Los sistemas de pensiones públicos de reparto, como es el caso del sistema español, tienen como objetivo usar el dinero que los trabajadores y empresas pagan en forma de cotizaciones sociales para repartirlo entre todas aquellas personas que por vejez o discapacidad ya no pueden trabajar.

El problema es que estos sistemas tienen serios problemas cuando la sociedad envejece y el número de trabajadores en relación a los pensionistas se reduce. Esto es precisamente lo que está ocurriendo con la Seguridad Social en España. Si tomamos los Presupuestos Generales del Estado elaborados por el Gobierno de España para el año 2023 encontraremos algunos números que conviene tener muy en cuenta:

Por ejemplo durante la última década, entre 2013 y 2023 el déficit de las pensiones se habrá incrementado en 22.767 millones de euros anuales hasta superar los 35.000 millones de euros. Y eso sin tener en cuenta las pensiones no contributivas.

Hablamos de un déficit estructural a pesar de que España es un país relativamente joven en comparación con nuestros vecinos europeos. Mientras que la edad mediana en España es de 43,9 años, en Alemania se sitúa en 47,8 años y en Italia en 46,5.

El problema es que a pesar de ser más jóvenes estamos envejeciendo mucho más rápido. De hecho, según la Oficina Europea de Estadística (conocida como “Eurostat”), durante las siguientes décadas sufriremos el mayor incremento en la tasa de dependencia de todos los países de la Unión Europea. Para el año 2050 se estima que los mayores de 65 años supongan más del 31,4% de la población.

Unas estimaciones que, además, pueden terminar quedándose cortas. Tanto las tasas de fecundidad, como las tasas de actividad o las de la inflación han sido en los últimos años peores de lo que se había estimado.

Las pensiones

Y no se trata sólo de la tasa de dependencia o el progresivo envejecimiento de la población. Otro problema que tiene el sistema es que las nuevas pensiones no sólo son cada vez más elevadas sino que son incluso más altas que los salarios de los trabajadores más jóvenes.

Por ejemplo, si solo tenemos en cuenta las pensiones de jubilación contributivas, sin tener ni siquiera en cuenta las pensiones de viudedad ni otros complementos, entonces la pensión media en términos netos y 12 pagas supera ya los 1.250 euros mensuales. Y si descartamos a los trabajadores autónomos y regímenes especiales, que normalmente cotizaron menos durante sus vidas, esa pensión media, según los propios datos del gobierno, llega hasta los 1.400 euros mensuales netos de impuestos.