La historia de los trabajadores de la central de Camarasa que consiguieron la jornada laboral de ocho horas
Su construcción cambió la vida de un pueblo, pero también la de todos los trabajadores de España. La central hidroeléctrica de Camarasa, con 101 años a sus espaldas, alberga una historia donde la energía verde y las condiciones laborales han ido de la mano para ser un referente social
Su construcción cambió la vida de un pueblo, pero también la de todos los trabajadores de España. La central hidroeléctrica de Camarasa, con 101 años a sus espaldas, alberga una historia donde la energía verde y las condiciones laborales han ido de la mano para ser un referente social
La compañía Riegos y Fuerza del Ebro S.A hace un llamamiento a los peones y mineros que deseen trabajar”. Con esta oferta laboral, publicada el 13 de julio de 1917 en un periódico de tirada nacional, se escribe la primera página de una historia que cambió por completo la vida, primero de todo un pueblo y después de nuestro país. Camarasa (La Noguera, Lleida) pasó de tener menos de 700 habitantes a acoger a casi 2.000 trabajadores de toda España. De ser eminentemente agrícola a representar a una industria puntera. De que la gente no supiera colocarla en el mapa a convertirse en un referente a nivel europeo. Nunca hubieran imaginado los trabajadores que levantaron la central hidroeléctrica de Camarasa, que protagonizarían una lucha obrera y unos avances tecnológicos sin precedentes en nuestro país.
Hoy, más de un siglo después de aquel anuncio en el periódico, los vehículos se detienen en los márgenes de la carretera que atraviesa la presa del embalse de Camarasa y sus ocupantes bajan para pasear junto a la barandilla, hacer fotografías, o simplemente dejarse cautivar por la grandiosidad de su construcción, sobre todo cuando las gigantescas compuertas se abren y vacían agua del embalse, formando una cascada que crea un espectáculo visual y sonoro difícil de igualar.
«La central de Camarasa está totalmente integrada en el paisaje, muy mimetizada con las montañas del entorno, y esto, turísticamente, es un atractivo», cuenta Marc Miret, quien trabaja como responsable de la agrupación hidráulica Segre, que se encarga de ocho centrales hidroeléctricas, entre ellas, la de Camarasa. A Marc la vocación le corre por las venas: es la quinta generación de su familia que trabaja para la central. El primero fue su tatarabuelo materno, un guardia civil retirado al que contrataron como lo que entonces llamaban “listero”. Su misión era pasar lista al personal que participaba en las obras. Uno de los hijos del guardia civil, el bisabuelo materno de Marc, trabajó como responsable del taller mecánico. También el bisabuelo paterno dedicó su vida laboral a la central y estuvo 40 años de maquinista. Su hijo, el abuelo paterno de Marc, fue operador en la sala de control durante 47 años. Y el padre de Marc también trabajó durante 44 años en la central. A él le tocó vivir todo el cambio en el modelo organizativo que se implantó a comienzos de los 90: la automatización y digitalización del complejo hidroeléctrico.
LA MERECIDA VICTORIA DE LOS TRABAJADORES DE CAMARASA
¿Sabes por qué trabajas 8 horas al día? Para explicarlo, tenemos que remontarnos más de 100 años atrás. Concretamente hasta el 1 de diciembre de 1918. Los trabajadores de la central hidroeléctrica de Camarasa iniciaron ese día, como protesta por las duras condiciones que tenían que soportar, la denominada huelga de La Canadiense, considerada uno de los hitos del movimiento obrero español. En Camarasa el paro duró hasta el 14 de enero, pero la reivindicación se extendió y llegó a paralizar Barcelona, hasta que concluyó en abril de 1919 con la implantación de la jornada de ocho horas.
«No voy a decir que fuera esclavitud, pero no era una vida fácil», dice, refiriéndose a las condiciones laborales de los obreros de la central de Camarasa, Marc Miret. Y sigue: «Se hacían jornadas de más de doce horas, de lunes a domingo. Los trabajadores no llevaban protecciones, en las fotos se puede ver cómo visten con ropa de calle. Incluso la empresa mandó construir un cuartel de la guardia civil en el pueblo para controlar a los obreros. Iban guardias civiles y capataces a caballo y pistola vigilando las obras». Todo esto fue caldeando el ambiente y generando un clima de crispación que derivó en la huelga de La Canadiense.
Una fascinante historia que Elisabet Lizaso Cantón, la alcaldesa de Camarasa, descubrió durante el montaje de la exposición sobre el complejo hidroeléctrico, inaugurada en 2018 e impulsada por la asociación Motius, el ayuntamiento de Camarasa, Enel Green Power (la filial de energías renovables de Endesa) y la Fundación Endesa. Bajo el título “Camarasa 1917-1923”, la exposición, comisariada por la historiadora Dolors Domingo, se vale de diferentes paneles ilustrativos para explicar los dos ejes centrales de la infraestructura: los procesos tecnológicos y los aspectos sociales de su puesta en marcha. La pandemia impide que se pueda visitar en este momento, pero la intención es reabrirla en cuanto sea posible. «Conocer la historia de los obreros que iniciaron la huelga durante la preparación de la exposición fue un aprendizaje que me ha enriquecido muchísimo», cuenta Elisabet, que bromea entre risas cuando dice «además, hasta engordé 10 kilos del orgullo de ser la alcaldesa de un lugar tan histórico como Camarasa».
La exposición es pequeña y familiar, pero ahí es donde reside su encanto: «Podríamos haber invertido en grandes maquetas, pero que los niños del pueblo hicieran una maqueta con plastilina, aprendiendo en ese momento cómo funcionan las compuertas, hace que para mí tenga más valor», narra la alcaldesa.
Central eléctrica de Camarasa
101 años desde su puesta en funcionamiento
No solo ha sido uno de los complejos hidroeléctricos más singulares de Cataluña, también se consolidó como un referente a nivel europeo. Desde su puesta en marcha el 3 de agosto de 1920, la central de Camarasa jugó un papel esencial en el suministro de energía eléctrica de Cataluña y pronto se convirtió en un referente de ingeniería a comienzos del siglo XX. Fue la cuarta instalación que puso en servicio La Canadiense, la compañía energética encargada del ambicioso proceso de electrificación de Cataluña basado en la hidroelectricidad, uno de los tipos de energía renovable más extendidos en todo el mundo, y que hoy está integrada en Endesa.
218.000
m3
Hormigón necesario para coronar la presa de gravedad, que con 92 metros de altura, fue la curva más alta de Europa durante cinco años.
60
MW
Potencia total de la central hidroeléctrica. Podría alimentar a unos 13.000 hogares.
2.000
empleados
Se estima que intervinieron en la construcción de la central hidroeléctrica de Camarasa.
«Con inversión, la central va a seguir teniendo mucha importancia en el futuro, sobre todo en lo que globalmente se conoce como transición energética», explica Marc Miret, pues desde allí se genera energía renovable. «Debido al cambio climático, vamos a alternar periodos de extrema sequía con otros de extrema abundancia. El hecho de tener embalses podrá garantizar el suministro de agua potable y de riego para las épocas de sequía. Y al contrario: cuando vengan tiempos de gran abundancia, los embalses, las centrales y la regulación en las presas, harán que se minimice el riesgo de inundaciones».
Además de jugar un papel fundamental en el modelo energético, la central de Camarasa es también un imán turístico: «Está en un enclave natural magnífico que le da un toque todavía más bonito a todo el entorno que ya tenemos», asegura Elisabet Lizaso Cantón, quien reconoce que para ella Camarasa es “su pequeño gran paraíso”: «Estoy completamente enamorada del sitio donde vivo», asegura la alcaldesa.
Las aguas del río Segre no solamente suministran energía a la central hidroeléctrica de Camarasa, también contribuyen al disfrute del territorio desde una perspectiva más lúdica. Ya hace más de tres décadas que se celebra a principios de julio la fiesta de la Transsegre, donde las protagonistas son las más de 300 barquitas que descienden durante dos días por las aguas fluviales. Un espectáculo deportivo que este año y el anterior ha tenido que ser cancelado por el Covid-19, pero que los turistas y lugareños aguardan con ilusión. La celebración cuenta con la participación de Endesa, que garantiza el agua mínima para que el descenso pueda realizarse con seguridad para los deportistas y sin afectar a las reservas de agua necesarias para los riegos del verano. Así lo explica Marc Miret: «Cada vez hay más actividades turístico-deportivas que dependen de tener unos caudales regulados. Gracias a nuestro trabajo en las centrales, se puede dar esa regulación, lo que se traduce directamente en riqueza para el territorio, porque estos eventos deportivos atraen a gente hasta el municipio».
ZONA DEL EMBALSE DE CAMARASA ANTES DE SU CONSTRUCCIÓN
La construcción de la central provocó la llegada de trabajadores de toda España, muchos ellos de la misma Catalunya, de la vecina Aragón y de Murcia, y también aunque en menor medida, de Valencia y Castilla La Mancha. Con el tiempo y debido a los nuevos habitantes, el número de negocios en el pueblo creció. En Camarasa han colocado placas explicativas en las fachadas donde se situaban estos locales, hostales, carpinterías… y también un burdel, que se anunciaba como Café Royalty, con un cartel al lado donde puede leerse “Servicio esmerado”. «Es la única historia de mujeres que he encontrado relacionada con la construcción de la central, y por eso me gusta reivindicarla», afirma la alcaldesa. El establecimiento acabó trasladándose a la carretera, donde era más discreto.
Algunos de los trabajadores de la central se dejaron en ella, literalmente, la piel, tal y como narra Elisabet, que además de alcaldesa de Camarasa, es también delineante proyectista: «Había muchísimos accidentes laborales, en la exposición puede consultarse un libro con todas las muertes de los trabajadores. Si nació la huelga, fue porque no se podían sostener más tiempo las condiciones en las que se tenía a los trabajadores: iban a trabajar en alpargatas, con ropa de calle y sin casco. Y la obra, no hay más que ver la central, era faraónica. Lo raro hubiera sido que no surgiera la huelga y además, tal y como estaban los trabajadores de Camarasa, estaban los de cualquier otra construcción del estilo».
LAS PARTES DE LA CENTRAL: UNA OBRA FARAÓNICA
ASÍ SE GENERA LA ENERGÍA HIDROELÉCTRICA
UNA OBRA QUE CAMBIÓ LA VIDA DE TODO UN PUEBLO
Estratosférico. Así es como define Marc Miret el boom que produjo la construcción de la central hidroeléctrica en la tranquila localidad de Camarasa hace más de 100 años. «Incluso hubo problemas logísticos de cómo dar cobijo a toda la gente que vino al pueblo para trabajar en las obras de la central», cuenta Marc. «Aunque la empresa había construido barracones, hacía pagar un alquiler a los que querían dormir en ellos, y para muchos, era caro. Entonces no tenían más remedio que buscarse la vida en el pueblo, aunque eso significara dormir en establos».
“Cada día, a las cinco de la tarde, las esposas tenían que ponerse sus mejores galas e ir a tomar el té con pastas a casa de la mujer del jefe de la central, que era inglesa``
Mejor suerte corrían, sin embargo, los trabajadores de más alto rango, entre ellos, el bisabuelo de Miret. Los responsables vivían en un complejo de casitas construidas ex profeso muy próximas a la central. A la zona se la conocía como “el campamento” y estaba habitada, fundamentalmente, por los jefes. «Había un jardinero y una maestra para los niños. Lo curioso es que todo tenía un aire muy anglosajón porque la esposa del jefe de la central era inglesa. Mi bisabuela, es decir, la mujer del jefe mecánico, siempre contaba que cada día, a las cinco de la tarde, tenían que ponerse sus mejores galas e ir a tomar el té con pastas a casa de la mujer del jefe».
Cuando acabó de construirse la central, la mayoría de trabajadores se marcharon del pueblo, pero otros encontraron en Camarasa el lugar ideal para constituir una familia y dedicarse a otro oficio: «En la exposición hay una lista con los apellidos de los niños que nacieron en Camarasa en los años posteriores a la construcción de la central, y se ve claramente cómo empieza a haber apellidos típicos de otras partes de España», explica Marc. Porque en el fondo, eso fue lo que significó Camarasa: un lugar que dio vida y que mejoró la de millones de personas que, como nosotros, gozamos de una jornada laboral de ocho horas sin reparar en que, en su día, fue un privilegio por el que hubo que luchar.
Cómo hacer del planeta un lugar mejor para todos. Un planeta sostenible y habitable. La respuesta está en la energía. En concreto en la buena energía necesaria para crear nuestro día a día, para ser y para estar y, sobre todo, para construir el latido de lo que somos y de lo que queremos ser.
Ese compromiso es Buena Energía, un proyecto con el que Endesa quiere seguir construyendo un país sostenible, inteligente, limpio y para todos. Un país que, ahora más que nunca, tenga en la sostenibilidad y en una transición energética justa su espina dorsal. La descarbonización y la apuesta por las energías renovables teniendo siempre presente el desarrollo local y la economía circular, la generalización de las ciudades y los hogares inteligentes, el avance en movilidad eléctrica y los principios de igualdad, equidad y transparencia guían este proyecto porque para que el mundo avance es necesario que todos vayamos de la mano. Juntos y con Buena Energía.
Créditos
Proyecto coordinado por:
Prado Campos
José M. Sánchez
Dirección de Arte y Diseño UI:
Alessandro Marra
Infografías:
Pedro Jiménez
Desarrollo y maquetación:
Saúl Fernández
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