#BirdBoxChallenge, el último (y absurdo) reto viral que pone en riesgo la vida de tus hijos
Es el social challenge más reciente y se une a una larga lista de desafíos virales, como Momo o la Ballena Azul, peligrosas modas que llaman la atención de los adolescentes
Probablemente #BirdBoxChallenge, Momo o la Ballena Azul le suenen tan familiares como si le hablaran en suajili, pero sus hijos adolescentes seguro que saben de qué estamos hablando. Estos son solo tres de los últimos retos virales de moda, cuyo caldo de cultivo son, precisamente, los menores. El más reciente ha arrasado en este comienzo de año a raíz del estreno en Netflix de la película Bird Box (A ciegas), protagonizada por Sandra Bullock. La actriz interpreta a una madre soltera que intenta salvar la vida de sus hijos después de que unas extrañas fuerzas que se contagian al mirarlas estén provocando suicidios masivos. La única forma de intentar sobrevivir en este filme postapocalíptico es vendándose los ojos. Y ahí surge el reto viral, que no consiste en otra cosa que en vendarse los ojos y hacer todo tipo de actividades más o menos cotidianas, grabándolo para compartirlo en las redes sociales.
Precisamente ese el objetivo de los retos virales, o social challenges, acciones que se proponen a los usuarios de las redes sociales y que deben ser filmadas y colgadas en internet para que se hagan virales y obtener el mayor número de visitas. Y ahí está el por qué de su éxito entre los chavales: es un medio para conseguir popularidad, likes y aceptación. El problema radica en que si estos retos virales comenzaron con un tinte positivo y solidario, como fue el Iced Bucket Challange (que consistía en tirarse un cubo de agua helada sobre la cabeza para concienciar sobre la importancia de fomentar la investigación en la lucha contra la ELA), cada vez se han vuelto más absurdos y peligrosos, especialmente para los menores.
Esto nos lleva de vuelta a hablar del #BirdBoxChallenge. El objetivo viral era emular a Bullock con los ojos vendados, algo que se extendió como la pólvora teniendo en cuenta que más de 45 millones de personas vieron la película en la plataforma de streaming solo la primera semana de enero. Además, el reto pronto fue Trending Topic y comenzaron a aflorar vídeos de adultos y niños realizando tareas con los ojos vendados. Aparentemente sería algo inofensivo, e incluso cómico, si esas tareas pasaran únicamente por maquillarse o escribir, por ejemplo; pero ha ido mucho más allá, saliendo a la calle como hace Malorie, la protagonista del filme. Caídas bajando unas escaleras a ciegas, conducir con los ojos tapados, un bebé chocando contra un pared… En definitiva, accidentes, golpes y situaciones de riesgo por seguir la moda. Tanto es así que incluso Netflix publicó un comunicado pidiendo que no se siga este desafío viral por el peligro que conlleva.
Can’t believe I have to say this, but: PLEASE DO NOT HURT YOURSELVES WITH THIS BIRD BOX CHALLENGE. We don’t know how this started, and we appreciate the love, but Boy and Girl have just one wish for 2019 and it is that you not end up in the hospital due to memes.
— Netflix US (@netflix) 2 de enero de 2019
Este es el último (y disparatado) reto viral que ha inundado la red, con permiso del #10YearChallenge, mucho más inocente y que nos invitaba a compartir fotos nuestras actuales y de hace una década, pero los ha habido peores y mucho más peligrosos. El llamado reto de los 30 segundos lleva a los adolescentes a tumbarse en la carretera y aguantar 30 segundos, con el consiguiente riesgo de ser atropellados; la Ballena Azul consiste en hacerse cortes en el brazo con la forma del cetáceo conforme se pasan pruebas (50 en 50 días) y ha derivado incluso en suicidios de adolescentes; el reto de la canela no es otra cosa que intentar tragar o inhalar una cucharada de canela en polvo; o Momo, uno de los últimos desafíos virales, que comenzó en Japón pero rápidamente llegó a nuestro país. Consiste en un supuesto (y escalofriante) contacto de Whatsapp u otras plataformas de mensajería que propone pruebas, incluida la autolesión, para evitar una maldición o perjuicios.
Otro que probablemente le suene es de este pasado verano: In My Feelings Challenge, es decir bajarse en marcha del coche para ponerse a bailar la canción del mismo nombre mientras el vehículo continúa solo, y volverse a subir en marcha. La DGT y los Mossos d’Escuadra, por ejemplo, alertaron en las redes de su peligrosidad. Pero los ha habido, de hecho, mucho más peligrosos, que pueden causar graves lesiones e incluso la muerte: es el caso del Tide Pod Challenge, que consiste en ingerir cápsulas de detergente de lavavajillas; Condom Snorting Challenge, introducirse un condón por la nariz y expulsarlo por la boca; Hot Water Challenge, que, como su nombre indica, consiste en arrojarse agua hirviendo por encima; o #Saltandicechallenge, desafío de la sal y el hielo, que en la piel producen una reacción química generando quemaduras de hasta tercer grado.
¿Por qué atraen los retos virales a los adolescentes?
Los retos virales atraen, sobre todo, la participación de los adolescentes, tendentes a tomar decisiones arriesgadas pensando que no van a tener consecuencias para ellos. Ya se sabe: «si todos los hacen…». Además, en esa edad están desarrollando su pensamiento racional, moldeando sus valores y aprendiendo qué está bien y mal, dando forma a su identidad y personalidad. Por estas razones, son más impulsivos y tienden a actuar sin pararse a pensar en las consecuencias.
Pero el principal motivo es la repercusión social, la notoriedad y popularidad que piensan que van a conseguir llevando a cabo estos desafíos en las redes sociales. Hay que tener en cuenta que muchos de los retos citados anteriormente suman millones de likes y entradas con el hashtag de turno. Por eso, simplifican la idea de que, sumándose a estos retos, sean o no peligrosos, aumentarán el número de visitas a sus redes sociales, de seguidores o likes. De hecho, los niños y adolescentes más predispuestos a participar en ellos son aquellos que tienen más necesidad de aceptación, valoración o reconocimiento por parte de sus iguales. En realidad no es nada nuevo, estos retos han existido siempre pero las redes sociales facilitan su propagación e implicación, ya que es el lugar donde los adolescentes de hoy buscan aceptación social.
La pregunta, por tanto, es cómo pueden evitar los padres que sus hijos participen en retos virales descabellados y peligrosos que puedan poner en peligro ya no solo su intimidad sino su integridad física. La iniciativa Por un uso Love de la tecnología, con la que Orange pretende conciencia a adultos y jóvenes de la importancia de hacer un uso responsable de la tecnología, ofrece estas recomendaciones, siempre priorizando la comunicación y confianza en el entorno familiar como las mejores vías de prevención:
Supervise a qué tipo de contenidos acceden sus hijos, qué fotografías y vídeos publican y si tienden a imitar conductas de terceros.
Sepa a qué youtubers, influencers o instagramers siguen sus hijos. Así sabrá si plantean retos virales en sus perfiles, así como si lo hacen ellos y publican fotografías o vídeos que les comprometan.
Si observa que alguien cuelga retos peligrosos para niños y adolescentes, denúncielo en la red social correspondiente.
Observe si sus hijos buscan objetos por casa que no suelen utilizar o se interesan demasiado por algún uso concreto que le resulte extraño. De igual modo, controle el acceso del smartphone o la tableta que hacen en el cuarto de baño.
Si la confianza y la comunicación es el principal valor para evitar malos usos de la tecnología, también es importante reforzar el espíritu crítico de los menores. Para ello, se puede hablar con ellos de temas de actualidad, de la influencia de terceros o de los medios de comunicación. Y también trabaje su autoestima, ya que la adolescencia es una época sensible en la que las opiniones de los demás tienen mucho más peso.