Las enfermedades circulatorias matan 70 veces más que los accidentes de tráfico
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de la muerte en España. La gran mayoría de ellas podrían evitarse siguiendo un estilo de vida saludable y el control adecuado de los factores de riesgo.
De hacer una encuesta rápida en nuestro entorno comprobaríamos que prácticamente la totalidad de la muestra consultada preferiría no morirse. No es algo que entre en nuestros planes ni apetencias. Una obviedad que a veces pudiera parecer lo contrario si nos planteamos que pese a conocer que las enfermedades circulatorias son la primera causa de muerte en España (y a nivel mundial), no siempre ponemos lo que está en nuestra mano para prevenirlas. De hecho, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de los eventos cardiovasculares podrían evitarse adoptando un estilo de vida saludable gracias al control de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, la obesidad o el tabaquismo.
Las enfermedades circulatorias representan el 24,3% del total de las defunciones en nuestro país. Lo hacen por delante de los tumores, que suponen el 22,8%, y de las enfermedades infecciosas que, aun incluyendo las defunciones por COVID-19, representan el 16,4% del total según datos del Instituto Nacional de Estadística. Tal vez sea una circunstancia que no hemos interiorizado, pero las enfermedades circulatorias matan 70 veces más que los accidentes de tráfico. Así, en el año 2019 en España fallecieron 1.755 personas en la carretera mientras que 116.215 lo hicieron a causa de una enfermedad cardiovascular (ECV). Una realidad de la que deberíamos tomar conciencia y en la que pone el foco la campaña #TuCorazónDependeDeTi.
Se trata de una iniciativa de Cardioalianza que, coincidiendo con el Día Mundial del Corazón que se celebrará el próximo miércoles 29 de septiembre, y con la colaboración de la periodista Mónica Carrillo, busca sensibilizar tanto a pacientes como a la sociedad en general del papel tan importante que tiene la propia persona en la mejora de su salud. Y es que la gran mayoría de las enfermedades relacionadas con el corazón son evitables.
Una dieta malsana, la inactividad física, el consumo de tabaco y el uso nocivo del alcohol son los factores de riesgo conductuales más importantes que influyen directamente en la aparición de las ECV. Hábitos que pueden manifestarse en las personas a lo largo del tiempo en forma de hipercolesterolemia, hipertensión o diabetes.
Lógicamente, tener varios factores de riesgo multiplica las posibilidades de sufrir un evento cardiovascular y por el contrario adecuar el estilo de vida a unas pautas saludables las minimiza. También está probado que las estrategias farmacológicas funcionan. De hecho, más del 50% de la reducción de la mortalidad cardiovascular se relaciona con la modificación de los factores de riesgo y el 40% con la mejora de los tratamientos tal como reza la Guía ESC 2016 sobre la prevención de la enfermedad cardiovascular en la práctica clínica.
Por eso desde Cardioalianza –asociación sin ánimo de lucro nada en 2014 que agrupa a 18 organizaciones de pacientes con ECV en España– consideran fundamental generar conocimiento sobre cómo prevenir y controlar dichos factores de riesgo. Algo que debería facilitar la reciente aprobación de la nueva Estrategia de Salud Cardiovascular (ESCAV) que tiene, entre sus líneas de actuación prioritarias, la prevención desde una visión integral y el empoderamiento de la ciudadanía hacía la promoción de su bienestar. No obstante, desde la entidad se insta a las instituciones a que agilicen acciones concretas pues de ello depende el lograr una mejor calidad de vida de toda la población, contribuir a mejorar la eficiencia del Sistema y, lo más importante, reducir el número de defunciones por esta causa.
“Nuestro objetivo debe ser retrasar el máximo de tiempo, e incluso evitar, un evento cardiovascular, por lo que los esfuerzos en este sentido deben enfocarse en la prevención primaria. Para ello, es imprescindible actuar en la infancia, en los centros educativos, a través de programas que transmitan la importancia de llevar un estilo de vida saludable para la prevención de enfermedades”, sentencia Maite San Saturnino, presidenta de Cardioalianza. Eso sin olvidar al resto de la población: “del mismo modo que las instituciones invierten en campañas de seguridad vial que son tan necesarias y que consiguen generar un impacto en la sociedad, deben de apostar por la realización de campañas de concienciación y prevención cardiovascular, pues no debemos olvidar que son la primera causa de muerte a nivel mundial”. Sirva como dato que, según la OMS, en 2015 fallecieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.
5 claves para cuidar la salud de nuestro corazón
Hay factores de riesgo como la predisposición genética o los agentes contaminantes que no es posible controlar, pero hay otras pautas que sólo dependen de nosotros mismos y sí pueden marcar la diferencia en el cuidado de nuestro corazón.
Mantenerse activo. Dar un paseo, salir a correr o cambiar el coche por la bicicleta. Los expertos recomiendan realizar 30 minutos de ejercicio al día, pues practicar actividad física de forma regular ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles como las cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y varios tipos de cáncer, además de ayudar a prevenir la hipertensión, a mantener un peso corporal saludable y mejorar la salud mental, la calidad de vida y el bienestar general.
Alimentarse bien. La presión arterial alta (hipertensión) y el colesterol son factores de riesgo que pueden dañar el corazón. Para prevenirla es importante reducir el consumo de sal, azúcares y grasas de origen animal y potenciar la ingesta de frutas, verduras, productos integrales, legumbres y pescados. En definitiva, será una ayuda prepararse la comida en casa y seguir una dieta mediterránea que, según la OMS, puede reducir en un 30% el riesgo de sufrir un primer evento cardiovascular.
Controlar el peso y reducir el azúcar. La obesidad aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y está relacionada con patologías como la diabetes o la hipertensión arterial. La OMS recomienda no superar la ingesta de 25 gramos de azúcar al día (unos tres sobrecitos); en España consumimos de media cuatro veces más.
Dejar de fumar. La nicotina, uno de los principales componentes del cigarrillo, incrementa la presión sanguínea hasta niveles que ponen en riesgo la salud. Esta sustancia no solo es muy tóxica y adictiva, sino que además provoca que la sangre coagule con más facilidad, lo cual conlleva un esfuerzo extra para el corazón.
Dormir lo razonable. Un sueño reparador puede tener efectos positivos para el corazón. Según un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology, aquellas personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.