De Oropesa a Carmona: cinco escapadas para despedir el año de una forma diferente
Dormir en medio de la naturaleza, pasar la noche en un castillo medieval o desconectar en una spa con vistas únicas. Te proponemos cinco lugares para acabar 2022 por todo lo alto sin renunciar a un turismo respetuoso y dinamizador del entorno
Dejarse atrapar por el nórdico y mirar, en vez del reloj, un paisaje de postal. Leer un buen libro frente a la chimenea con el único sonido del crepitar del fuego. Relajarse en un spa mientras fuera hace frío. O comer un plato de cuchara de esos de toda la vida para entrar en calor. El invierno regala placeres únicos que se vuelven más especiales aún si nos los regalamos en un momento especial. Despedir el año y dar la bienvenida al próximo es, sin duda, uno de ellos. Porque, aunque Dorothy decía en El Mago de Oz que "se está mejor en casa que en ningún sitio", desconectar de la rutina para reconectarnos es uno de esos placeres inigualables. Pero, para ello, no vale cualquier plan.
Dormir en un castillo medieval o un palacio señorial, disfrutar de los atardeceres espectaculares gaditanos o poder desayunar mirando la sierra son ejemplos de esas escapadas que marcan la diferencia. Porque otro tipo de turismo es posible y, sobre todo, si buscamos combinar una experiencia única en lo personal pero que, a su vez, sea respetuosa con el entorno. Paradores es un buen ejemplo de ello, puesto que el pilar de su filosofía es, por un lado, revitalizar las zonas donde se asientan y, por otro, recuperar espacios únicos para el disfrute de turistas y vecinos. Además, Paradores propone esta Navidad que lo celebremos por todo lo alto con ofertas especiales para que la Nochebuena y la Nochevieja de 2022 pasen a formar parte de la lista de las mejores de nuestra vida. Por eso, ya sea para una escapada o una celebración, te proponemos una ruta desde Carmona hasta Cádiz y desde Zamora hasta Oropesa y Cáceres entre naturaleza y edificios únicos.
DISEÑO Y RELAX EN CÁDIZ
Los amantes del diseño tienen un lugar al que acudir este mes de diciembre: el Parador de Cádiz. ¿Las razones? El edificio es una joya de la arquitectura contemporánea perfectamente integrada en el entorno que, además, regala unas vistas impresionantes del atardecer sobre el mar. Además, es un destino perfecto para desconectar de verdad. Además de su increíble piscina con vistazas (que harás que desees que llegue ya el verano), cuenta con un moderno spa con vistas panorámicas al Atlántico. Todo para mimar cuerpo y mente y decir (de verdad) adiós al estrés. No se nos ocurre mejor manera de decir adiós a este año intenso. O sí: un paseo por la cercana playa de la Caleta, unos pescaítos fritos y unos chicharrones junto a la Catedral o en el barrio de la Viña o una comida homenaje con pescado y marico de la Bahía de Cádiz y del Estrecho en el restaurante del Parador.
UN PALACIO RENACENTISTA DE GUSTO EXQUISITO
Por fuera, impone su apariencia militar y por dentro, su refinamiento. Quienes busquen una experiencia señorial la pueden encontrar en el Parador de Zamora. Ubicado en el antiguo palacio de los condes de Alba de Aliste, este Parador combina a la perfección pasado y presente con su decoración de estilo medieval, en la que no faltan armaduras, tapices nobiliarios y camas con dosel, y todas las comodidades del siglo XXI. El lugar estrella es su patio renacentista del siglo XV, que cuenta con una galería de madera acristalada ideal para dejar pasar la tarde con un café y una charla reposada. Sus habitaciones, con vistas al casco histórico de la ciudad, y su restaurante, con una carta basada en la sobria pero intensa cocina castellana (no hay que perderse los guisos de legumbres, la ternera de Aliste y las chacinas y quesos con Denominación de Origen, son otros de placeres con los que cultivar el hedonismo.
DESCONEXIÓN CON VISTAS A GREDOS
Respirar aire puro, revivir el ambiente hogareño de los pequeños pueblos y perderse en la naturaleza. Enclavado en una pequeña villa medieval tan recoleta como acogedora, el Parador de Oropesa (Toledo) lo tiene todo para quienes buscan paz y desconexión. Fue el primer Parador de la red que se ubicó en un edificio histórico, en concreto en una magnífica fortaleza árabe de los siglos XII y XIII, que después se unió al palacio condal de los Álvarez de Toledo (los condes de Oropesa) en el siglo XV. Reyes, nobles y también estrellas como Frank Sinatra o Rafael Alberti han dormido en sus habitaciones y se han dejado enamorar por su gran patio de armas y sus imponentes vistas de la Sierra de Gredos y el campo Arañuelo. De hecho, su ubicación es perfecta para hacer rutas por la naturaleza o recorrer los pueblos de la comarca de la Vera. En lo gastronómico: la mejor cocina toledana de influencias manchegas y extremeñas, desde perdiz de tiro al estilo de Oropesa hasta el cabrito, el cordero o las migas.
ESPLENDOR ANDALUSÍ A MEDIA HORA DE SEVILLA
Diciembre en el sur suele ser sinónimo de un clima apacible. Si a eso se le une un entorno único que evoca el esplendor de otros tiempos, la escapada es de esas que se recuerdan durante mucho tiempo. El Parador de Carmona (Sevilla) se levantaba sobre las ruinas de un impresionante alcázar árabe del siglo XIV. Ver caer la tarde desde sus terrazas con vistas a la campiña, tomar algo en su patio interior (que no podrás parar de fotografiar) o dormir en sus majestuosas habitaciones es la mejor manera de plantarle cara al frío. Un dato más: no hay que dejar de comer en su restaurante, ubicado en el antiguo refectorio, porque es uno de los más espectaculares de toda la red de Paradores. Con vistas a la vega andaluza, destacan platos tradicionales donde no faltan productos de la huerta, las espinacas con bacalao típicas de la zona, las carnes ibéricas o delicias dulces como la tradicional torta inglesa o de cidra (cabello de ángel).
UN MONUMENTO DENTRO DE UNA CIUDAD MONUMENTO
Visitar Cáceres es viajar en el tiempo y rememorar el pasado romano, morisco y medieval de esta bella ciudad extremeña. O, por qué no, sentirse dentro de un capítulo de Juego de Tronos. El Parador de Cáceres es una joya dentro de la joya que ya es por sí misma esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Localizado en el Casco Viejo en un palacio del siglo XV con aires góticos y renacentistas, integra los palacios de los marqueses de Torreorgaz, también conocido como del comendador de Alcuéscarr, y la llamada Casa de Ovando, Mogollón, Pereo y Paredes. El resultado es un edificio de planta laberíntica que conjuga tradición y modernidad con su aspecto noble exterior, sus habitaciones de diseño y una excelente gastronomía tradicional (jamón de la Dehesa de Extremadura, paletilla de lechazo, cochinillo, zorongollo...). Y, sobre todo, que ofrece multitud de planes al visitante: desde el descanso más sosegado a la visita cultural por la ciudad o la escapada natural al cercano Parque Natural de Monfragüe.
Destinos con encanto para viajeros únicos
Créditos
Coordinación: Prado Campos
Fotografía: Andrés Martínez Casares