españolas desveló es que cuidarse no es aún tendencia. Aún son menos del 30% las que aseguran seguir hábitos de vida saludable. Se nota quién pertenece a cada grupo: esas primeras, aún minoría, están mayoritariamente en peso normal, frente a las que prácticamente no se cuidan, que tienden más a la obesidad. Éste es, huelga recordarlo, uno de los parámetros en los que se basa el algoritmo de Quiero cuidarme, por lo que mejorarlo es una de las formas de subir el IVS.

Pero el peso no es el único dato que sale beneficiado de la práctica regular de ejercicio. Las mujeres más deportistas demuestran también un mayor bienestar emocional, poniendo de manifiesto que la frase Mens sana in corpore sano tiene muy poco de leyenda urbana y mucho de evidencia científica detrás. Pero si bien no es algo nuevo que cuidarse es algo que repercute positivamente en la salud, el problema viene a la hora de ponerlo en práctica. Sí, conocemos esos nueve parámetros y sabemos qué se puede hacer para mejorar muchos de ellos. Pero, ¿cómo se vence a la pereza? ¿quién hace que la mano se dirija a una pieza de fruta en lugar de a las patatas fritas que ponen de aperitivo en cualquier bar?

El IVS medio de las españolas es de 670, frente al 664 de promedio de los hombres

La herramienta Quiero cuidarme no pretende tirar la piedra y esconder la mano. Por el contrario, incluye estrategias para animar a las mujeres -y también a los hombres- a cambiar sus hábitos y ser parte activa de la mejora de su IVS. Como explican desde DKV, la app -gratuita y disponible tanto para usuarios de dispositivos Android como iOS- ofrece la posibilidad al usuario de apuntarse a planes de acción y retos para alcanzar los objetivos y tratar de mejorar así el estilo de vida y, por lo tanto, su índice de vida saludable. “Es una funcionalidad que no ofrecen otras herramientas similares”.

Así que, cuando el diálogo que inicia este texto sea una realidad en el día a día de la mujer española, quizás ya no se quede para ir al gimnasio, a caminar o escribirse para intercambiarse hábitos nutricionales sanos. Quizás, simplemente, apelemos a un: “¿Y qué tal si subimos juntas nuestro IVS?”.