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Qué hacer con tus ahorros sin ser experto en finanzas (y ganar dinero)

Rentabilizar nuestro dinero ya no está solo al alcance de los más ricos, cualquiera puede hacer que su dinero crezca si se siguen unas recomendaciones muy básicas que se adaptan a todo tipo de bolsillos

Juanjo Villalba

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Existe la creencia de que para invertir se tienen que dar dos condiciones: la primera, que es necesario disponer de mucho dinero pero, además, tener clarísimo dónde colocarlo. Esto dejaría abierta la vía de la inversión solo a los más ricos, es decir, aquellas personas que cuentan con el capital suficiente y el tiempo necesario para estar informados de los posibles movimientos futuros del mercado, y más teniendo en cuenta la situación de crisis actual. Al resto se les reduce las opciones.

Desde hace tiempo esa limitación ha dejado de ser una realidad. Hoy en día, cualquiera puede invertir en la medida de sus posibilidades. En el proceso de hacerlo suelen surgir dudas sobre dónde colocar el dinero y, sobre todo, dónde y durante cuánto tiempo. Según apunta la experta Celia Rubio, autora del libro Hazlo bien con tu dinero, “en un momento como el actual, con tasas de inflación disparadas, invertir ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad”. El momento es óptimo para hacerlo, ya que cuando los precios suben, el valor del dinero ahorrado cada vez es menor.

La inversión es el acto de poner unos recursos previamente ahorrados a disposición de una persona o una empresa, con el objetivo de que nuestro capital inicial se incremente debido a las ganancias que genere el receptor de nuestro dinero. Pero, como resulta obvio, también supone un riesgo, ya que existe la posibilidad de que las ganancias que esperábamos al prestar nuestro dinero se conviertan en pérdidas. 

La gran pregunta es cuánto invertir

La cuestión de cuánto dinero dedicar a la inversión es fundamental. Según la mayoría de expertos, deberíamos invertir solo el dinero que no necesitamos para nuestro día a día y que estamos dispuestos a arriesgar. Para calcular esa cantidad, se recomienda determinar primero el colchón financiero necesario para protegernos frente a imprevistos e inversiones que salgan mal y seguir manteniendo nuestra estabilidad financiera. 

Como regla general, los expertos cifran esta cantidad entre 3 y 6 meses de nuestros gastos fijos o, para hacerlo más sencillo, de nuestros ingresos. Esto quiere decir que en el caso de que cobremos 2.000 euros al mes, deberíamos tener un mínimo de entre 6.000 y 12.000 euros para plantearnos comenzar a invertir lo que sobrepase a esas cantidades. 

Esta cifra, por supuesto, es orientativa, ya que, dependiendo de la situación personal de cada uno (su edad, las personas que tiene a su cargo, la seguridad de su puesto de trabajo), puede quedarse pequeña y ser necesarios más meses de ahorros para invertir con total tranquilidad. No es lo mismo un autónomo dependiente de 40 años que tenga dos hijos, que necesitará un colchón de un año de ingresos o más, que una persona soltera de 25 años que tiene un trabajo fijo bien remunerado pero que aún vive con sus padres.

La segunda gran pregunta es dónde invertir

Obviamente, invertir en un activo o en otro suele dar resultados muy diferentes. Sin embargo, es posible asegurarse un pequeño margen adicional de éxito si se siguen algunas recomendaciones. Para Rubio, “en estos tiempos en los que el panorama general del mercado es de una fuerte inestabilidad, decir dónde invertir no es tarea fácil”, afirma. “En este sentido lo más recomendable actualmente sería diversificar entre diferentes tipos de activos. Para una persona que se está iniciando en el mundo de las inversiones una buena opción serían los fondos de inversión indexados, los cuales replican a los diferentes índices, cuentan con bajas comisiones, y nos permiten una gran diversificación”.




Javier del Valle, inversor, cofundador de JFPartners y autor del libro El Camino del Inversor, se decanta por una opción algo más concreta: “el activo más rentable en el tiempo es la inversión en acciones de calidad a buena valoración”. Y recomienda llevar a rajatabla una política de diversificación de nuestras inversiones, lo que popularmente se conoce como “no poner todos los huevos en la misma cesta”. 


“Los retornos de un activo dependen mucho de la fase del ciclo en la que nos encontremos”, asegura Del Valle. Los expertos reconocen que hay activos que lo hacen mejor que otros dependiendo de la situación económica. Por ejemplo, si un inversor busca algo que pueda darle rendimientos en todas las etapas y le proteja de posibles recesiones le tocará diversificar por clases de activos. 

Una recomendación es que puede tener una mayor exposición a renta variable y luego destinar una parte de la cartera a metales preciosos, energía, efectivo, o incluso renta fija, pero deberá tener cuidado con la duración y la sensibilidad a las subidas de tipos de interés. “Lo ideal para un inversor que busca seleccionar acciones y mantenerlas a largo plazo será comprar empresas de calidad con crecimiento a múltiplos atractivos, con ventajas competitivas, con poder de fijación de precios, con un balance sólido, en un mercado en expansión y dejar que el paso del tiempo haga el trabajo”, insiste Del Valle. En definitiva, apostar por empresas solventes y con buenas perspectivas de futuro.

Pero para que la inversión en acciones tenga sentido es necesario disponer de un capital considerable. En el caso de disponer de algo menos de dinero, los expertos se muestran partidarios de los fondos de inversión indexados. Según Rubio, éstos permiten “entrar desde cifras muy bajas” (en torno a 20, 30 euros o incluso menos) y “la mayoría no tienen comisiones de suscripción”. De esta manera, podremos conseguir una buena diversificación con bajas comisiones e invirtiendo poco capital”.

Para personas con un patrimonio elevado, los expertos recomiendan llevar a cabo una buena estrategia de diversificación por diferentes clases de activos e intentar utilizar vehículos de inversión que sean fiscalmente atractivos, como por ejemplo, los fondos de inversión. 

Y finalmente hay que resolver durante cuánto tiempo

El plazo de nuestras inversiones depende, como en los anteriores puntos, de muchos factores, pero siempre debería estar acorde con nuestros objetivos financieros y vitales. En general, es una buena idea segmentar nuestras inversiones a corto, medio y largo plazo. A corto plazo, el dinero invertido tiene que estar expuesto a un menor riesgo y tener una mayor estabilidad, pero conforme el plazo se alarga, los riesgos que asumamos pueden ser mayores, lo que seguramente nos llevará a conseguir una mayor rentabilidad.

Por otro lado, si calculamos que en unos meses vamos a realizar un gasto importante para el que necesitaremos de una fuerte capacidad financiera, como la compra de una vivienda, lo lógico sería ir reduciendo el riesgo y el importe de nuestras inversiones conforme se acerque la fecha, para asegurarnos tener el capital necesario. 

Teniendo todo lo anterior en cuenta, invertir nuestros ahorros resultará algo más fácil y accesible para todos aunque, por supuesto, nunca dejaremos de estar expuestos a cierto riesgo. Y recuerda que si tienes alguna duda respecto a cualquier tema relacionado con el ahorro, los seguros o la cultura financiera en general, en la web Seguros y pensiones para todos, de Fundación MAPFRE encontrarás todas las respuestas que necesitas.

Las reglas del inversor

- Invierte solo ese dinero que no necesites y exceda tu colchón de seguridad financiera.

- Invierte dependiendo de tu capital y tus conocimientos

-  Déjate asesorar por expertos.

- Los fondos de inversión indexados son una buena idea si no inviertes mucho ni tienes mucha experiencia.

- Las acciones de empresas sólidas, solventes y con buenas perspectivas, son la opción ideal si dispones de más capital y mayores conocimientos.

- Segmenta tus inversiones en corto, medio y largo plazo, aumentando el riesgo y la posible rentabilidad conforme aumente el plazo de las mismas.

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