«Una producción de estas características está sujeta a muchos factores como el clima, una buena poda, la aparición de la fruta, la cantidad de recogida… Y encima te lo juegas todo en un momento muy concreto. Por ejemplo, un año gran parte de la mercancía se quedó sin vender porque era agosto y el jefe de compras de una cadena de supermercados estaba de vacaciones», comenta.
La venta de mirabeles ha ido aumentando año tras año, principalmente en los supermercados gallegos, y también han llegado a conquistar grandes superficies, pero Salvador reconoce que todavía queda mucho por hacer y no es sencillo lidiar con el problema de su desconocimiento. «Vamos ganando demanda y cuota de mercado, pero la supervivencia de la explotación es complicada. Seguiremos trabajando y peleando».