Los puntos de recarga son la pieza clave para la consolidación del vehículo electrificado
La industria del automóvil pide un mayor compromiso político con la implantación de una red de recarga pública que facilite la transición al vehículo sostenible
Colocarse entre los líderes en la implantación del vehículo electrificado es un objetivo esencial para España desde varios puntos de vista. En el marco de la celebración de la cumbre del clima de Glasgow, conocida como la COP26, la protección del medio ambiente es el primero que nos viene a la cabeza. También podemos pensar en el aumento de precio que están experimentando los combustibles, y que nadie sabe cuándo se frenará. Pero no debemos olvidarnos del peso que la automoción tiene en la industria española.
El sector automovilístico supone cerca del 11% del PIB nacional (la mitad de la industria española), da trabajo al 9% de la población activa y reúne nada menos que el 18% de las exportaciones totales de nuestro país. Esos datos son muy importantes de cara al empleo y la creación de riqueza, y a ellos debe España su posición como segundo mayor fabricante europeo de vehículos y octavo a nivel mundial. Pero mantener un lugar tan privilegiado no es fácil en un mundo en permanente cambio a causa del progreso que traen las telecomunicaciones, la transformación digital y la electrificación de los medios de transporte.
Un impulso necesario
La industria automovilística se muestra absolutamente comprometida con los objetivos de descarbonización, para los que el vehículo electrificado se presenta como el recambio necesario de los motores tradicionales. Aclaremos que los vehículos electrificados son los que funcionan con la electricidad proporcionada por una batería y también los híbridos enchufables.
Mientras en 2010 se produjeron en España 69 unidades del único modelo electrificado que se fabricaba entonces entre nuestras fronteras, en los primeros nueve meses de 2021 han salido de las plantas españolas 145.726 unidades, que superan la cifra total de 2020 y suponen el 9,2% del total de la producción de automóviles en España. Eso, a pesar de que en septiembre la producción se redujo un 32,2% respecto al mismo mes del año anterior debido a la crisis de desabastecimiento de microchips.
El tiempo, la aceptación por parte de los consumidores (aunque aún lenta en nuestro país) y el apoyo de los gobiernos en forma de subvenciones van de la mano de una industria que lleva más de una década trabajando en el desarrollo del vehículo electrificado. El sector no ha parado de innovar con una tecnología de futuro que sigue la senda de los compromisos medioambientales que ha asumido Europa y las exigencias que estos llevan asociadas en materia de reducción de emisiones.
De ahí que la transición hacia el vehículo electrificado se haya vivido como un paso natural en la industria, en una evolución que, de manera progresiva, irá ganando cuota de mercado y se convertirá en la primera opción de compra para los usuarios. Pero para consolidar esa tendencia, es necesario acompañar su desarrollo con la implantación de los servicios necesarios para su funcionamiento. Con ese objetivo, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), como representante del sector, ha tomado cartas en el asunto con una propuesta en la que busca la complicidad de la administración pública.
Baterías y puntos de recarga
La industria automovilística española ha dado grandes pasos en los últimos años en torno al vehículo electrificado. Las cadenas de montaje han experimentado cambios revolucionarios para adaptarse a la nueva realidad. Todo ello ha supuesto muchos millones de euros de inversiones, pero sigue habiendo dos asignaturas pendientes. Por un lado, la carencia de fábricas de baterías eléctricas, el componente fundamental para este medio de transporte limpio. Contar con fábricas propias supondría no sólo sumar un nuevo potencial exportador a la economía española, sino invertir recursos en investigación y desarrollo para mejorar el rendimiento y la duración de este componente.
España ha mejorado en 2,3 puntos su posicionamiento en el indicador global de electromovilidad
La otra gran carencia, no ya tanto de la industria como de las infraestructuras que deben darle soporte, son las redes de recarga, con menos de 11.900 puntos accesibles al público en nuestro país. Un dato que ralentiza, por sí solo, la implantación de este sistema de transporte sostenible. Y es ahí donde ANFAC ha puesto el principal foco para impulsar el vehículo electrificado en nuestro país, tras certificar, en su último barómetro de electromovilidad, que seguimos a la cola de Europa en el despliegue de infraestructuras de recarga de acceso público.
Según el barómetro, España ha mejorado en 2,3 puntos su posicionamiento en el indicador global de electromovilidad, pero ese aumento ha sido insuficiente al compararlo con la media europea, que se ha incrementado en 6,1 puntos y ha abierto aún más la brecha entre los 23,1 puntos de España y los 51,6 que marcan la frontera en la tabla.
Compromiso político necesario
Anfac calcula que la red de carreteras españolas deberá contar con al menos 45.000 puntos de recarga en diciembre de 2022, 110.000 en 2025 y 340.000 en 2030
A comienzos de este año, ANFAC puso en marcha un conjunto de 16 medidas para impulsar el desarrollo de infraestructuras de recarga en nuestro país y facilitar que los vehículos electrificados superen el aún tímido 0,3% del parque automovilístico español. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) estima que en 2030 se alcanzarán los cinco millones entre turismos, furgonetas, autobuses y motos en España. Sin embargo, los fabricantes opinan que para lograr este objetivo es necesario un mayor compromiso político con el despliegue de la red de recarga.
Para que los consumidores que van a comprar un turismo se decidan por el motor electrificado, ANFAC calcula que la red de carreteras españolas deberá contar con al menos 45.000 puntos de recarga en diciembre de 2022, 110.000 en diciembre de 2025 y 340.000 en diciembre de 2030. Estos deberían estar dotados de potencias iguales o superiores a los 350 kW para que el tiempo de recarga sea similar al repostaje tradicional de combustibles. De esta forma, se romperá una de las principales barreras a la implantación de estos vehículos, y el parque podrá crecer de forma natural y en paralelo a la fabricación de modelos nuevos y cada vez más competitivos en precio y prestaciones.
Interés estratégico nacional
Para acelerar la implantación de estas infraestructuras, la asociación de fabricantes propone que sean reconocidas como “interés estratégico nacional”. De esta forma, se podrían acelerar los trámites y los plazos ordinarios de trámites administrativos para la puesta en marcha de cada instalación. También plantea la concesión de subvenciones de forma temporal a las estaciones de servicio interurbanas que instalen puntos de recarga.
Por otro lado, ANFAC solicita la declaración de utilidad pública de la red, el incentivo de su despliegue en autopistas y autovías, la transparencia de las empresas distribuidoras y la simplificación del marco regulatorio. Los aparcamientos de los edificios también son objeto de su interés para la instalación de puntos de recarga. En el capítulo económico, propone ayudas a la construcción de estas infraestructuras, beneficios fiscales en el impuesto especial sobre electricidad, flexibilidad en los costes fijos de suministro y el compromiso inversor de las compañías eléctricas.
Para terminar, propone la creación de un registro de puntos de recarga públicos, la facilidad de pago para los usuarios, la transparencia de los costes en las facturas y un eficaz mantenimiento de la red que esperan que dote a nuestro país, al fin, de una infraestructura fundamental para lograr la descarbonización del parque automovilístico.
La importancia del tiempo de carga
Con estas medidas, ANFAC aspira a extender la red de recarga en nuestro país, dotándola además de las comodidades necesarias para convertir el vehículo electrificado en una verdadera alternativa. Y es que de los cerca de 11.900 puntos de recarga de acceso público que hay en la actualidad, 10.200 son de hasta 22 kW, en los que el tiempo de recarga mínimo es de tres horas. Otros 395 ofrecen entre 22 y 50 kW, con tiempos de carga superiores a una hora y veinte minutos. Entre 50 y 150 kW se pueden encontrar 1.183 instalaciones que reducen los tiempos a entre 27 y 40 minutos, aunque la realidad es que en esta franja el 96% son de 50 kW.
Tan sólo cuatro puntos de recarga en toda España ofrecen 150 kW, y sólo 66 cuentan con potencias competitivas en tiempo para reducir la recarga a entre diez y quince minutos. Tienen, concretamente, entre 350 y 400 kW, y la mayoría responden a proyectos de los propios fabricantes de automóviles, conocedores de que estas infraestructuras son fundamentales para implantar definitivamente el vehículo electrificado en el mercado.
Barreras a la implantación del vehículo electrificado
En definitiva, y con las cifras en la mano, ANFAC subraya el compromiso del sector y deduce que las principales barreras a la implantación del vehículo electrificado son el precio y la disponibilidad de uso. Frente a la primera, la industria automovilística está haciendo esfuerzos continuos para llevar al mercado una amplia variedad de modelos electrificados de todos los tipos, prestaciones y precios, de forma que se democratice su uso y deje de ser considerado un lujo.
Respecto a la disponibilidad de uso, la clave está en la red de puntos de recarga que reivindica para dar servicio a quienes decidan cambiar los combustibles fósiles por energía eléctrica. Unos puntos que deberían estar dotados de al menos 250 kW de potencia para lograr unos tiempos de recarga competitivos respecto a las motorizaciones tradicionales. Además, para su construcción, como se indica en las propuestas publicadas en enero, parece necesario reducir los trámites administrativos que, según la asociación, tienen paralizados muchos proyectos en la actualidad.
Reunión de Anfac con el gobierno
El gobierno ya ha empezado a dar los primeros pasos necesarios para poner solución a este problema. El pasado 30 de septiembre, después de reunirse con la directiva de ANFAC durante la celebración de la feria Automobile en Barcelona, el presidente, Pedro Sánchez, que acudió acompañado de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, anunció la puesta en marcha de una serie de medidas para impulsar la electrificación del mercado del automóvil.
Una de esas medidas es la creación de un órgano de seguimiento y gobernanza que servirá para coordinar y monitorizar el despliegue de infraestructuras de recarga eléctrica en España. Otra medida destacada, a la que el ejecutivo destinará 50 millones de euros, será un plan de impulso a la electrificación de las flotas de grandes empresas.
Pequeños pasos que deberán seguir sumando para lograr que España mantenga su peso en la fabricación de automóviles a nivel mundial y contribuya al cuidado del medio ambiente.