Creo mi primera dirección de correo electrónico y raro es el día que no recibo un e-mail de Clara hablando de sus planes con Manuel, el chico que conoció hace dos años en un autobús. Fueron los bajos precios de InfoVía (iguales a los de una llamada local) los que hicieron que la red de Telefónica revolucionara de nuevo las telecomunicaciones en nuestro país.

Al año siguiente llega la boda de Clara y Manuel. Durante su luna de miel usan sus teléfonos móviles sin preocuparse por la factura, ya que se llevan con ellos sus tarjetas prepago recargadas, un sistema que llegó por primera vez a España en 1996 de la mano de MoviStar.

Si alguien nos dice que en el año 2000 falta muy poco para hablar por teléfono viéndonos las caras, consultar las redes sociales o intercambiar mails sin utilizar cables, nos hubiera sonado a ciencia ficción. Pero fue cuando se concedieron las licencias para la transmisión de voz y datos de telefonía móvil mediante un servicio universal de telecomunicaciones móviles (UMTS).

La hija de Clara y Manuel habla por los codos y me llama por teléfono todas las tardes para contarme cosas del cole. Telefónica sigue revolucionando el sector de las telecomunicaciones: esta vez integra teléfono e Internet en una única oferta, así que mis amigos están tranquilos porque saben que pagarán lo mismo cada mes, por mucho que duren las llamadas.

A Clara y a mí nos da por los videojuegos. Nos acaban de instalar la fibra óptica de Teléfonica y jugamos en línea con gente de todo el mundo mientras subimos archivos del trabajo a la nube, porque ser gamers no está reñido con nuestra profesionalidad, y sobre todo porque una velocidad de bajada de 30 Mbps da para mucho.

Clara y Manuel han aprendido a ser prácticos: cocinan los domingos para toda la semana, se compran un robot aspirador y, por primera vez, unifican en una sola factura el teléfono fijo, sus dos líneas de móvil, fibra y televisión. “Simplifica y vencerás”, me aconseja Clara.

La pandemia instaura el teletrabajo y Clara y yo solo coincidimos en la oficina los miércoles, que voy con ella en coche. Los martes voy en metro aunque no me importa: gracias a la tecnología 5G de mi móvil disfruto en alta definición de mis series favoritas de Movistar+ durante todo el trayecto. Lo malo es que siempre me paso de parada.