Medidas de choque: así enfrenta una enfermedad un autónomo
Una de sus máximas es que las bajas médicas no perjudiquen a su trabajo
Una de las reglas de oro de los profesionales por cuenta propia, sean hombres o mujeres, es continuar trabajando mientras la enfermedad o el riesgo de padecerla sean leves. Esto ayuda a entender por qué, según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), el 47,1% de ellos fue a la oficina en 2017 sin terminar de encontrarse bien y, al mismo tiempo, por qué solo el 8% se quedó en la cama menos de tres días consecutivos. Estas ausencias cortas están asociadas a problemas menores como fiebres, gripes o gastroenteritis, lo que implica que los profesionales por cuenta propia no están dispuestos a quedarse en casa por lo que consideran una dolencia menor.
Si la situación se complica -con más de 40 grados de fiebre o un profundo malestar general-, son muy pocos los que van a continuar al pie del cañón, como es lógico. Los motivos son múltiples. Para empezar, saben que, debido a que la salud no acompaña y no están al 100%, pueden cometer errores graves y basta uno para perder a un cliente de años. Además, entienden perfectamente que forzar la máquina puede extender los días que les costará recuperarse. Y claro, ausentarse por un tiempo prolongado es abrir de par en par las puertas a la competencia. Por último, no necesitan más que mirar sus cuentas para comprender que la base de su supervivencia son los clientes recurrentes y que estos pueden dejar de volver o volver menos si empiezan a dudar de la disponibilidad del autónomo.
Los autónomos siguen trabajando ante dolencias leves
¿Pero qué sucede cuando llegan esos más de cuarenta grados de fiebre? Los festivos, los colaboradores o los empleados serán entonces sus aliados. Dicho de otra forma, un profesional por cuenta propia recuperará en festivo parte del trabajo que no ha sacado adelante en los días de labor que estuvo enfermo. También derivará el trabajo urgente a colaboradores de absoluta confianza. Esto asegurará que los clientes recurrentes sigan siendo fieles – al fin y al cabo, ¿qué son dos o tres días puntuales de ausencia frente a una relación continua de meses o años?– , y hasta estarán agradecidos por el esfuerzo. Si el profesional cuenta con empleados, también negociará con ellos para que absorban, esa semana, muchas más tareas de lo habitual. A fin de cuentas, comparten un mismo objetivo y el resultado será beneficioso para todos.
Naturalmente, los autónomos pueden llegar a tomar medidas aún más drásticas si la situación lo requiere. Según el INSST, el 28,8% de los profesionales por cuenta propia de nuestro país admite haber cambiado su lugar de trabajo o las labores que desempeñan por motivos de salud. Muchos de ellos lo pueden hacer con gran agilidad. ¿Por qué? Porque los españoles se encuentran entre los autónomos europeos que más diversifican: según la agencia estadística comunitaria Eurostat, un 76% afirma haber hecho negocios el pasado año con hasta diez clientes. Contar con distintas fuentes de ingresos exige constancia y esfuerzo, pero también los hace más flexibles y adaptables a cualquier cambio urgente. Por eso, y porque comparte ese afán emprendedor y esforzado, Orange celebra la forma en la que se enfrentan a desafíos en su iniciativa Nacidos para ser autónomos, con la que quiere solidarizarse y rendir un pequeño homenaje al espíritu especial que tiene este colectivo.
Evidentemente, la mejor forma de enfrentarse con éxito a una enfermedad es o evitarla o mitigar sus síntomas. Y estos profesionales, lógicamente, también lo saben. Por ello, el Índice de Vida Saludable de los autónomos en España muestra que el 82% de los encuestados tiene una buena calidad de sueño, que sus cifras de sobrepeso y obesidad están por debajo de la media nacional y que más del 75% realiza algún tipo de actividad física. Todo ello facilitará que los profesionales por cuenta propia o no enfermen tanto o se recuperen antes. Son buenos motivos para cuidarse.