Cómo evitar que las fotos de tus hijos acaben donde no deben
Los padres comparten cada vez más las fotos de sus retoños en las redes sociales. Una tendencia llamada sharenting que parece inofensiva pero que, en realidad, está creando desde la niñez la huella digital de los menores y dando demasiadas pistas a terceros sobre su intimidad
Las fotos de los niños disfrazados durante este Carnaval, las de la playa del verano, esa tan graciosa en la que están dormidos e incluso las primeras ecografías. Los padres suben prácticamente a diario a sus redes sociales las imágenes de esos momentos especiales de sus hijos, pero, al hacerlo, no son conscientes de que pueden ponerlos en riesgo. Esta tendencia de muchos progenitores a sobreexponer la imagen de los niños en las redes sociales se conoce como sharenting y es una práctica cada vez más extendida. Tanto es así que fue, junto a Brexit, una de las palabras incluidas en 2016 en el diccionario británico Collins.
Aunque parezca inofensivo, el sharenting puede acarrear muchos problemas a nuestros hijos hoy y en el futuro. El 92% de los niños menores de dos años ya tienen una huella digital, tal y como explica Nancy Jo Sales en el libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers. Además, antes de que cumplan cinco años los padres ya han subido más de 10.000 fotografías de sus hijos a redes sociales como Facebook o Instagram. Y un tercio de las madres de menos de 34 años tienen cuentas en Facebook a nombre de sus hijos antes de su primer cumpleaños, según datos recogidos por NBC. Esto significa que, sin ser plenamente conscientes, estamos creando la identidad digital de nuestros hijos y condicionando su reputación porque esas fotos desnudos de bebé, con la cara manchada de papilla o con aquel absurdo disfraz infantil seguirán en internet cuando vayan al instituto, estudien una carrera o soliciten un trabajo.
El 56% de los padres cuelga información potencialmente vergonzosa de sus hijos
Sin darnos cuenta no solo estamos condicionando su huella digital sino también les ponemos en situaciones, cuanto menos, incómodas y vergonzosas. El 56% de los padres cuelga información potencialmente vergonzosa de sus hijos, tal y como señala un estudio de la Universidad de Michigan. Además, agrega dicha investigación, el 51% aporta datos que pueden localizar a los niños y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas. Y hay un peligro mucho más evidente: estamos esparciendo por la red una cantidad de información personal de nuestros hijos que es rastreable y puede caer en las manos menos inocentes.
Más de 140.000 niños son víctimas de robo de identidad cada año, recoge también NBC. Algo que, al ser menores, puede pasar desapercibido, pero a la hora de abrir una cuenta en un banco o pedir un préstamo años después puede generarles grandes problemas. Por eso, es fundamental evitar dar datos personales concretos, como fechas de nacimiento, el colegio o la ubicación de los menores. De igual modo, los expertos recomiendan que no publiquemos fotos de desnudos, ya sean bebés o en un simple baño en la playa. Lo que para nosotros es inocente, puede no serlo para otros. Especialmente si tenemos en cuenta que el 50% de las imágenes de las web pedófilas han sido obtenidas de las redes sociales, como destaca un estudio del pediatra Keith Bahareh publicado en la revista Journal of American Medical Association.
Facebook y los ajustes de privacidad
Para evitar que las fotos e información de nuestros hijos caigan en las manos equivocadas es fundamental controlar los ajustes de privacidad de nuestras redes sociales. Facebook es la preferida por los padres para exhibir a sus retoños. El estudio británico Share with Care, realizado por Nominet y Parent Zone, deja claro que el 54% de las fotos se publican en esta plataforma. De hecho, los padres británicos han publicado cerca de 1.500 fotografías de sus hijos en internet antes de que estos hayan cumplido cinco años, un 54% más que el año anterior.
Lo preocupante es que, debido a que en muchas ocasiones no se tienen en cuenta las configuraciones de privacidad, todos los amigos de esos padres que cuelgan fotos -y la media suele ser de unas 259 personas por perfil- pueden ver sus fotografías; mucha más gente, incluso desconocida, si es que hemos dejado nuestros perfiles abiertos. El problema es, además, como destaca este informe, que solo el 10% de los encuestados diría que casi todos sus amigos de Facebook lo son en realidad y más de un tercio afirma que más del 50% no son “verdaderos amigos” con los que se pararían a hablar en la calle. En conclusión, nuestros perfiles de Facebook, esos donde colgamos sin pudor las fotos más íntimas de nuestra familia, están plagados de ojos en los que no confiamos. Más del 45% de los padres permiten que estos “amigos” de Facebook vean sus publicaciones, un 20% más dejan que las vean amigos de amigos y un 8% tienen sus perfiles totalmente públicos.
Por ello, es fundamental gestionar adecuadamente los ajustes de privacidad de las redes sociales porque solo así podremos controlar quién accede a la intimidad de nuestros hijos y no condicionar su reputación digital hoy ni, sobre todo, el día de mañana. Sin embargo, esta medida básica de seguridad es una asignatura pendiente de muchos padres: más de la mitad de los encuestados en el citado estudio británico entiende solo los conceptos básicos de privacidad, el 39% no sabe cómo ajustarlos y un 85% no ha revisado su configuración desde hace más de un año.
No es cuestión de prohibir publicar, como se indica en la web Por un uso Love de la tecnología que ha desarrollado Orange para concienciar sobre un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías, especialmente en las familias. Es simplemente no hacer en el mundo digital lo que no haríamos en el físico y tomar las medidas oportunas para preservar la intimidad y seguridad de nuestros hijos.