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SEGUROS

Isabel y Adriana, el poder femenino que llena de vida el Bajo Miño

En la comarca gallega, el trabajo duro se lleva por bandera. Así nos lo demuestran dos mujeres líderes que planean juntas un futuro más allá de la jubilación en el que la tranquilidad es la clave

Juan Ramón Gómez

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En la comarca del Bajo Miño, el trabajo duro se lleva por bandera. Así nos lo demuestran Isabel y Adriana, dos mujeres líderes, que planean juntas un futuro más allá de la jubilación en el que la tranquilidad es la clave

Juan Ramón Gómez

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Hay noches en las que me acuesto a las tres de la mañana enviando los últimos mails a mis clientes”. Así habla Isabel Cerqueira, asesora inmobiliaria de la zona del Bajo Miño y una auténtica apasionada por su trabajo. Reconoce que ha pasado por oficios de lo más variopintos -desde vendedora de fruta hasta propietaria de una librería-  y que jamás ha dejado de trabajar duro porque esto, dice, es uno de los motores de su vida. Ella, que disfruta como nadie de su día a día como autónoma y del contacto con las personas que su profesión requiere, empieza a vislumbrar el momento de su jubilación.

Isabel, que confiesa abiertamente que aún no quiere que llegue este momento, sí que comenta que, “pensando en el día de mañana, hay que saber prevenir”. Por ello, hace unos meses decidió charlar con Adriana Álvarez, delegada de MAPFRE en O Rosal, Pontevedra. Ambas mujeres, que se conocen desde hace años, están unidas por la pasión al trabajo y por los seguros que Isabel tiene contratados con la aseguradora, gracias al buen asesoramiento de la joven.

“Yo siempre intento asesorar a todos mis clientes lo mejor posible”, anuncia Adriana. Y así lo atestiguan los más de diez seguros que Isabel tiene contratados. “Tengo los seguros de las casas, los coches de mi marido y míos, el seguro de vida y ahora también el seguro de dependencia, que fue el último que hice con Adriana”. Según detalla Adriana, este seguro “es casi una necesidad para los clientes de MAPFRE” porque asegura que “si algún día le diagnostican a esa persona una dependencia, va a cobrar una renta vitalicia”.

“Mi padre tenía alzheimer y yo estuve cuidándolo y sé que es duro”

La confianza a nivel profesional y, por supuesto, personal que existe entre ambas hizo que Isabel accediese a informarse más sobre este seguro y finalmente contratarlo. ¿La razón? Ella ha sentido en sus propias carnes lo difícil que es hacer frente a una situación de dependencia. 

Y entonces, ¿por qué contratar un seguro de dependencia?

“Mi padre tenía alzheimer y yo estuve cuidándolo y sé que es duro, muy duro”. Tal y como relata la propia Isabel, ella tiene dos hijos a los que no le gustaría “sacar de su vida cotidiana” cuando ella, dentro de unos años, pudiese verse una situación vulnerable. Por eso, “el seguro es una garantía de que cuando nos llegue ese momento de la dependencia -al que ojalá no lleguemos- vamos a tener esa ayuda”.

Se trata de una paga vitalicia que, sumada a la pensión que corresponda a cada cual, podría ir destinada a contratar a una persona que lleve a cabo esas labores de cuidado en el propio hogar de la persona dependiente o bien a pagar un centro de día o una residencia si fuese necesario. Incluso, comenta Adriana, esa paga se podría invertir en la adaptación del hogar a una silla de ruedas, si se diese un caso en el que fuese imprescindible en el día a día del cliente. 

“En el caso de los trabajadores por cuenta propia, como es el ejemplo de Isabel, hay que garantizar que van a estar igual de protegidos que el resto cuando llegue el momento de su jubilación”, añade Adriana. Además, la delegada de MAPFRE explica que una de las principales satisfacciones de su trabajo es saber que si le ocurre algo a sus clientes, “van a estar protegidos y van a vivir mucho mejor”. 

En este sentido, las dos coinciden entre risas que lo más positivo que puede ocurrirles a ambas es que Isabel nunca tenga que hacer uso de este seguro porque llegue a su jubilación en perfecto estado de salud. “Espero que no lleguemos a utilizarlo porque lleguemos y lleguemos bien”, sentencia Isabel. Sin embargo, la asesora inmobiliaria hace especial hincapié en la tranquilidad que le aporta haberlo contratado.

Cuando habla de la serenidad que le otorga esta previsión, nos habla también de Adriana: “Cuando necesito algo, ya sabemos que está aquí Adriana y que nos ayuda”. Y es que es la calma por lo que vendrá lo que permite ver el futuro, la jubilación, con un optimismo envidiable. Su huerto y los viajes, dos de las pasiones de Isabel, continuarán también una vez cumplidos los 65, según ella misma confiesa. Y es que la tranquilidad de poder planificar también está en el ADN de este seguro.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Mapfre. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.