“Este trabajo me ha devuelto el ánimo”: la oportunidad que encontró Tibisay vendiendo colchones

Tibisay era empresaria en Venezuela y llegó a trabajar como interna en España. Hoy, ha reactivado su vida laboral gracias al programa #EmergenciaPorElEmpleo de Fundación Adecco y Endesa

“¡Ay, Sonia! ¡Pobre Sonia!”, exclama entre risas Tibisay, una venezolana de 46 años que trabaja como promotora de venta de colchones en la tienda de Conforama Iberia en Rivas-Vaciamadrid. Se refiere a Sonia Guerrero, la consultora de la Fundación Adecco que puso a Tibisay en contacto con la empresa que la contrató. “Yo creo que, desde que entré en contacto con Sonia, no hubo un día en que no le escribiera un e-mail. Le enviaba mi curriculum, le preguntaba si tenía una oportunidad para mí…”

Antes de contactar con Sonia, Tibisay se encontraba en una situación precaria. Había llegado a España con su marido y dos hijas desde Venezuela en 2018 y se estaban quedando prácticamente sin recursos. El estallido de la pandemia de la COVID-19 les puso las cosas aún más complicadas. Como ella, en España se registraron en 2020 casi 12,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social. Por su parte, el porcentaje de personas con carencia material severa pasó del 4,7% de 2019 al 7% en 2020, según datos del INE.

La pandemia ha cambiado la vida a millones de personas, una realidad que muestra toda su crudeza en el caso de las más vulnerables. Precisamente ellas son las principales beneficiarias de #EmergenciaPorElEmpleo, un programa desarrollado por la Fundación Adecco y apoyado por el Plan de Responsabilidad Pública contra el COVID-19 de Endesa, que ha aportado fondos para financiar el proyecto. Su objetivo consiste en acompañar, formar y ayudar a encontrar empleo a personas en esta situación. Personas que, como Tibisay, necesitan una oportunidad en un momento especialmente difícil.

“En Fundación Adecco trabajamos con personas vulnerables que tienen un difícil acceso al empleo. Al comienzo de la pandemia, surgieron oportunidades para empleos auxiliares en centros sanitarios. Nadie quería ir, pero nuestros candidatos sí acudieron. Dieron la cara, demostraron que podían trabajar. Son ellos quienes nos sacaron de esta”. Begoña Bravo es la coordinadora nacional del Área de Integración e Inclusión de Fundación Adecco. Recuerda así el germen del programa #EmergenciaPorElEmpleo, que surgió ante la intensificación de la situación de riesgo para estas personas vulnerables.

El programa ha recibido el apoyo del Plan de Responsabilidad Pública que Endesa puso en marcha ante la eclosión de la pandemia en marzo de 2020, dotado con 25 millones de euros. Tras una primera fase centrada en una respuesta inmediata a la emergencia sanitaria, el plan ha activado una segunda fase que tiene como objetivo la recuperación socioeconómica del país y la ayuda urgente a los más vulnerables.

Precisamente el empleo de estas personas es una de las carencias más importantes derivadas de la crisis provocada por la pandemia. Por esa razón, Endesa ha dotado de fondos al programa #EmergenciaPorElEmpleo de Fundación Adecco, que fomenta la empleabilidad de las personas vulnerables desde un punto de vista integral. Hasta mediados de octubre, el programa desarrollado ha atendido a un total de 692 personas. Entre ellas se encontraban víctimas de violencia de género, miembros de familias monoparentales, mayores de 45 años y personas en riesgo de exclusión social.

Por grupos de edad, el más numeroso es el de 46 a 55 años, un colectivo especialmente perjudicado ante los EREs. Y casi siete de cada diez eran mujeres. “Ellas suelen trabajar en sectores más afectados por la pandemia, como la hostelería o los servicios. Además, asumieron en mayor medida las consecuencias del cierre de las escuelas y el cuidado de personas enfermas”, puntualiza Begoña Bravo.

Empezar de cero

También Tibisay tuvo más problemas para encontrar un empleo que su marido. Él fue el primero en empezar a trabajar y lo hizo en un supermercado. Sin embargo ella, que en Venezuela gestionaba su propia empresa y contaba con un potente perfil comercial que incluía experiencia en solución de conflictos, tardó meses en hacerlo y solo en posiciones que poco tenían que ver con su capacitación. No solo eso: aunque ambos pensaban que, al disponer de ciertos recursos económicos, les resultaría más fácil empezar de cero, descubrieron que alquilar un piso era complicado sin tener una nómina ni un permiso de residencia. Finalmente, gracias una carta que les facilitó la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), lograron alquilar una vivienda y emprender su nueva vida.

“Sé que no puedo llegar a este país y esperar que me entreguen la gerencia del Banco de España, pero no pensé que me fuese a costar tanto arrancar. Imaginé que, como mínimo, encontraría un trabajo de atención al cliente. Pero no conseguía quien me diera aquí una oportunidad. Trabajé de interna, porque cuando la necesidad apremia no queda otra. La familia era estupenda, pero fueron los cuatro meses más largos de mi vida. Después comencé a trabajar en limpieza de portales, pero todo se hacía de manera irregular”, recuerda Tibisay.

Como su marido había encontrado su empleo a través de Adecco, Tibisay se puso en contacto con la empresa —en sus propias palabras, “les mortificaba cada día pidiéndoles una oportunidad”—, que finalmente la derivó a la Fundación Adecco y a su programa #EmergenciaPorElEmpleo.

Un itinerario a medida

Las personas que, como Tibisay, acceden a #EmergenciaPorElEmpleo recorren un camino que, con esfuerzo y un poco de fortuna, las llevará a conseguir un contrato laboral. Una vez que entran en contacto con la Fundación Adecco, pasan por una fase de acogida en el programa que incluye una entrevista inicial y un informe de vulnerabilidad. A partir de ahí, se diseña un itinerario de empleo adaptado a su caso, que incluye orientación sobre objetivos profesionales, curriculum vitae, procesos de selección y autonomía, así como cursos de formación. “Lo que más me gustó de mi consultora en Fundación Adecco es que me preguntó qué quería hacer, qué sabía hacer, qué me veía haciendo, cuáles eran mis fuertes, mis capacidades…”, recuerda Tibisay.

Los contratos son muy valiosos para reactivar el curriculum vitae y, sobre todo, la autoestima de los candidatos

Begoña Bravo, coordinadora nacional del Área de Integración e Inclusión de Fundación Adecco

Tras estas fases iniciales llega la labor de intermediación, durante la cual Fundación Adecco realiza una prospección de oportunidades laborales y propone a los candidatos a empresas en las que podrían encajar, además de ayudarles a preparar la entrevista de trabajo. Si consiguen el empleo, una unidad de apoyo a la inclusión les realiza un seguimiento y les ayuda a integrarse en el entorno laboral e incluso a formarse para aspirar a puestos de mayor cualificación.

Tibisay recibió en su itinerario formación en distintos ámbitos donde había posibilidades de encontrar un trabajo. “Como en un principio no tenía dónde ubicarme, Sonia me consiguió algunos cursos: de gestión de almacén, de gestión de stocks, de picking, de carretillera… de todo tipo”, explica. Hasta que, hace unos meses, la convocaron a una entrevista para optar a un puesto como promotora de descanso. Era un trabajo de cara al público que se acercaba a su perfil profesional. Tras la entrevista, “apenas había llegado al metro cuando me llamaron para decirme que el trabajo era mío. ¡Estaba tan feliz que me puse a saltar en el metro!”, recuerda Tibisay.

Mucho más que un salario

La reactivación laboral de personas en riesgo de exclusión va más allá de lograr un medio de vida. “Muchos de los contratos que se consiguen a través de #EmergenciaPorElEmpleo son temporales. Sin embargo, son muy valiosos para reactivar el curriculum vitae y, sobre todo, la autoestima de los candidatos”, destaca Begoña Bravo. Así ha sido en el caso de Tibisay. “Lo mío es el trato con el público. Este trabajo me ha dado ganas de nuevo para seguir, me ha devuelto el ánimo. Este es el primer paso que doy, pero soy muy ambiciosa y sé que puedo dar más”.

Hoy, esta empresaria y gerente comercial de Maracaibo se levanta cada día en Madrid, se arregla y acude a su puesto de trabajo como promotora de colchones. “Nosotros nos fuimos de Venezuela por la inseguridad, teníamos nuestra propia empresa y nos estaban extorsionando. España para mí ha sido tierra bendita, sobre todo si comparamos nuestra situación con la de otros paisanos que decidieron migrar a otros países. Aquí hemos encontrado oportunidades”, finaliza Tibisay.