Emprendedores, activos y dinámicos: los séniors siguen dispuestos a comerse el mundo

No queda otra: hay que facilitar que los trabajadores a partir de los 55 años continúen en el mercado laboral. Por el bien de todos

Concretamente, el estudio se ha centrado en el sector de población que va de los 55 a los 70 años. Hablamos de más de ocho millones de personas, que suponen un número similar al de jóvenes entre 15 y 30 años de la población. Además, una de cada cinco personas activas en el mercado laboral en España son séniors.

Ese segmento de la población que permanece activa se encuentra, en realidad, sobre un terreno quebradizo. Los séniors no solo se ven especialmente expuestos a perder su empleo, sino que, si esto ocurre, les costará más encontrar otro. Tal y como recoge el Mapa del Talento Sénior 2021, elaborado por los profesores Rafael Puyol, Alfonso Jiménez e Iñaki Ortega, la cifra de población desempleada mayor de 55 años no ha dejado de crecer en la última década, coincidiendo con la crisis financiera de 2008. Es más, el paro sénior casi se ha triplicado desde el año 2008 en España. Además, el 43% de los parados sénior llevan más de dos años buscando empleo.

La evolución de la tasa de ocupación por grupos de edad también desvela que, aunque la tasa de ocupación se mantiene en niveles más o menos aceptables entre personas de 55 a 59 años, al cumplir los 60 se produce un descenso significativo. Pasada la edad de jubilación, trabajar se convierte en una actividad residual.

Esto no significa que esta generación, acostumbrada al esfuerzo, decida bajar los brazos. Al contrario: junto al importante aumento de los parados, el número de ocupados séniors ha crecido considerablemente desde 2008. Hasta 1,3 millones de personas más han decidido permanecer en el mercado laboral pese a todo. Eso sí, aunque hay más séniors ocupados en nuestro país, su volumen continúa siendo reducido: solo son algo más de 3,6 millones de personas y, como demuestra el gráfico anterior, tienden a concentrarse en el grupo de edad de entre 55 y 59 años (2,2 millones).

Todo esto no es más que el reflejo de una realidad: a partir de los 60 años, los españoles abandonan masivamente el mercado laboral. Y no todos lo hacen por voluntad propia.

El refugio del trabajo autónomo

La respuesta de muchos séniors ante un mercado laboral que tiende a ningunearles a partir de cierta edad es dejar de esperar por una contratación que no llega y tomar el toro por los cuernos. Para ellos, ha llegado la hora de seguir sacando partido por su cuenta a sus extensas redes de contactos, su experiencia y su determinación.

Como consecuencia, casi uno de cada tres autónomos españoles tiene más de 55 años. De hecho, tal y como expone el estudio, el trabajo autónomo en España aumenta a medida que la población ocupada cumple años. Así, uno de cada cuatro afiliados sénior a la Seguridad Social es autónomo, aunque en ciertos tramos de edad el porcentaje llega a superar el 50%.

Según el estudio de Fundación MAPFRE, ser autónomo se ha convertido en la opción mayoritaria para seguir activo en los últimos años de vida laboral. Una realidad que se hace patente si se echa un vistazo a la evolución que han experimentado la afiliación por cuenta propia desde el comienzo de la crisis de 2008: ser autónomo es el recurso al que acuden cada vez más trabajadores según van cumpliendo años.

Esta tendencia, en realidad, está muy relacionada con ese edadismo laboral, que se nota en las cifras de desempleo de los séniors y en el abandono temprano del mercado de trabajo. Estas personas necesitan emprender o trabajar por cuenta propia para poder seguir en activo. Tal y como explica el siguiente gráfico, es en los tramos de mayor edad en los que pesa más la necesidad de emprender y promover un negocio propio para poder seguir en activo.

Cómo superar el edadismo

En realidad, la situación de los trabajadores sénior, sobre todo los de más edad, no es sencilla. Entre los problemas que se encuentran, hay una serie de estereotipos que acaban por dar forma a una visión cada vez más negativa del envejecimiento. Si se jubilan, malo, porque pasan a consumir recursos de las arcas públicas. Si no se jubilan, peor, porque entorpecen la entrada de los más jóvenes a un mercado laboral complicado, aunque no haya grandes evidencias que prueben este extremo.

La consecuencia de todo esto es una tendencia a expulsarlos del mercado laboral que el país no se puede permitir. Tal y como recuerda el Mapa del Talento Sénior 2021, publicado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, ese edadismo que mantiene a los sénior fuera del mercado laboral supone una importante pérdida de oportunidades para la economía española en términos de riqueza. Tan importante como varios puntos del PIB, según distintos estudios internacionales.

Esto se debe, entre otras cuestiones, a la falta de aprovechamiento de la llamada silver economy o economía plateada, que tiene en este sector de la población su principal objetivo. Aunque España tiene una posición privilegiada para convertirse en un país de referencia en esta economía por cuestiones como la longevidad (somos el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida, por detrás de Japón) y el sistema sanitario, esta oportunidad se perderá si no se cuenta con los séniors para trabajar y también para aportar un nuevo punto de vista que permita romper con el edadismo.

Para superar esta situación, el informe recoge una serie de recomendaciones. Entre ellas, reformas que desincentiven la expulsión de los séniors del mercado laboral. Por ejemplo, hacer que las “segundas carreras” como autónomos de muchos séniors sean viables después de recibir un salario durante la mayoría o la totalidad de la vida laboral. Al mismo tiempo, considera que deben desincentivarse las prejubilaciones y la jubilación anticipada para promover en su lugar una jubilación activa que haga compatible el trabajo y la pensión.

Por su parte, sugiere a las empresas que contemplen el talento sénior como una oportunidad para acercarse a un segmento de población con un gran potencial. Y a los propios séniors, que tomen consciencia de que la nueva realidad demográfica, con menor natalidad y mayor esperanza de vida, hacer que sea inviable dejar el mercado de trabajo cuando aún se espera vivir más de 30 años.

Los séniors son un segmento de la población con mucho futuro por delante. Solo hay que permitirles desarrollarse y disfrutar de manera activa de una nueva etapa en sus vidas. Tal vez así los dibujos de los niños por el Día del Mayor se acerquen más a la realidad.