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FUTURO AZUL

¿Alimentar a 9.700 millones de personas? La acuicultura sabe cómo hacerlo

El cultivo de pescados y algas garantiza una alimentación rica en proteínas de alta calidad, ahora y en el futuro

Eva Carnero

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Eva Carnero

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En 2050 seremos 9.700 millones de personas conviviendo en el planeta, y la acuicultura será imprescindible para que todos podamos comer sano. En esta frase, el meollo de la cuestión, no es tanto que la Tierra estará superpoblada en menos de tres décadas (que también), sino el hecho de que si queremos que las generaciones futuras puedan comer de forma saludable, es incuestionable que la acuicultura debería seguir su curso, creciendo y afianzándose como la manera más sostenible de obtener alimento, especialmente proteína de alta calidad.

Ese es el escenario de un futuro no muy lejano. Ahora bien, ¿en qué punto nos encontramos en este momento? A día de hoy, las cifras relativas al consumo de pescado de acuicultura ya alcanzan una importancia más que significativa. Y es que, actualmente, este método de cultivo animal representa casi el 60% del pescado y productos acuáticos totales que la población mundial tiene a su disposición para el consumo. Pero, ahí no queda la cosa. Lo más interesante es que todo apunta a que en 2030 la proporción de pescado procedente de las granjas acuícolas será de dos tercios.

Ese futuro, más o menos inmediato, con la acuicultura como impulsora de un mundo mejor, guarda su esencia en las palabras que pronunció el explorador, investigador y biólogo marino Jacques Cousteau en 1973: “Tenemos que dejar de ser cazadores en el mar para ser agricultores y granjeros. Porque eso es la civilización». 

Y es que, así como la agricultura tiene por objetivo crear y obtener alimentos en los ecosistemas terrestres, la acuicultura lo hace en los mares, océanos y ríos de forma sostenible. Y la sostenibilidad, por definición, es garantía de futuro.

Con la vista puesta en las próximas generaciones

El pescado de acuicultura es el alimento del futuro. Para poder decir esto es imprescindible contar una serie de requisitos que solo la acuicultura reúne: sostenibilidad, accesibilidad y calidad nutricional. 

Tres pilares clave que garantizan, entre otras cosas, que podamos seguir disfrutando de los grandes beneficios de comer pescado y de los ecosistemas acuáticos. Y es que, mientras que la pesca extractiva, hace años que ya ha alcanzado su máximo de captura sostenible, y no ha variado apenas la cantidad de pescado capturado en los últimos 30 años, la acuicultura ha conseguido aumentar año tras año su producción de forma sostenible, para satisfacer la creciente demanda mundial de pescado, y lo ha hecho en equilibrio con los ecosistemas marinos y fluviales. En concreto, ha duplicado en tres décadas la cantidad de pescado que podemos comer, creciendo y mejorando para corresponder a la demanda, y con el menor impacto sobre los ecosistemas naturales.

La acuicultura cultiva en el agua los alimentos que obtiene, haciendo un uso eficiente y sostenible de los recursos naturales

Esto es así, porque la acuicultura cultiva en el agua los alimentos que obtiene, sin extraerlos de los ecosistemas naturales. Por eso, reduce y alivia la presión sobre las poblaciones naturales del mar y los ríos, favoreciendo su diversidad y la recuperación de especies amenazadas, como es el caso de la anguila, o el esturión, que ha llegado a estar al borde de la extinción. Estas especies están siendo recuperadas por la acuicultura. De hecho, gracias a su cultivo, se está satisfaciendo su demanda, lo cual evita su captura salvaje. Es más, está contribuyendo a la repoblación reintroduciendo ejemplares en sus hábitats naturales.

Proteína de calidad propia y para todos

Es importante recalcar que la acuicultura no aspira a sustituir a las pesquerías. Su objetivo no es, en ningún caso, acabar con la pesca extractiva. Cada modalidad aporta unos beneficios específicos, siendo los mencionados (accesibilidad, sostenibilidad y calidad), los más representativos de la acuicultura. 

Además, el hecho de que las instalaciones de cultivo de alimentos acuícolas hayan puesto en el mercado más cantidad de alimento, tiene varias consecuencias, entre ellas, destacan dos: la primera, que la contención de los precios, ya que, obedeciendo a la ley de la oferta y la demanda, cuanta más oferta hay, se evita que los precios suban por la escasez; y la segunda, (derivada de la anterior), el aumento de la accesibilidad a un producto antes prohibitivo para una parte importante de la población. 

Este dato nutricional es especialmente relevante si se tiene en cuenta la importancia del consumo de pescado para la salud de las personas. En este sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), recomienda para la población en general la ingesta de hasta 3 – 4 raciones de pescado por semana, procurando en todos los casos variar las especies entre pescados blancos y azules. En muchos hogares, esta frecuencia deseable sería imposible de mantener sin la aportación de la acuicultura al sector de la alimentación. 

La cuestión es que ese aumento del consumo de pescado acuícola se traduce en que muchas más familias puedan comer alimentos con proteínas de alta calidad, ahora y en las próximas décadas. Y lo mejor de todo, sin perjudicar los recursos naturales.

Tanto organismos de la salud como organizaciones del ámbito de la economía y el medio ambiente reconocen el buen trabajo que están realizando las granjas acuícolas a nivel local y mundial. Prueba de ello, es que tres empresas acuícolas ocupan las tres primeras posiciones del Coller FAIRR Index, que clasifica a los productores de proteína animal más sostenibles del mundo.

Por otro lado, en la esfera de la salud, la FAO, organismo de la ONU dedicado a la Alimentación y la Agricultura, considera la acuicultura como una de las soluciones para alimentar a una población en crecimiento, de forma segura, saludable, y sostenible, sin perjudicar los recursos naturales del planeta.

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