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FUNDACIÓN MAPFRE

Una supergalleta para luchar contra el “hambre oculta” de las familias españolas

Garantizan la mitad del aporte de vitaminas y minerales que una persona necesita al día: Fundación MAPFRE reparte de forma gratuita galletas nutricionales para suplir los déficits alimentarios de 25.000 familias

Laura Fortuño

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Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”. Es el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Sin embargo, y cada vez más, el hambre continúa amenazando la vida de millones de personas en todo el mundo, siendo los niños el colectivo más vulnerable.

Una dramática situación que se ha visto empeorada por la actual pandemia de coronavirus: «Ha habido un incremento tanto en el hambre objetiva como en la que llamamos hambre oculta, que significa que tienes comida todos los días, pero no puedes acceder a la variedad de comida necesaria para una buena nutrición, como ocurre en España», alerta Daniel Restrepo, director del Área de Acción Social de Fundación MAPFRE. 

Para ayudar a combatir este gravísimo problema, Fundación MAPFRE, junto con la Fundación Grupo Siro, acaban de repartir dos millones de galletas enriquecidas con vitaminas y minerales capaces de cubrir las deficiencias nutricionales de 25.000 familias. Unas supergalletas que quieren ayudar a paliar la malnutrición de los más pequeños y sus familias de nuestro país.

Un producto único en el mundo

Vitaminas A, B1, B2, B3, B5, B6, B12, C, D, E, ácido fólico, proteínas, calcio, hierro, magnesio, yodo y alto contenido en fibra. Todo en una misma galleta. Y por si fuera poco, para su elaboración se han empleado harinas integrales, aceite de girasol alto oleico y cantidades reducidas de sal y de azúcares por debajo del límite que establece la OMS. Como resultado, esta galleta nutricional ha obtenido una calificación de Nutriscore A, que indica que estamos ante un alimento muy saludable. 

“Es una galleta única en el mundo: garantiza que cualquier persona que la consuma va a obtener más del 50% de los nutrientes que se necesitan diariamente”.

Daniel Restrepo, director del Área Social de Fundación MAPFRE

Dos años de trabajo e investigación han permitido desarrollar un producto totalmente revolucionario: «Es una galleta única en el mundo. Por 30 céntimos de euro, que es lo que cuesta fabricar 100 gramos de galletas, se garantiza que cualquier persona que las consuma va a obtener más del 50% de los nutrientes que se necesitan diariamente», explica Daniel Restrepo. Y añade: «Y esto que parece sencillo es complicadísimo, porque hay que lograr un equilibrio entre consistencia, conservación y sabor de la galleta, y sobre todo, conseguir que con un coste tan bajo puedas ayudar a ese equilibrio nutricional. Los suplementos alimenticios que se comercializan en las farmacias tienen un coste elevadísimo. Si a eso le sumamos que está fabricada siguiendo unos estándares nutricionales para que no tenga otros productos que puedan ser perjudiciales, por ejemplo, azúcares añadidos o aceite de palma, queda demostrado que estamos ante un producto muy especial». 

Gracias a esta iniciativa del proyecto Sé Solidario de Fundación MAPFRE, en colaboración con la Fundación Grupo Siro, han sido repartido a 55 bancos de alimentos de todo el país, incluyendo Ceuta y Melilla, más de dos millones de estas galletas nutricionales para luchar contra la malnutrición, que ha crecido en todo el mundo como consecuencia de la pandemia. Aparte del reparto en España, se van a producir medio millón de galletas más para distribuir en entidades sociales de Portugal. En Guatemala, el cuarto país del mundo con mayor malnutrición y donde la Fundación Grupo Siro ya ha donado 40.000 kilos de galletas nutricionales, la entidad va a poner en marcha un ensayo clínico con menores de entre 3 y 6 años que valore la eficacia del producto y analice el impacto positivo en la salud de las personas. En Guatemala casi un 50% de niños menores de cinco años sufre un problema de malnutrición crónica: «La idea es continuar con el reparto de galletas. Empezamos por España y lo queremos escalar en Latinoamérica, donde tenemos 97 proyectos sociales en 25 países», cuenta Restrepo. “Estamos trabajando intensamente en la nutrición de niños, porque garantiza mejor salud y mayor posibilidad de desarrollo cerebral para realizar estudios, educación básica para que estos niños tengan la posibilidad de salir del círculo de la pobreza, y promoción de empleo para que puedan tener un proyecto de vida. Y todo esto mezclado con el valor de la solidaridad, que para nosotros es fundamental, y es lo que intentamos transmitir a la sociedad y a los colectivos con los que trabajamos», remacha.

Entre 720 y 811 millones de personas pasan hambre en el mundo 

30% de la población mundial (2.300 millones de personas) sufre hambre oculta 

El hambre oculta afecta al 24,3% de los menores de 5 años en Europa

21% de españoles vive en situación de pobreza

La labor imprescindible de los bancos de alimentos

Como consecuencia de la pandemia, ha aumentado la diversidad de los beneficiarios de los bancos de alimentos

Más de 64.000 galletas nutricionales han llegado hasta uno de esos 55 bancos de alimentos encargados de su distribución entre las familias que más lo necesiten, la Fundación Banco de Alimentos de Sevilla. Desde aquí luchan desde 1995, y junto a 291 entidades, contra el despilfarro de alimentos a través de la recuperación de excedentes alimentarios aptos para el consumo humano para cubrir las necesidades alimentarias de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad de la provincia. El año pasado, distribuyeron más de 7.000.000 de kilos de alimentos, de los cuales 3.500.000 kilos fueron alimentos frescos como frutas y verduras, la mayor parte de ellos recuperados. La entrega de estas galletas  enriquecidas con vitaminas y minerales es vital para seguir ayudando a los sevillanos. «Actualmente, estamos atendiendo a unas 48.000 personas de perfiles muy diversos, que demandan alimentos muy diferentes tanto en cuanto a tipología como a cantidad», explica su presidente, Agustín Vidal-Aragón.

La principal consecuencia de la pandemia, subraya, ha aumentado la diversidad de los beneficiarios de los bancos de alimentos. «Antes el perfil del beneficiario era el de una persona muy vulnerable y en situación de exclusión social. Sin embargo, actualmente son cada vez más jóvenes y familias con menores a cargo con trabajo –en situación precaria- los que solicitan nuestros recursos para poder cubrir sus necesidades mensuales y, a la misma vez, mantener la alimentación diaria de su núcleo familiar», cuenta Vidal-Aragón, que además quiere recordar algunos datos que aporta la encuesta de Condiciones de Vida del año 2020 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, como que el 13,5% de la población tiene retraso en los pagos de los gastos relacionados con su vivienda principal, el 10,9% no puede permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada, o bien, el 5,4% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

«Esta crisis provocada por la Covid19 sorprendió a la sociedad en general y, por supuesto, a nuestra fundación. En esos momentos experimentamos un aumento de las demandas de un 25%. Esta pandemia ha afectado a muchas familias jóvenes, cuya situación laboral era inestable o precaria,  ha afectado a muchas pequeñas o medianas empresas que no han sido capaces de afrontar los cierres y, sobre todo, ha afectado a colectivos que ya se encontraban en una situación de vulnerabilidad anteriormente», añade el presidente. 

Los preocupantes datos de la malnutrición

La pandemia ha empeorado una situación que ya era desoladora: alrededor de 650 millones de personas pasaban hambre en todo el mundo en el año 2019, según el Índice Global del Hambre que elabora cada año la ONG Ayuda en Acción. Pero la crisis del coronavirus ha sido capaz de complicar estas cifras: «En España existe un problema de malnutrición y en otros países la situación es muy distinta. En algunas zonas de Latinoamérica, por ejemplo, que te confinen significa que a lo mejor solo puedes comer patata una vez al día», explica Daniel Restrepo, director del Área de Acción Social de Fundación MAPFRE. 

Según el informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2021, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Unicef y la OMS, entre 720 y 811 millones de personas amanecen cada día en el mundo sin saber si podrán comer. «Esto supone el pico más alto de hambre que hemos encontrado, y se ha perdido todo lo recuperado hasta 2015», alerta Máximo Torero Cullen, economista jefe de la FAO. 

Una cifra que aumenta si además se tiene en cuenta no solo a aquellas personas con una alimentación insuficiente, sino también inadecuada: más de 2.300 millones de personas, es decir, el 30% de la población, y el 24,3% de la población menor de 5 años en Europa. En nuestro país, este problema también se ha agravado a raíz de la pandemia y se conoce con el término de “hambre oculta”, que según Unicef se refiere a la situación que viven las personas con un consumo adecuado de energía pero que no llegan a cubrir las necesidades de algunos micronutrientes como las vitaminas A y D, el hierro y el zinc. Según un reciente estudio del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), el Servicio de Investigación Agrícola del USDA (USDA-ARS) y RTI International (RTI), en Estados Unidos, el hambre crónica y oculta a nivel mundial aumentará la mortalidad y discapacidad en más de 30 millones en 2050. 

En España, alrededor de 250.000 familias necesitan ayuda para llenar la nevera y alimentarse, según datos del FEGA (Fondo Español de Garantía Agraria), perteneciente al Ministerio de Agricultura, y más de la quinta parte de la población vive en situación de pobreza (21%) según el Instituto Nacional de Estadística. Una alarmante situación que requiere una rápida respuesta por parte de las instituciones y que pone de manifiesto el carácter solidario de nuestro país: «Desde mi punto de vista y con la experiencia que yo tengo, diría que España es un país muy solidario», asegura Restrepo. Una idea en la que coincide Agustín Vidal-Aragón: «Durante esta pandemia se ha demostrado con creces la solidaridad tanto particular como del tejido empresarial. Lo que sí puedo asegurar es que la sociedad sevillana es muy solidaria. Desde el primer momento de esta situación, el Banco de Alimentos de Sevilla se vio sorprendido por un aluvión de donaciones tanto económicas como alimentarias. Desde aquí nuevamente aprovecho para realizar un agradecimiento a toda la sociedad».  

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