Alimentos de cercanía que contribuyen al bienestar local: la apuesta de Terracor y Caparrós Nature
Gracias al empeño de los pequeños productores, cada día es más fácil adquirir productos frescos y libres de químicos que fomentan la producción responsable, de cercanía o la gestión de los recursos de manera sostenible, entre otras cosas. Terracor y Caparrós Nature son dos ejemplos de ello, de ahí que hayan ganado el Premio BBVA a los Mejores Productores Sostenibles.
Volver a la producción de hace siglos supone toda una innovación porque, a pesar de que vivimos en la mayor superficie agraria dedicada al cultivo ecológico de Europa, la distancia que separa a nuestra sociedad actual del antiguo calendario agrícola es enorme. ¿Por qué consumimos naranjas o tomates llegados de países lejanos y fuera de época? Esta cuestión está reordenando las prioridades de los consumidores, también del campo, y aquellos valores asociados a la cercanía, a una mejor calidad y a un trato personalizado han ganado terreno en nuestra lista de la compra. Cada día es más fácil adquirir productos frescos y libres de químicos, entre otras cosas, gracias al empeño de pequeños productores que están dando una vuelta al tablero para ofrecer cultivos locales y en la temporada adecuada. Pero algunos de estos productores van más allá. Como Terracor y Caparrós Nature, dos empresas hortofrutícolas que contribuyen al bienestar local a través de iniciativas que potencian la producción responsable, la cercanía con el cliente o la gestión eficiente de los recursos hídricos de manera sostenible. Y por ello son dos de los ganadores del Premio BBVA a los Mejores Productores Sostenibles de 2021.
TERRACOR
Mallorca
Imagina atravesar los grandes campos de cultivos de una tierra fértil e increíblemente variada, pasear entre árboles frutales, detenerte a apreciar su fuerte y refrescante aroma y contemplar la feria de colores que ofrecen las frutas y verduras de temporada. Sorteas los distintos espacios sembrados y decides probar los frutos de la tierra, saborearlos para, posteriormente, recoger todo cuanto te apetece. Uvas, pimientos, calabazas, plantas aromáticas, lechugas, tomates… seleccionados en primera persona, recién recolectados y que, tras pasar por caja, acabarás disfrutando en la mesa de tu casa. Apetecible, ¿verdad? Pues en Mallorca esta sugerente experiencia es una realidad gracias a Terracor, una empresa familiar que produce alimentos hortofrutícolas de kilómetro 0. «Empezamos sin saber muy bien cómo nos iría y estamos encantados. Aquí la gente se empapa de lo que es la tierra y les contamos por qué hacemos las cosas de una determinada manera. Nos ha sorprendido muchísimo la cantidad de mallorquines que vienen», confiesa Marina Adrover, socia fundadora y responsable de comunicación de esta empresa balear.
Desde sus inicios, los cinco socios de Terracor decidieron mantener la esencia y tradición de Mallorca, aprovechando sus 300 hectáreas de cultivo para recuperar variedades autóctonas y producir alimentos de temporada que se consumieran únicamente en la isla. «Siempre hemos apostado por hacer las cosas como nuestros abuelos, que eran agricultores. Volver a los orígenes para producir de forma local y para nuestros locales. Así nuestra fruta puede madurar en el árbol, y no en una caja. Se va a la mesa del consumidor recién recolectada», sostiene Marina. Su relación con los clientes es tan estrecha que los ha llevado, por petición popular, a crear un proyecto de adopción de árboles. «La gente elige ‘su árbol’ y durante todo el año les vamos contando el trabajo que hacemos: poda, agua, los métodos agrarios para evitar plagas… Y, cuando llega el momento, pueden venir a recolectar la fruta».
«Apostamos por una producción local para que nuestra fruta pueda madurar en el árbol y no en una caja»
La elección de cultivos que han viajado menos de 100 km hasta llegar al plato ayuda a la mejora del medio ambiente porque ahorra transporte e intermediarios, el producto no sufre alteraciones, conserva sus propiedades, y además contribuye a preservar la economía local de pequeños productores de la zona en cuestión. Y es que en la cadena alimentaria todos tenemos un papel importante que desempeñar. Con el objetivo de concienciar al consumidor, hace un par de años los socios de Terracor decidieron acercar la cultura del campo mallorquín a través de Terragust, una iniciativa que aúna naturaleza y gastronomía en la zona de Manacor. «Hacemos tours por las diferentes fincas, en función de la temporada, para mostrar de dónde proceden los alimentos, cómo se trabajan, cuándo deben consumirse…». Y allí, en la misma tierra donde se cultivan los sabores de la cocina mediterránea, también ofrecen un menú elaborado con sus productos locales, cultivados con nuevas tecnologías, más sostenibles y mucho más saludables, que los de la gran producción industrial.
«En el campo la fruta no es como la ves en el supermercado, a veces la más fea es la que está más buena»
«En el campo la fruta no es como la ves en el supermercado, a veces la más fea es la que está más buena», comenta Marina. Los alimentos tampoco se salvan de los absurdos cánones de belleza, por este motivo una parte importante de las cosechas del sector agrario acaba siendo desechada. Piezas hortofrutícolas que, a simple vista, no tienen la forma, color o brillo perfectos, pero son perfectamente comestibles. Por eso, cada sábado los campos de Terracor reciben la visita de los voluntarios de la ONG Hope for Mallorca, que recolectan todas aquellas piezas que no cumplen las normas estéticos del mercado y las reparten entre personas que necesitan alimentos. «Nosotros creemos que debemos cuidar el planeta. No hay opción. Es que no hay otra opción que no sea ese camino. Tenemos que intentar hacer buenas prácticas agrícolas. Intentar y hacerlo porque mira lo que pasa en el Mar Menor… En nuestra cabeza no cabe otra manera de hacer las cosas». Un compromiso firme con la tierra que los ha llevado a trabajar en armonía con el medio ambiente. «Nuestros cultivos solo se tratan con sustancias que no violenten el suelo. Sembramos plantas auxiliares que atraen a los insectos para que controlen y desprenden nuestras posibles plagas. Optimizamos recursos, analizamos el suelo y en función de lo que necesite aplicamos un producto u otro… No hacemos ningún derroche», aclara Marina.
La sostenibilidad puede implicar un mayor esfuerzo, pero Marina defiende que la recompensa es mucho mayor. «Acaba siendo rentable pero también se trata de sentirte bien contigo mismo y con lo que estás haciendo. Por eso, estamos muy contentos de haber recibido el premio a Mejor Productor Sostenible. Nos anima a seguir, y a seguir haciendo las cosas bien. Además, es un plus para que el consumidor nos conozca. Estamos muy orgullosos de que una entidad como BBVA nos reconozca con un premio así».
CAPARRÓS NATURE
Almería
Fundada en 1984, Caparrós Nature nace como una empresa familiar con unos valores firmes: cercanía, esfuerzo, autenticidad y sostenibilidad. Treinta y cinco años después, consolidada en más de 15 países y con numerosos premios a sus espaldas, continúa manteniendo los mismos principios. «Creo que somos de las pocas empresas del sector hortofrutícola que ha creado una Fundación para que esos valores pervivan en el tiempo», confiesa Mabel Salinas, adjunta a dirección. La Fundación Pedro Caparrós es fruto de una trayectoria de casi 40 años dedicada al sector agroalimentario y de una filosofía que tiene como objeto colaborar con los suyos, los almerienses. «Para nosotros, después de todos estos años, ha llegado el momento de devolver a la sociedad una parte de lo que nos ha dado. Una fundación significa que pones parte de tu patrimonio a disposición de la sociedad, más allá de los herederos que vengan detrás. Eso también es ser sostenible», añade.
«En Almería conocemos las necesidades del agua y la importancia de su reutilización porque el futuro no está en buscar más, sino en hacer más con la que ya se tiene»
Bajo estas sólidas convicciones han creado una producción sostenible basada al cien por cien en un producto local y de cercanía. «Tenemos producción propia donde controlamos absolutamente todo el proceso, desde la plantación en nuestras fincas hasta el consumidor final. Y, por otro lado, tenemos producción con agricultores asociados, pero todos en la provincia de Almería. Nada de fuera». Para esta empresa la sostenibilidad no es una estrategia, si no la única manera de hacer las cosas. Desde la compañía realizan una importante apuesta en I+D, trabajando con las últimas técnicas de cultivo, como el sustrato de fibra de coco y el sistema NGS, una modalidad de cultivo basado en la hidroponía que se caracteriza por la ausencia de sustrato. «En Almería conocemos las necesidades del agua y la importancia de su reutilización. Nosotros cultivamos sobre un circuito cerrado que consiste en que el agua va pasando por una ruta a través de las raíces de las plantas una y otra vez mientras va cogiendo más nutrientes. El futuro no está en buscar más agua, sino en hacer más con la que ya se tiene», sostiene Mabel.
«Producir el mejor tomate cherry ecológico no te convierte en sostenible»
Una producción local y ecológica que se ve reflejada en la calidad de sus cultivos. Uno de los más aclamados es el cherry pera Lobello. «Es un tomate con un característico sabor dulce muy complicado de cultivar en producción totalmente sostenible. En ecológico da menos kilos, pero es cuestión de elegir la calidad por encima de todo». Además, tienen muy presente su compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la lucha contra el cambio climático, desarrollando su actividad de manera responsable. «Somos la primera empresa del sector certificados por AENOR como empresa saludable y la segunda empresa reconocida a nivel nacional como parte del Decálogo de Sostenibilidad del Ministerio de Agricultura en febrero de 2015. No vale decir que eres sostenible, tienes que demostrarlo con planes de igualdad, conciliación, cumplir legislación en materia social, etc. En definitiva, ser una empresa que va mucho más allá en cada pilar que sostiene la compañía porque producir el mejor tomate cherry ecológico no te convierte en sostenible».
Esos pilares se reflejan en un programa de inclusión laboral en el que forman a personas con discapacidad para la integración laboral. «Tenemos unos terrenos cerca del mar, en Almería, que estaban desaprovechados. Un día, paseando por allí con Pedro Caparrós, decidimos que teníamos que hacer algo. Así que nos pusimos en contacto con una asociación de discapacitados intelectuales de Almería y con la Fundación ONCE, y durante diez meses hemos estado formando a diez chicos y chicas con discapacidad intelectual en planes agrícolas. Ellos han transformado esas fincas por completo y ahora se llevan su título de técnico agrícola en ecológico con el que podrán trabajar en cualquier sitio porque están perfectamente formados. Estamos muy orgullosos de esta iniciativa que se llama ‘Laboratorio de inclusión’», confiesa Mabel.
Su enorme compromiso y apuesta por un modelo de negocio sostenible constituyen un elemento clave en la recuperación económica de España. Y así se lo reconoce este premio concedido por BBVA. «Ha sido una ilusión y un orgullo tremendo. Primero por quién lo concede, porque tenemos mucho respeto a la entidad… Y que los hermanos Roca se hayan fijado en nuestros productos es un reconocimiento a que nuestro trabajo va por buen camino, es un espaldarazo al trabajo diario. Y esto sirve también para concienciar al consumidor».