Dormir bien y lo suficiente no es solo un placer, sino una necesidad de nuestro cerebro y nuestro cuerpo para funcionar adecuadamente y preservar su salud. Según declara la Sociedad Española del Sueño en su documento oficial Sueño saludable: evidencias y guías de actuación, “la falta de sueño se asocia con daños en la motivación, la emoción y el funcionamiento cognitivo, y con un mayor riesgo de enfermedades graves (por ejemplo, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer...).” Por este motivo, tomar las medidas necesarias para descansar todo lo que necesitamos debería ser una prioridad si queremos vivir una vida larga, sana y feliz.
¿Qué medidas son esas? Por si aún no has empezado a dar los pasos que el descanso te pide, aquí van cinco consejos que pueden ayudarte:
01. La luz debe acompañar los ciclos de sueño y actividad Uno de los mecanismos que tiene nuestro cuerpo para regular su actividad y su descanso son las señales lumínicas que recibe del exterior: con luz se activa y con la oscuridad descansa. Por eso para dormir adecuadamente es importante hacerlo en una habitación con la menor luz posible y también exponerse a la luz solar, siempre de forma segura, por la mañana, de forma que nuestro cuerpo interprete correctamente los distintos ciclos.
02. Las pantallas fuera de la habitación Precisamente porque la luz es una de las señalas que utiliza nuestro cuerpo para saber cuándo activarse y cuándo descansar, la luz blanca de las pantallas puede crear graves interferencias en nuestro descanso si las utilizamos antes de acostarnos. Por eso es recomendable dejar los dispositivos electrónicos fuera del dormitorio, especialmente en el caso de los adolescentes, y que tampoco haya una tele. En cambio, leer un rato antes de acostarnos puede ayudarnos a relajar el cuerpo y la mente antes de dormir.
03. El silencio, aliado del descanso Eliminar la contaminación acústica también es una forma de mejorar el sueño, tanto la que viene del exterior de la casa como la que pueden generar algunos aparatos domésticos. En ambos casos, equipar el dormitorio con alfombras o cortinas gruesas o paneles aislantes puede ser de gran ayuda. También conviene evitar dormirse con la radio puesta.
04. Para dormir, ni frío ni calor Lo mejor a la hora de dormir es que la habitación en la que lo hacemos se encuentre a una temperatura neutra, entre 18 y 21 grados, y utilizar ropa de cama (sábanas, edredones) que nos ayuden a mantenernos en la temperatura corporal más cómoda para cada uno. En aquellas personas que duermen acompañadas, estas preferencias no tienen por qué ser iguales para ambos. En esos casos, utilizar dos edredones individuales puede ser la solución para que los dos descansen por igual.
05. Una cama y una almohada adecuada para cada postura Ninguno de los anteriores consejos servirá de mucho si la base del descanso, es decir, la cama en la que lo hacemos, no cumple los requisitos de comodidad que cada uno necesitamos: colchones más duros, más blandos, más frescos, con diferentes soportes para las distintas zonas del cuerpo e incluso dos colchones distintos para las personas que duermen acompañadas pero tienen necesidades diferentes. Lo que sí debe ser siempre individual es la almohada, y también, al igual que el colchón, adaptada a cada persona y su postura al dormir.
Con estos consejos te irás acercando a ese descanso reparador que es base del bienestar y de la salud. Pero quizá el consejo más importante sea este último: no te acostumbres ni te resignes a dormir mal de forma habitual. Si poniendo en práctica estos hábitos de higiene del sueño no logras descansar, consulta a un profesional. Dormir bien es vivir mejor.