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Acción social

Tortuga mediterránea, mejillones cebra y alondra ricotí, así se recuperan (y controlan) las especies más amenazadas

Biodiversidad y energía se unen en las plantas renovables de Endesa para garantizar la conservación de la flora y la fauna autóctona

Prado Campos

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Biodiversidad y energía se unen en las plantas renovables de Endesa para garantizar la conservación de la flora y la fauna autóctona

María Cáceres

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Su origen se remonta al Neolítico. La mitología griega ya recogía que Hermes fabricó su lira con su caparazón y en Pompeya eran animales de compañía habituales. La historia de la tortuga mediterránea (Testudo hermanni) es casi tan antigua como la del mundo, pero hoy, en pleno siglo XXI, está en peligro de extinción. En España, Cataluña es el único territorio donde se encuentran poblaciones naturales de forma muy dispersa y con problemas para su reproducción. “Esta especie cuenta con más ejemplares en cautividad que en libertad. Mucha gente las tiene en patios cerrados y las alimenta y cuida para su reproducción. Así que cuando se liberaban en un entorno al aire libre, acostumbradas a comer y estar a cobijo… las cosas no salían bien. El resultado era la dispersión. No conseguían crear un núcleo reproductor”, explica Jesús Almarza es el Director Técnico de Trenca, una asociación que lucha por la defensa y la conservación de la fauna, especialmente en la comarca de Les Garrigues (Lleida).

Para conseguir afianzar la población de tortuga mediterránea en la zona, la mejor forma es crear una colonia en semilibertad en unas fincas de 20 hectáreas en Valle Mayor de Bovera que garantiza su protección de otros depredadores y su vida en libertad con un seguimiento pormenorizado. Ese es el proyecto en el que están trabajando conjuntamente Trenca y Endesa para reintroducirlas en el embalse de Flix. La suelta de ejemplares, con un chip en el caparazón que permite identificarlas y ayudarlas a volver a su hábitat, se lleva realizando desde 2016 (el pasado mes de octubre se realizó la última con la liberación de 31 ejemplares, que se suman a los 142 liberados en años anteriores y a los nacidos en el núcleo reproductor) con una supervivencia mínima del 40%. “Nuestro desafío es trabajar para que esta especie no se extinga. Luchar por la recuperación de la fauna no es algo nuevo para nosotros. Es nuestra razón de ser”, aseguran desde Endesa.

Lo mismo pasa, por ejemplo, con la alondra ricotí o de Dupont (Chersophilus duponti), una pequeña ave esteparia tan particular que prefiere caminar a volar y que debe su nombre a la onomatopeya empleada por los pastores para aludir a su canto. Es una de las aves más amenazadas de España y Europa. En concreto, está catalogada como una especie vulnerable y en serio riesgo de peligro de extinción según el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en el Catálogo Español de Especies Amenazadas que elabora el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. En nuestro continente, solo se pueden encontrar ejemplares en la Península Ibérica, en concreto en la Meseta, en el Sistema Ibérico, en la depresión del Ebro y en el sureste. Para ayudar a su protección y conservación, Endesa lleva a cabo proyectos en sus plantas eólicas de Oriche (Teruel), Peña II y Picazo (Guadalajara), gracias a la generación de hábitats de 20 hectáreas para su conservación.

Para conseguir afianzar la población de tortuga mediterránea en la zona, la mejor forma es crear una colonia en semilibertad

Estos son solo dos ejemplos de los beneficios que tiene aliar la conservación de la biodiversidad con la energía renovable. Endesa cuenta con 280 instalaciones renovables (solares, eólicas e hidroeléctricas) repartidas por todo el país que, además de producir energía limpia, se han convertido en un refugio para la flora y la fauna de nuestro país con una máxima: compartir y no competir por el uso del suelo. “Endesa se encuentra inmersa en un proceso de descarbonización que tiene como eje principal la sustitución de la generación a través de energías fósiles, por el desarrollo de nueva capacidad renovable. Pero este desarrollo lo llevamos a cabo a conciencia, siempre de la mano de las personas en los entornos donde construimos y con la biodiversidad como eje común que nos permite integrar la protección de nuestro medio ambiente”, afirma director general de Generación de Endesa, Rafael González.

Esta alianza permite proyectos únicos como los de conservación de especies amenazadas como la tortuga mediterránea y la alondra ricotí, cuyas poblaciones se suelen ver mermadas considerablemente por la intensificación de las explotaciones agrícolas, el abandono de las tierras o la urbanización. De este modo, la compañía energética posibilita la convivencia de sus proyectos renovables con la conservación de los hábitats naturales y la implicación de las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales. Es el caso, por ejemplo, de la planta solar de Totana (Murcia) donde los paneles fotovoltaicos conviven con un corredor ecológico donde se cultivan especies hortícolas autóctonas como pimiento rojo, brócoli, alcachofa, tomillo y pitaya, anidan más de 25 especies de aves, se han instalado nidos y posaderos de rapaces que sirven para controlar plagas y las ovejas pastan a sus anchas convirtiéndose, a la vez, en la manera más natural y limpia para desbrozar el terreno.

“Son los ayudantes perfectos para mantener la hierba a rajatabla en el huerto solar. Y, además, es lo más ecológico y lo que menos daña el medioambiente. Es la combinación perfecta porque aprovechamos los recursos que nos da la tierra: el sol por un lado y, por otro, hacemos una limpieza natural”, explica el pastor Juan Pedro Serrano. Y remacha contundente mientras dirige a sus ovejas (tiene alrededor de 700 cabezas) entre los paneles fotovoltaicos: “Hay que darse cuenta de los beneficios que tienen para todos las renovables. Por eso, hay que empezar ya. Mañana es tarde”.

En cifras

Energía para la conservación

Galicia, Castilla y León, Aragón, Cataluña, Murcia, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía e Islas Canarias, son las comunidades autónomas en las que Endesa ha desplegado su actividad de protección de la biodiversidad, acciones que se seguirán extendiendo por las 280 instalaciones renovables que la compañía tiene en toda España. Unas plantas que producen energía limpia y, desde hace un siglo en algunos casos, se han convertido también en un refugio para la biodiversidad.

En la planta eólica de Montilla (Cuenca) se dedican 20 hectáreas para favorecer el desarrollo de otra especie amenazada como el sisón común (Tetrax tetrax), un ave con la máxima protección según el Convenio sobre Conservación de Especies Silvestres Migratorias que ha visto su población reducir al 50% en los últimos 10 años. La planta solar de La Vega 1 y La Vega 2 de Málaga también cuenta con medidas agroambientales en una superficie de unas 60 hectáreas para el desarrollo de aves esteparias, algunas de ellas en peligro de extinción. Asimismo en esta instalación se están llevando a cabo técnicas de hacking para el desarrollo de una especie también vulnerable como es el cernícalo primilla (Falco naumanni), más conocido por ser el más pequeño de los halcones. Esta medida no solo se está implantado en la planta solar, sino también en la cercana plana eólica de Los Arcos, donde Endesa también está marcando con transmisores GPS 5 ejemplares de aguilucho cenizo (Circus pygargus), otra especie muy vulnerable, y está llevando a cabo medidas agroambientales en favor de esta especie en una superficie de cerca de 62 hectáreas. En la planta solar de Valdecaballeros (Badajoz) también se ha creado una infraestructura para la cría campestre del aguilucho cenizo, al igual que ocurre con el Milano Real (Milvus milvus), en peligro de extinción. En concreto, en el parque eólico de Los Gigantes (Teruel y Zaragoza) se está realizando, en colaboración con AMUS, un estudio para su reintroducción gracias a la liberación de varios de estos ejemplares en el entorno de los parques naturales de la zona.

Endesa también trabaja en otros proyectos de control de poblaciones de especies invasoras como el mejillón cebra (Dreissena polymorpha), considerado una plaga porque, gracias a su magnífica resistencia, es capaz de colonizar grandes superficies afectando al hábitat de otras especies pero también a estructuras hidráulicas y conducciones. Para analizar su actividad y controlar su reproducción, Endesa cuenta con varios proyectos en centrales hidroeléctricas como las de de Tajo de la Encantada, Gobantes, Iznájar y Jauja (Andalucía), donde se llevan a cabo actuaciones de limpieza y retirada en rejas y tomas a instalaciones, o en el entorno de los embalses de Endesa en Cataluña, donde se están realizando estudios específicos para su control con el fin de posibilitar la protección del medio ambiente en estos entornos.

Los murciélagos, además de ser animales que evitan la proliferación de insectos, son considerados bioindicadores del estado de nuestros diferentes ecosistemas. Sin embargo, a pesar de su importancia, desde hace años este mamífero está en declive. Algo muy curioso es que las galerías de las centrales hidroeléctricas, gracias a la combinación de humedad, tranquilidad y sus temperaturas suaves, son un hábitat propicio para estos quirópteros. Por ello, el Proyecto Endesabats, desarrollado junto al Laboratorio de Biodiversidad y Conservación Animal del Centre Tencològic Forestal de Catalunya, recopila datos que están permitiendo adecuar las instalaciones hidráulicas, instalando casas para murciélagos, para favorecer a las colonias de murciélagos, dándoles refugio y ayudándoles a realizar su ciclo de vida y, a la par, estudiando su comportamiento para controlar la población y su estado de salud.

Sorpresas únicas y naturales

Pero esta fructífera unión de energía y biodiversidad no solo se centra en especies animales. La Centaurea ultreiae es una flor similar a una margarita única en el mundo. Su singularidad no solo se la da su belleza sino a su vulnerabilidad, ya que solo crece, que se sepa porque los primeros ejemplares se descubrieron en 1987, en las laderas del Monte Castelo, entre las localidades gallegas de Coristanco, Santa Comba y Tordoia. En concreto, se descubrieron algunas decenas de ejemplares en el parque eólico de Castelo (Coristanco y Tordoia, La Coruña). Gracias a un proyecto de mejora de la biodiversidad de Enel Green Power España, se acotaron en el parque cinco zonas de unos 2.200 metros cuadrados en total para favorecer, gracias a un desbrozado especial para eliminar la vegetación que ahoga a esta planta, su desarrollo y expansión favoreciendo así su reproducción e incluso la aparición de una nueva variedad.

Otro buen ejemplo es el de las plantas fotovoltaicas de Las Corchas y Los Naranjos(Carmona, Sevilla), ejemplo de la llamada energía agrivoltaica. En esta planta, donde además conviven las ovejas que realizan el desbroce natural del terreno, se ha creado un corredor para cultivar plantas aromáticas como romero, lavanda, orégano y tomillo que sirven a las abejas que viven en 30 colmenas dentro del parque para realizar su actividad polinizadora. “Consiste en el cultivo ecológico, sin herbicidas ni otros productos químicos, de plantas aromáticas en los pasillos que hay entre los paneles solares para poner el espacio a disposición de un apicultor de la comarca. Se trata de un lugar propicio para la apis mellifera -abeja europea- de la zona, tanto por la floración que ya está presente en el entorno como por la introducción de plantas aromáticas, como el orégano o la lavanda. Ofrecemos así un hábitat protegido para la especie”, explica Daniel Romero, responsable de Sostenibilidad (CSV) de las plantas fotovoltaicas de Carmona.

Como resultado, la “miel solar” que se produce en esta instalación abastece a las monjas del convento de Carmona para elaborar sus dulces artesanos. Todo ello gestionado por Juan Ignacio López, apicultor al frente de Loramiel, una empresa de apicultura con sede en Lora del Río (Sevilla) seleccionada para llevar a cabo el proyecto de miel solar junto a Endesa. Es quien mejor define las ventajas que tiene sumar esfuerzos para conservar la naturaleza y las profesiones asociadas al campo alineados con la necesidad de generar energías limpias. “Las grandes compañías como Endesa saben que el futuro pasa por cuidar la naturaleza, por ayudar a la madre tierra. Ellos aprovechan la energía y, gracias a proyectos como este de Carmona, el sector primario le da una utilidad a la tierra. Así se demuestra que son compatibles las nuevas tecnologías y los modos de vida tradicionales”, resume.