De las lágrimas de la primera función a la normalidad, así ha vuelto el teatro a la vida

La actividad escénica vuelve a la vida paulatinamente gracias a las medidas de seguridad, la reactivación de los espectáculos, el apoyo del público y de las instituciones privadas y la visibilidad de los profesionales de un sector tocado por la pandemia

«Siempre emociona hacer teatro. Siempre a pesar de las dificultades», asegura rotundo el actor Fran Perea. «Fue muy emocionante pensar que no sabíamos cómo íbamos a seguir, pero que estábamos ahí. Las lagrimas que nos cayeron a todos eran, por un lado, de agradecimiento y, por otro, por la gente que se ha quedado en el camino”, recuerda la diseñadora de iluminación Lola Barroso sobre su primera función tras el parón provocado por el coronavirus. Fue el 26 de agosto con La mujer de negro, en el Teatro Muñoz Seca. Y, añade, el aforo reducido, las mascarillas y las medidas de seguridad no pudieron restarle emotividad a un momento que siempre recordará porque, resume, «la gente que se dedica al teatro vive por y para el teatro». La pandemia de la Covid-19 paralizó la actividad escénica en marzo del año pasado, arrojando más inestabilidad a una industria ya de por sí tocada. Tras un parón de seis meses de media, los teatros han vuelto a la vida, primero con restricciones de aforo y ahora a pleno rendimiento, para demostrarnos, una vez más, que la cultura es segura y que “cuando el teatro es necesario, no hay nada más necesario”, como afirmó el maestro Peter Brook.

Precisamente #Vuelvealavida es la iniciativa que han puesto en marcha Endesa e ymás para ayudar a reactivar la actividad escénica, movilizando e ilusionando al público para que vuelva a encontrarse con la cultura, un sector que durante la pandemia se ha revalorizado gracias al papel vital que ha jugado para el bienestar de la sociedad. Porque volver al teatro, al cine o a un concierto, en definitiva, supone volver a conectar con nuestra esencia, con nuestras emociones y a reactivar nuestra energía. “Desde Endesa queremos estar al lado de la sociedad civil y eso significa estar al lado de la cultura y, en este caso, al lado del teatro», destaca Ignacio Jiménez Soler, director general de Comunicación de Endesa. Un apoyo esencial justo en una etapa de reactivación para el sector, pero también para la sociedad, pues «necesitamos precisamente eso que el mundo de la escena nos da, la alegría y la esperanza de que podemos volver a ser lo que fuimos. En definitiva, no solo queremos colaborar con una actividad, sino con el propósito que hay detrás de ella. Y no hay un propósito más necesario ahora mismo que el teatro, que es el relato de la vida misma», agrega.

En este sentido, la iniciativa #Vuelvealavida, además de difundir y publicitar más de medio centenar de estrenos y actividades culturales, también persigue que el público pueda conocer de primera mano cuáles son sus entresijos. De este modo, Endesa e ymás, que es una iniciativa promovida por 80 actores, directores y productores del mundo de la cultura entre los que destacan Antonio Resines o Úrsula Corberó, han creado experiencias culturales que han ido desde una función especial en el madrileño Teatro Amaya para los sanitarios en agradecimiento a su trabajo durante la pandemia hasta invitar a espectadores a estrenos, preestrenos y ensayos generales, a conocer a autores, músicos, directores o actores, ver qué se cuece en el backstage y, en definitiva, vivir de primera mano y desde dentro la cultura. 

“El objetivo es comunicar el mundo de la cultura con las empresas. Hacerlo más grande y darles acceso a esa parte desconocida como son los rodajes, el backstage o la creación artística. Nosotros somos capaces de producir casi en cualquier circunstancia, pero competimos en un mundo en el que la promoción es muy difícil. Por eso, le pedimos a Endesa que aporte su energía, es decir su capacidad para llegar a la sociedad para contar que existe la cultura”, explica Cote Soler, productor y CEO de ymás.

Una alianza que, al fin y al cabo, busca que el público vuelva a la vida cultural pero también que el sector retome su actividad y, por tanto, su propia vida. A la par, esta iniciativa quiere insuflar a la reactivación optimismo, ese de ver los patios de butacas llenos y una creciente oferta, y restarle incertidumbre, esa que ha dejado tras de sí la pandemia con importantes pérdidas de público, ingresos y puestos de trabajo. En concreto, en España, en el año 2019, más de 710.000 personas (el 3,6% de la población activa) trabajaba en la cultura y en 2020 solo el 32% de los trabajadores volvieron a sus puestos.

«Percibo la reactivación de la actividad teatral como una oleada que viene con mucha fuerza. La pandemia ha sido una losa que nos ha pillado a todos desprevenidos y que nos ha hecho poner el freno a algo que es inherente al ser humano, que es la expresión, la comunicación y la cercanía con el otro. Una vez que, por el momento y con todas las cautelas, hemos salido de la cueva, estamos celebrándolo y volviendo a la libertad de expresión, de relacionarnos con el otro, de compartir espacios, emociones e historias que durante un tiempo se vieron restringidas a cuatro paredes. Yo lo veo como un momento de explosión, de celebración, de alegría y de vuelta a la comunicación con los demás», afirma la dramaturga Irma Correa, ganadora del Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación 2008 por Desde lo invisible y que está ahora mismo con Ulloa, de La Joven, en gira y preparando Los nocturnos, que dirigirá Magüi Mira en el madrileño Teatro Español.

Aun así, afirma, lo que no se pueden perder de vista son los efectos colaterales de esa ola que ha supuesto la pandemia en los profesionales de las artes escénicas. «Hay menos dinero y una situación más precaria, es una realidad común a muchos sectores, pero creo que esta crisis también tiene efectos positivos en el sentido creativo porque despierta el espíritu de supervivencia, de crear, escribir, danzar…  El arte es como el agua que siempre encuentra una grieta para salir. El arte siempre busca la forma de manifestarse. Siempre. Pero es cierto que vivo este momento con un poco de contradicción: un momento difícil pero, a la vez, esplendoroso porque tenemos sed de crear y de ver creaciones».

«En los últimos meses, la reactivación está siendo paulatina y teniendo buenos niveles, pero en las últimas semanas se ha ralentizado bastante con las noticias del aumento de contagios que nos llegan de Europa. Lo que se ha demostrado es que los espacios culturales son seguros y no hay contagios por covid porque tenemos todos los protocolos sanitarios (uso de mascarilla, gel hidroalcohólico, entrada y salida escalonada…). La clave está en la vacunación y en la utilización de la mascarilla», asegura Jesús Cimarro, presidente de la Academia de Artes Escénicas de España y director de la productora Pentación Espectáculos.

«Creo que está ocurriendo algo parecido a lo que vivimos con la crisis de 2008: se quiere volver a la normalidad, pero con presupuestos bastante inferiores. Esta reactivación nos está costando a todos económicamente porque hay trabajo pero menos dinero», señala en este sentido la escenógrafa Elisa Sanz, que en enero estrena Silencio, el nuevo monólogo de Juan Mayorga que protagoniza Blanca Portillo en el Teatro Español y en febrero hará lo propio con Loop, el nuevo espectáculo de Aracaladanza en los Teatros del Canal. «Lo que más me preocupa es la precariedad, que ya de por sí siempre se ha dado en nuestra profesión y se está generando más todavía», agrega Lola Barroso, ganadora de un Premio Max a Mejor Diseño de Iluminación en 2018 por Furiosa Escandinavia, que acaba de estrena Aladdin, el musical en el Teatro Maravillas y está inmersa en el nuevo proyecto de Yllana para 2022.

Colaboración y patrocinio

Todos coinciden en la importancia de la colaboración privada para apuntalar un sector del que se dice siempre ha estado en crisis, pero ahora mira con pocas certezas al futuro. «Espero que esta pandemia nos permita seguir creciendo y que no haya más cierres de teatros porque eso sería un palo enorme, sobre todo para el sector privado. Para que el sector cultural tenga buena salud necesitamos tener fondos y la posibilidad de amortizar los proyectos. Acciones como las de ymás o la implicación de las empresas privadas a través de incentivos fiscales, y por supuesto que las instituciones públicas sigan apoyando, son fundamentales porque somos un sector que está muy dañado y ahora necesitamos la ayuda de todo el mundo», reflexiona Fran Perea, inmerso en el rodaje de la película De perdidos a Río, de Joaquín Mazón, y en la gira de El ciclista utópico (12 diciembre en Majadahonda).

Retomar el Estatuto del Artista, bajar el IVA cultural, crear una nueva fiscalidad para la cultura y adaptar la ley de contratos culturales son los principales puntos que destaca Jesús Cimarro para que el sector pueda salir reforzar de esta crisis. También pone el acento en la importancia de las ayudas europeas. «Son muy importantes para poner a las compañías y a los teatros en el siglo XXI», subraya. Del mismo modo, garantiza, la colaboración con la iniciativa privada, tanto a través del patrocinio cultural como de los incentivos fiscales, debe ser una realidad en el mundo cultural. «Que vean que invertir en cultura es positivo y les da prestigio. Los que nos dedicamos a la gestión cultural queremos que la iniciativa privada esté presente en la cultura». Las empresas, añade Perea, «necesitan de la cultura. A través de la cultura pueden aprender, educar, mostrar otras realidades».

Por eso, iniciativas como la puesta en marcha por Endesa con #Vuelvealavida son «una ayuda importante para la promoción de los espectáculos», afirman. Y también para visibilizar al sector más allá de actores y directores. «Poner voz a todo lo que rodea a una obra, más allá del actor famoso o del director, me parece genial porque es hacer que se reconozca y se vea que hay otras profesiones», añade Lola Barroso. Por eso, remacha, algo que deben fomentar instituciones públicas y privadas es la formación. «Hay que invertir en visibilidad a la profesión. Cuanta más visibilidad y más alcemos la voz, más posibilidades hay de dignificar estos oficios y de que se les dé cabida a nivel académico y profesional».

Pero para los profesionales de la cultura también hay un cambio de mentalidad esencial para la reactivación y el futuro. «La cultura no solo se sostiene con dinero. Se sostiene con difusión, con espacios, con profesionales cualificados, formados y motivados. Al fin y al cabo, hablamos de una industria. Hay que empezar a mirar al teatro y a la cultura como algo que forma parte de nuestra identidad, no como un favor», afirma Irma Correa.

«La cultura es algo bueno, interesante. Merece la pena seguir saliendo una vez a la semana, cada 15 días o al mes a compartir un evento cultural con otras personas. Está muy bien quedarse en casa viendo una serie, pero también es necesario salir a la calle, relacionarse y vivir una experiencia común en un teatro, en un museo, un cine o una sala de conciertos», concluye Fran Perea. Por eso, sigue siendo necesario dejando claro que la cultura es segura y también esencial para cuerpo y alma. Porque, como decía Arthur Miller, «el teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma”.