Cuando naturaleza y tradición son las protagonistas del viaje
Frente al ritmo frenético y a los destinos masificados, otro tipo de turismo sostenible y respetuoso con el entorno no solo es posible sino que cada vez es más demandado. Paradores lo explora en Naturaleza con los Sentidos, un programa de actividades que nos permiten ser pastor por un día o adentrarnos en plena naturaleza en busca de rebecos o quebrantahuesos
Más allá del claxon de las bocinas, del estrés y la prisa por llegar a todo, de las pantallas y los tubos de escape se encuentra el paraíso. Algunos lo llaman Edén. Para otros tantos es una medicina y para muchos más es la mejor forma de reconectar con uno mismo. El lugar donde el tiempo se detiene (de verdad). La naturaleza regala al viajero todo eso y mucho más. Una experiencia sensorial donde la vista se pierde entre montañas verdes infinitas y campos de viñedos, el sonido lo pone el rumor de los ríos y el balar de las ovejas, el aroma es el de las flores silvestres, el paladar saborea frutos y productos locales (tan deliciosos como buscados desde la ciudad) y el tacto se recrea con la piedra, la hierba y el ganado.
Frente a los destinos frenéticos y masificados, cada vez se apuesta más por esa otra forma de turismo que reivindica la pausa, el pueblo y las raíces. El turismo sostenible o ecoturismo no solo defiende viajar de una forma respetuosa con la naturaleza sino experimentarla como la mejor forma de defenderla y favorecer, a la par, el desarrollo local. Ese es el objetivo del programa Naturaleza para los Sentidos que Paradores, junto a la Fundación Global Nature y pequeñas empresas y productores locales, ha puesto en marcha en Bielsa (Huesca), Villafranca del Bierzo (León), Gredos (Ávila) y Cangas de Onís (Asturias), dentro de su apuesta por la sostenibilidad y el turismo responsable así como por el fomento de la economía circular y el desarrollo local de las zonas donde se ubica, resaltando su naturaleza, historia y cultura. Porque nada mejor que convertirse en pastor por un día, perderse en la montaña tras el sonido del ganado, recorrer sin prisa la orilla de un río o darse un baño de bosques (sí, has leído bien) para desconectar.
EN BUSCA DEL QUEBRANTAHUESOS EN BIELSA
Verdes, azules y marrones dibujan el paisaje en Monte Perdido, en el Pirineo oscense. Por eso, la experiencia natural en el Parador de Bielsa comienza entre praderas y arboledas con un baño de bosques. Esta experiencia puede sonar rara en Occidente, pero el shirin-yoku es una práctica japonesa centenaria que permite conectar con la naturaleza para reducir los niveles de estrés y hacer real eso tan reclamado de la desconexión. Ascendiendo a las cumbres pirenaicas, también se puede conocer de primera mano el pastoreo de altura a través de una ruta en la que, además de conocer la ganadería tradicional y cómo es la vida en alta montaña, nos espera la majestuosidad del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Precisamente en estas montañas es donde vive el quebrantahuesos, la especie más emblemática del Pirineo. El Parador de Bielsa ha preparado una actividad para descubrir a esta ave imponente y conocer de primera mano su relación con la ganadería extensiva de la zona, además de los proyectos de recuperación de esta rapaz que es una de las más amenazadas de Europa. Y los que prefieren la adrenalina, pueden recorrer el cañón de Añisclo y los pueblos que lo rodean en 4×4 con paradas bien calculadas para disfrutar de la exquisita gastronomía de montaña (quesos, panes y dulces únicos) mientras la vista se agudiza en busca de quebrantahuesos y águilas perdiceras.
DESCUBRIR EL BIERZO EN BICI, A CABALLO… Y CON EL PALADAR
El Bierzo se vive entre bocados tradicionales y paisajes llenos de contrastes. Por eso, una buena manera de empezar a explorarlo es recorriendo en bici de montaña eléctrica la Tebaida berciana, más conocido como el Valle del Silencio por su aislamiento durante siglos y por ser el lugar elegido por numerosos ermitaños cristianos para dedicarse a la oración y a la meditación. Hoy el Parador de Villafranca del Bierzo propone esta interesante ruta para conocer su tradición mística y el espectáculo natural del valle y de las casas tradicionales de piedra caliza y pizarra. Quienes prefieren el senderismo tienen en la ruta de los puentes colgantes (recién restaurados) que recorren las dos orillas del río Sil la mejor opción, mientras que los que buscan ese tesoro dorado que conquistó a los romanos hace más de dos milenios deben descubrir Las Médulas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, a caballo para adentrarse por sus senderos más recónditos.
Otro de los parajes más simbólicos del Bierzo son sus campos de vides. De hecho, es una de las zonas de viñedos centenarios de Europa de mayor tradición. Paradores ha preparado una actividad para descubrir el modelo tradicional de cultivo que da ese sabor tan característico al vino del Bierzo, con visita al yacimiento arqueológico Castro de la Ventosa incluida. El otro sabor característico de la zona es el de la miel. Y gracias a ella, el visitante puede adentrarte en el mundo de la apicultura, su origen y su importancia para la conservación del paisaje en los campos de cultivo de la zona, donde el Parador ha apadrinado una colmena que utiliza para elaborar los platos de su restaurante.
REYES, MONTAÑAS Y CENCERROS EN GREDOS
Enclavado en plena Sierra de Gredos, con unas vistas impresionantes que invitan a la desconexión más profunda, se encuentra el Parador de Gredos, el primero de la red hotelera en abrir sus puertas. Palabras con Historia es la actividad que ha preparado el histórico hotel para descubrir el pasado que esconden los muros de sus estancias, donde se han alojado reyes y donde tuvieron lugar reuniones secretas que marcaron el curso de la política de nuestro país, así como las caballerizas y el bosque que abraza al Parador.
Detenerse sin prisa en la terraza del Parador y admirar el imponente cielo estrellado al caer la noche, considerado uno de los mejores cielos para disfrutar de las estrellas por la Fundación Starlight, son dos experiencias que ya reconectan cuerpo y alma.
SER PASTOR POR UN DÍA O PERDERSE POR LOS PICOS DE EUROPA EN CANGAS
Ver a los perros border collie guiar a las ovejas xaldas y comunicarse con los pastores es todo un espectáculo difícil de olvidar. El Parador de Cangas de Onís, ubicado en el antiguo monasterio de San Pedro de Villanueva a orillas del río Sella y rodeado de los espectaculares Picos de Europa, nos propone vivirlo de primera mano y convertirnos en pastores por un día para conocer la tradición del pastoreo. Y si la lana y la carne de esta raza de oveja de origen celta son ADN 100% asturiano, no lo son menos el queso y la sidra. Por eso, la Cata de quesos y sidras, de la mano del experto Lluis Nel, es una eclosión sensorial para conocer (y saborear) las raíces del Principado.
En el plano estrictamente natural, el Parador de Cangas, pionero en el programa Naturaleza para los Sentidos, ha preparado un abanico de actividades que tienen a los Picos de Europa como protagonistas con baños de bosques o una excursión en 4×4 para descubrir al rebeco, el rey del parque. Otros de los tesoros escondidos que se pueden explorar en el Parque Natural de Ponga son sus gargantas escondidas, sus hórreos beyuscos y otras construcciones típicas de estos valles que, además de un auténtico viaje al pasado, son un oasis de biodiversidad.
Destinos con encanto para viajeros únicos
Créditos
Coordinación: Prado Campos
Fotografía: Andrés Martínez Casares