El peluquero que ha
inventado el (exitoso) corte
de doble giro
TAKASHI
Japón es la cuna de la innovación. Un lugar en el que la mezcla de tradición y modernidad se aprecia en todos los rincones. Esos valores que se apoyan en la búsqueda de la perfección han movido los hilos de la forma de trabajar del estilista Takashi Nakayama, algo que define también a la marca japonesa Nissan
NAKAYAMA
Takashi Nakayama nació cerca de Osaka, una gran ciudad portuaria de Japón. Su madre regentaba un salón de belleza y él pasaba allí muchas horas jugando y ayudando cuando era pequeño. De esos años, recuerda la fascinación que le producía ver cómo la clientela se transformaban delante de sus ojos. Unos años después, ya en el instituto, decidió que seguiría los pasos de su madre y que estudiaría peluquería. Para ello, eligió formarse fuera de su país, pero considera que, en realidad, se convirtió en peluquero de pleno derecho cuando volvió a Japón y descubrió los valores japoneses alrededor del corte de pelo.
“Lo que me diferencia de otros peluqueros es que yo no me limito a imitar el peinado de una fotografía, sino que adapto cada estilo a cada cliente”
En la tradición de la peluquería japonesa se tienen en cuenta ciertos aspectos que la peluquería occidental tiende a pasar por alto. Un ejemplo es el respeto al movimiento natural del cabello a la hora de cortarlo. “El pelo tiene una estructura en espiral que se refleja en sus movimientos”, explica Takashi. “Cada uno de los mechones crece de esta forma y para conseguir un buen corte, que dure en el tiempo, es imprescindible respetarla”. De hecho, esa búsqueda de la tradición e ir más allá son valores que inspiran a la cultura japonesa y a marcas vanguardistas como Nissan.
Un artista del cabello
Hoy en día Takashi es un profesional respetado que divide su tiempo entre Madrid y Barcelona y que cuenta con una gran cartera de fieles clientes, lleva ya 29 años en España, y que se define como un artesano del cabello. “Creo que lo que me diferencia de otros peluqueros es que yo no me limito a imitar el peinado de una fotografía, sino que adapto cada estilo a cada persona”, afirma. “Para mí eso es lo que me convierte en un artesano del cabello y lo que hace que mis clientes sigan recurriendo a mis servicios”.
La milenaria cultura japonesa siempre ha ido más allá de sus fronteras, inspirando a los creadores más innovadores gracias a unos valores que combinan la modernidad con la tradición
Una técnica muy personal
A lo largo de estos años, Takashi ha desarrollado un método propio que él denomina corte de cabello con doble giro. Este consiste en respetar el movimiento natural de cada mechón de pelo. “El sistema tiene en cuenta las ondas naturales, la fuerza y la forma del cráneo. De esta manera, se consigue un mayor equilibrio en las puntas”, nos explica.
Para realizarlo, el peluquero ejecuta una serie de movimientos de giro de muñeca para acompañar este movimiento: con una mano se sostiene cada mechón girándolo hacia su lado natural, mientras que con la otra se realiza el corte mechón por mechón, de una forma muy laboriosa. “Se trata de una técnica bastante exigente físicamente para mí, ya que no paro de moverme”, señala Takashi. “Pero el resultado merece la pena”
Tradición y vanguardia entre sus fuentes de inspiración
Para dar forma a su estilo, Takashi recurrió tanto a conocimientos ancestrales de su país como a la ciencia. “En mi país la peluquería es un arte”, confiesa. “Los peluqueros de la antigüedad tenían conocimientos de matemáticas, de física, de la naturaleza… Y los aplicaban en sus formas de cortar el cabello. Yo he aprendido de ellos y disfruto mucho viendo la similitud entre la naturaleza y el cabello de las personas. Ser peluquero no es solo cortar el pelo, no solo hay que usar la tijera, hay que tener en cuenta que cada persona, cada cabello y cada movimiento son diferentes. Una vez que entiendes estas dinámicas es cuando consigues un buen corte”.
El objetivo de Takashi es la sencillez pero, tal y como nos explica, “para llegar a ella es necesaria mucha práctica, mucha ciencia. Llegar a hacer algo sencillo, que sorprenda y que dé un resultado más allá de lo esperado, suele ser muy complicado”, afirma.
Unos valores milenarios
En su trabajo se concentran, casi de forma inconsciente, algunos de los valores que tradicionalmente se asocian con su país en el resto del mundo: la fiabilidad, el esmero, la vanguardia y el equilibrio. De hecho, esos valores de Kobayashi y los de Nissan están íntimamente ligados a través de un código que se asienta en tres conceptos japoneses que les guían en esa entrega completa al servicio de sus clientes. Son unos principios sólidos e insustituibles que rigen el comportamiento de sus ciudadanos.
No en vano, la marca ha transmitido a lo largo de su historia esos valores de Japón, que vienen ligados a los términos Kabuku, Iki y Omotenashi. Unos principios que se extienden por todo el país en aras de cuestionar lo establecido para lograr el progreso. Un desafío que ha tratado de poner en práctica Takashi cuando se planteó una carrera en el mundo del estilismo, al igual que Nissan ha logrado con el modelo ARIYA, que va más allá de lo establecido gracias a su carácter japonés. Se trata, además, de un coche cuyo concepto parece venir del futuro por sus líneas majestuosas y una avanzada tecnología.
Pero, a su vez, los valores tradicionales de Japón están presentes en la capacidad de ser innovador y sofisticado de forma simple, buscando siempre la armonía entre los elementos y complementos de todos los detalles. Precisamente, la idea asociada a la cultura del país de ir más allá de lo esperado, con soluciones que mejoran la experiencia, es un planteamiento del que Takashi y Nissan han bebido para satisfacer a sus clientes.
Una tradición inseparable del ADN japonés
Esta esencia japonesa no es exclusiva de Takashi, sino que puede verse en muchos de los productos que nos llegan desde el país del sol naciente de sectores tan dispares como la moda, el diseño o la automoción. En este último campo, un ejemplo perfecto es el Nissan ARIYA, el primer crossover 100% eléctrico de la marca nipona, desarrollado y fabricado en Japón, siguiendo los mismos valores que Takashi aplica en su trabajo. Un vehículo pensado para satisfacer uno de los principales objetivos de Nissan: enriquecer la vida de las personas.
“Mi código es el equilibrio”, afirma Takashi, cuya pasión por dar algo más, por las cosas bien hechas, la innovación y el trabajo, hacen de él la encarnación del carácter japonés definido por la fiabilidad, el esmero, la tecnología y el propio equilibrio. Estos valores también los encontramos en marcas como Nissan. La marca japonesa ha abrazado el futuro con su capacidad de ofrecer las tecnologías más avanzadas del sector. De hecho, no solo el modelo ARIYA es un ejemplo de esos principios, sino que la marca japonesa trabaja día a día para romper paradigmas. Un ejemplo de ello es la última tecnología exclusiva e-POWER, que hace que la conducción eléctrica sin enchufes sea ya una realidad.
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La importancia de un código
A pocos años de cumplir su centenario, el fabricante de automóviles Nissan se erige como una de las casas de referencia del sector. Esa confianza que el cliente deposita en ella se debe en buena medida a mantener intacto su compromiso con los valores tradicionales japoneses sin que eso suponga un menoscabo en su apuesta continua por la tecnología y la innovación al servicio del usuario. En ese sentido, Nissan hace gala de un código que implica lealtad, rigor y autoexigencia, cuyo origen bien podría estar inspirado por la admiración por el código bushido, el código samurai.
Fruto de ese compromiso se desarrolla Nissan e-POWER, una tecnología única y revolucionaria del sector gracias a la cual los conductores pueden disfrutar de la conducción eléctrica, ahora, totalmente libre de enchufes en modelos de la casa como el nuevo Nissan Qashqai o el X-Trail. Una tecnología que resume a la perfección esos valores que, al igual que con Takashi Nakayama, su objetivo final es la satisfacción del conductor.
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