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¿Quién quiere volver a la normalidad? Cuidar el planeta es ahora más rentable que nunca

Mientras esperamos volver a la «normalidad», ¿no sería mejor instaurar una nueva forma de vida más sostenible y resiliente? Es el momento de invertir en el futuro. Así es como la inversión sostenible tiene un papel fundamental para proteger nuestro planeta

Teresa Pacheco

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A veces necesitamos que ocurra algo grave, repentino e inesperado para reaccionar y empezar a proteger lo que realmente importa. Hablamos de ese susto que nos hace cambiar nuestra dieta, empezar a hacer deporte o dejar los malos hábitos, por ejemplo. Hoy, la Covid-19 se ha convertido en ese susto a escala planetaria, que debe provocar cambios significativos en la producción, el consumo y la gestión de nuestra economía. Con cerca de tres millones de personas fallecidas desde el estallido de la pandemia, estamos ante la mayor recesión mundial desde la Gran Depresión.

No hay nada nuevo en afirmar que tanto la humanidad, como el sistema económico y la salud dependen de la Naturaleza. Los científicos y los ambientalistas han estado advirtiéndonoslo durante décadas, pero no hemos actuado lo suficientemente rápido ni eficazmente. La buena noticia es que desarrollar una economía sostenible es realmente rentable. Según el Foro Económico Mundial, abordar la crisis mundial de la naturaleza podría generar 400 millones de puestos de trabajo y 10 billones de dólares en valor empresarial cada año hasta el año 2030. Otro dato relevante es que prevenir nuevas pandemias protegiendo la vida silvestre y los bosques, en particular, costaría solo el 2% de los daños estimados que hasta ahora ha causado la Covid-19 (11,5 billones de dólares).

Según el informe Earth Matters, elaborado por el banco privado Julius Baer con el objetivo de compartir las experiencias y el conocimiento de una amplia red de líderes del sector financiero en diferentes campos, debemos aprovechar esta crisis para asegurar que nuestros modelos económicos se alineen a nivel global y aspirar a un futuro más estable y sostenible. Este es, por supuesto, un desafío multifacético. Muchos de los problemas más críticos que afectan a las economías desarrolladas son causados por una producción y comportamientos de consumo insostenible.

Inger Andersen, secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que ha participado en el informe Earth Matters, explica que lo que debería preocuparnos realmente es que la Covid-19 no es una amenaza independiente. Advierte de que es solo parte de lo que en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) llaman las tres crisis planetarias: la crisis climática, la crisis de la biodiversidad y la naturaleza y la crisis de residuos. El cambio climático está trayendo incendios forestales, olas de calor extremo, devastadoras sequías y terroríficas inundaciones en todo el mundo. Sin acción, insiste Andersen, corremos el riesgo de perder, entre otros, el principal objetivo del Acuerdo de París: mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C.

Durante los próximos meses, se espera que los gobiernos inyecten aproximadamente 20 billones de dólares en la recuperación de la pandemia. “Necesitamos invertir gran parte de estos fondos en soluciones basadas en la naturaleza, la agricultura sostenible, las energías renovables, la infraestructura verde…”, aconseja Andersen. Tales inversiones a gran escala pueden traer enormes devoluciones. “Hasta 2030, la restauración de 350 millones de hectáreas de tierras degradadas y ecosistemas acuáticos podrían generar 9 billones de dólares al servicios de los ecosistemas y eliminar hasta 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero de la atmósfera. Los beneficios son diez veces mayores que el coste de inversión, mientras que la inacción es al menos tres veces más costosa que la restauración del ecosistema”, explica la experta. En general, las oportunidades comerciales de transformar el sistema de consumo de alimentos, tierras y océanos podría generar 3,6 billones de dólares de ingresos adicionales para 2030, mientras que al mismo tiempo se pueden crear 191 millones de nuevos puestos de trabajos.

``La pregunta no es cómo podemos permitirnos invertir en la Naturaleza, sino cómo podemos permitirnos no hacerlo``

Finanzas verdes

Pero los pequeños cambios en nuestra vida diaria o en nuestras decisiones de inversión también pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Por ejemplo, los consumidores y las empresas podemos elegir nuestro banco, asegurándonos de que la entidad está comprometida con las prácticas bancarias responsables. La Iniciativa Financiera del PNUMA alberga los Principios para Banca Responsable, que brinda a los bancos el marco para la toma de decisiones sostenibles. Llegados a este punto, “la pregunta no es cómo podemos permitirnos invertir en la Naturaleza, sino cómo podemos permitirnos no hacerlo”, concluye Ignes Andersen.

En esta misma línea, Yvonne Suter, directora de Sostenibilidad Corporativa e Inversión Responsable de Julius Baer, afirma que la pandemia ha puesto de relieve lo frágil e interdependiente que es nuestro mundo. “Los clientes están cada vez más interesados ​​en que sus inversiones tengan un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Si bien esto se ha acelerado aún más durante la pandemia, podemos ver claramente que no es solo una tendencia. La inversión sostenible y de impacto llegó para quedarse”, prevé.

Asegura también que hay muchas formas diferentes en las que los administradores de patrimonio pueden contribuir a un futuro más sostenible y resiliente. “Vemos el núcleo de nuestro papel como intermediarios financieros en el deseo de brindar a nuestros clientes las herramientas y el asesoramiento adecuados para que puedan tomar decisiones informadas. Perseguimos esta ambición en muchas formas diferentes y nuestro objetivo es crear una oferta que vaya más allá de los productos financieros”, asegura. El informe especial Earth Matters, elaborado por Julius Baer, es un ejemplo importante de ese esfuerzo. “A través del Thought Leadership, compartimos las experiencias y el conocimiento de nuestra red de líderes de la industria en diferentes campos. Sus historias realmente inspiran para ayudar a construir un mundo que sea resiliente, próspero y con soluciones basadas en la naturaleza, ya sea a través de inversiones de impacto u otras formas de contribución”, destaca.

Desde mediados del siglo pasado, la población urbana ha pasado de 750 millones a 4.400 millones

La humanidad ha alterado tres cuartas partes de la superficie del planeta y ha puesto en duda la supervivencia de un millón de especies

Un 87% de los inversores jóvenes creen que el éxito empresarial debe medirse por algo más que el desempeño financiero. Quieren un planeta viable para ellos y para las generaciones venideras, según The Economist

La FAO estima que el 73% de la deforestación en países tropicales y subtropicales entre 2000 y 2010 se asoció con la agricultura

Las poblaciones globales de las especies de animales vertebrados han disminuido un promedio del 68% desde 1970, según WWF

Las personas de los países desarrollados prósperos generan más residuos: alrededor de 1,5 kg per cápita por día, en comparación a los 0,6 kg en los países en desarrollo.

Según Yvonne Suter, existen algunos conceptos erróneos sobre la inversión sostenible y de impacto, así como obstáculos que deben superarse. En primer lugar, sostiene que es importante crear conciencia y contribuir a una comprensión común de lo que significa la sostenibilidad en las finanzas y la inversión. “Hay tantas definiciones flotando, que aumenta el riesgo de que la sostenibilidad se convierta en una palabra de moda», advierte. En segundo lugar, afirma que muchas personas todavía creen que invertir de manera sostenible significa sacrificar el rendimiento financiero. Sin embargo, la experiencia, incluso durante la reciente pandemia, demuestra que este no es el caso. Los rendimientos financieros de las inversiones sostenibles, y también las inversiones de impacto, son comparables a los rendimientos de los productos tradicionales. Incluso tiene un beneficio adicional: “El riesgo de escándalos ambientales, sociales o relacionados con la gobernanza, que generalmente pueden afectar en gran medida el precio de las acciones de una empresa, es mucho menor”, asegura. Por eso, Stuter también destaca que “invertir de forma sostenible aporta grandes beneficios, no solo a los inversores, sino a todos y cada uno de nosotros. Deberíamos promover más estos beneficios y encontrar de manera colaborativa formas creativas de aprovechar las oportunidades que brinda a la sociedad”.

Millennials y mujeres, los inversores que apuestan por nuestro planeta

“Los millennials, pero también las mujeres inversoras, son los que más interesados están en las finanzas sostenibles”, afirma la directora de Sostenibilidad Corporativa e Inversión Responsable de Julius Baer. De hecho, agrega, la generación más joven es la que exige más transparencia y tiene claro que quiere contribuir a un futuro más sostenible con sus inversiones. “Esta demanda es extremadamente importante ya que se espera una gran transferencia de riqueza (aproximadamente 40 billones de dólares) a la próxima generación y a las mujeres inversoras en un futuro próximo”. No obstante, según Suter, más del 80% de los inversores patrimoniales quieren alinear sus inversiones con los valores personales. “La sustentabilidad es un asunto relevante para todos nosotros y cada inversión, pequeña o grande, puede marcar la diferencia. Animo a todos a reflexionar sobre el impacto de sus inversiones y ahorros y a unirse al viaje de la sostenibilidad, creando un impacto positivo”.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Julius Baer. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.