Sharenting, el riesgo de mostrar la vida de tus hijos en las redes sociales
La sobreexposición de la vida de los menores en las cuentas de Facebook o Instagram de sus padres es una tendencia con más riesgos de los aparentes. Estas son las claves para controlar la información que compartes de tus hijos
La foto de los niños en la playa de las últimas vacaciones. Las instantáneas de su último cumpleaños, del disfraz de Carnaval de este año y del fin de semana en el pueblo con la familia. Todas ellas se van sumando a la ecografía en la que supiste el sexo del bebé, sus primeros pasos o el día que esparció la comida por toda la cocina. En esta nueva sociedad digital y permanentemente conectada, la vida de nuestros hijos está híper documentada. Sus fotografías llenan nuestros móviles… y nuestras redes sociales. Tanto es así que esta sobreexposición que hacemos los padres de los niños en internet tiene un nombre: sharenting. Una tendencia al alza a mostrar la vida de nuestros hijos en la red que, aunque se hace con la más sana de las intenciones y mostrando el orgullo que sentimos por nuestros pequeños, tiene más peligros de los que pensamos.
La crianza de los niños es uno de los temas que más interesa en internet. Hay millones de páginas web que hablan de los desafíos de la paternidad, dan consejos y comparten buenas prácticas o momentos alegres. Tanto es así que según estudio de la Universidad de Michigan, más de la mitad de las madres y un tercio de los padres discuten en las redes sobre la salud y la crianza de sus retoños. E incluso tres de cada cuatro encuestados aseguran que las redes sociales les hacen sentir menos solos en la difícil tarea de criar a un hijo.
Hasta aquí, todo normal. El peligro aparece cuando esa información tan valiosa sobre la vida de los hijos escapa de nuestro control, y eso ocurre cuando no sabemos quién accede a ella y qué uso le da. Algo en lo que hay que pensar muy seriamente, sobre todo si tenemos en cuenta dalos como que el 92% de los menores de Estados Unidos tienen una identidad digital a los dos años y antes de que cumplan cinco sus padres ya han subido más de 10.000 fotos suyas a redes como Facebook o Instagram, según datos recopilados por Nancy Jo Sales en el libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers.
Mamá, no me dejes en evidencia
El sharenting se ha convertido, por tanto, en una práctica habitual a la que hay que aplicar mucho sentido común y alta dosis de respeto por la privacidad de los menores. No en vano, el estudio Not at the Dinner Table: Parents and Children’s Perspectives on Family Thecnology Rules, realizado por las universidades de Michigan y San Francisco, afirmaba que una de las reclamaciones más generalizadas de los niños a sus padres respecto al uso de la tecnología en familia era que no compartieran información sobre ellos sin su permiso. Lo ven, aseguraban los autores del informe, “como un desafío que trasciende la dinámica de poder”.
“Los niños necesitan controlar su imagen online y esto se ve socavado por la práctica común de sus padres de compartir su vida”, agregaba sobre un hábito que es especialmente problemático en un periodo como la adolescencia. La mayoría de los chavales consultados en esta investigación aseguraron, además, que el contenido que compartían sus padres es “embarazoso”. Y, no lo olvidemos, el derecho a la intimidad y a controlar la propia imagen es igual para todos, niños y mayores.
Esta es otra de las variables a tener en cuenta: cómo se van a tomar nuestros hijos que compartamos sus momentos íntimos con nuestros amigos y conocidos en internet. Muchos no tendrán problema, pero habrá situaciones que puedan resultarles embarazosas hoy y, muy probablemente, mañana. Porque lo que hoy cuelgues en tus redes, configurará su identidad digital cuando crezca. Y porque, como desvela este estudio estadounidense, el 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% da datos con los que se les puede localizar y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas.
La clave, los ajustes de privacidad
La disyuntiva no está entre compartir o no fotos de nuestros hijos en Facebook o Instagram. Lo importante es tener sentido común y aplicar ciertas reglas de seguridad para que esa información no caiga en manos no deseadas. Para empezar es fundamental configurar de forma concienzuda los ajustes de privacidad. En otras palabras, determinar quién podrá acceder a nuestros post e imágenes, quién puede etiquetarnos y controlar hasta dónde puede llegar la información. No hay que olvidar que buena parte de las imágenes relacionadas con la pornografía infantil proceden de las redes sociales, por lo que las personas que pueden ver, compartir o incluso descargar nuestras fotos han de ser de máxima confianza.
Lo que hoy cuelgues en tus redes, configurará su identidad digital cuando crezca
El estudio Share with Care, realizado por Nominet y Parent Zone en 2016 y recogido por la web Por un uso Love de la tecnología con la que Orange conciencia a niños y adultos sobre la necesidad de un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías, revela que los padres de los niños británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos antes de que estos cumplan cinco años, es decir unas 300 instantáneas por año. Es un 54% más que el año anterior. También deja claro el amplio desconocimiento sobre los ajustes de privacidad de los padres. El 85% revisó su configuración hace más de un año y solo un 10% confía en que lo hizo bien. Además, la mitad responde que entiende solo lo básico sobre el tema y un 39% no sabe cómo hacerlo.
Esto es cuanto menos preocupante si, de media, los padres tienen 259 amigos en Facebook, 69 seguidores en Twitter y 57 en Instagram. Facebook es, de hecho, la red social preferida para compartir estos momentos íntimos y familiares. En concreto, por el 54% de los encuestados. Todos nuestros contactos pueden ver cualquier foto que colguemos, pero serán muchos más si nuestra configuración es totalmente pública (como ocurre en el 8% de los casos), da acceso a Amigos de mis amigos (en el 20%) o etiquetamos a terceras personas. Tres variables habituales en las que hay que pensar, sobre todo si tenemos en cuenta que solo el 10% de los padres preguntados en esta investigación diría que casi todos sus amigos de Facebook lo son en realidad. De hecho, más de un tercio admite que más de la mitad de sus contactos en esta red social no son “verdaderos amigos” a los que saludaría por la calle. ¿Por qué entonces sí quieres que vean la vida de tu hijo? ¿No es razonable pensar que deberíamos aplicar las mismas reglas de seguridad en nuestra vida online que en la física?
Cinco consejos para compartir fotos de tus hijos
Configura concienzudamente los ajustes de privacidad de tus redes sociales para que solo vean sus fotos quien realmente quieres que las vea.
No hay que prohibir nada, pero si cuelgas fotos de tus hijos hazlo desde tus perfiles en las redes sociales. Evita crear una cuenta a su nombre.
No cuelgues fotos de menores desnudos, da igual que sea bañándose, en la playa o de un recién nacido.
No des pistas que puedan geolocalizar a los niños.
Permite a tu hijo vetar las fotos que no quieren que compartas. Consúltale y déjale opinar. Toda la información que cuelgues hoy sobre él configurará su huella digital mañana.