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un proyecto de

PRODUCTORES SOSTENIBLES

La pareja que deshidrata frutas y verduras con paneles solares

La falta de horas de sol no impide a Trasdeza Natur, reconocido por BBVA como uno de los Mejores Productores Sostenibles de 2023, secar alimentos todo el año gracias a un sistema de creación propia que se nutre de energía solar

Miguel Ángel Bargueño

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Laura Fortuño

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El clima gallego no parece el más idóneo para deshidratar frutas, verduras y hortalizas, tarea que tradicionalmente se realizaba exponiendo los productos al sol. Sin embargo, una de las huertas que en España se dedica a ese menester, y de forma sostenible, está situada en el municipio de Silleda, en Pontevedra. Se llama Trasdeza Natur, María José Tallón y Rosendo Luis Estévez, sus responsables, suplen la falta de horas de sol con un novedoso sistema de placas solares que permite que hasta en una mañana gris como en la que hablamos con Rosendo, el proceso continúe en marcha. “Deshidratamos incluso con lluvia”, afirma. “La instalación del horno solar incluye estas placas que aportan energía a unas pequeñas resistencias, las cuales mantienen la temperatura en esos días oscuros que tenemos aquí. Eso posibilita producir de una forma estable. Todo se alimenta con energía solar”.

Desde fuera, el horno se asemeja a un contenedor industrial. En su interior, los alimentos frescos se ordenan en bandejas de acero inoxidable de color negro para captar mejor la radiación natural. Una cubierta transparente los protege. Cuando la luz solar no es suficiente, cosa que en Galicia sucede con frecuencia, entran en acción los paneles fotovoltáicos. Esa es la manera en que en Trasdeza Natur —su nombre hace referencia al río Deza y la ubicación de la comarca, “detrás” del río— deshidratan una amplia variedad de productos de la huerta (fresas, manzanas, arándanos, kiwis, tomates, ajos, coles rizadas, cebollas, calabacines, pimientos); es decir, extraen su contenido de agua mediante un proceso de evaporación.

El horno se asemeja a un contenedor industrial. En su interior, los alimentos frescos se ordenan en bandejas de acero inoxidable

Sus fresas han merecido uno de los diez premios a los Mejores Productores Sostenibles de BBVA de 2023. Una iniciativa con la que la entidad, en colaboración con El Celler de Can Roca, destaca la labor de agricultores, ganaderos y  productores de alimentos en general, que producen respetando el medioambiente, y apuestan por la sostenibilidad económica y social de los entornos en los que se encuentran. Un reconocimiento que se suma a otros obtenidos en apenas seis años de historia, como el AGADER 2018 a la innovación tecnológica de la Xunta de Galicia o el tercer premio a la Excelencia en Innovación de Mujeres Rurales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Cuando María José y su esposo Rosendo iniciaron el proyecto en 2017, no podían imaginar que su pequeño cultivo familiar sería acreedor de tan importantes laureles. “Mi mujer nunca pensó que iba a ir a Madrid a que un ministro le entregara un premio”, dice Rosendo aún asombrado. “Al principio era solo un complemento económico familiar, aunque nos gusta hacer las cosas bien, hemos ido dando pequeños pasos pero firmes y somos también sostenibles en ese sentido. Los premios nos convencen de que vamos por el buen camino y nos animan a seguir”. No trabajan en Trasdeza Natur más que ellos dos, por ahora. Este año, y como la demanda sobrepasa su producción, se han constituido en cooperativa para colaborar con otros productores ecológicos de la zona “y ayudar a desarrollar el medio rural”, añade Rosendo.

 

Del desempleo a la huerta sostenible

En el apogeo de la última crisis económica, un ERE fue la causa por la que María José salió de la empresa en la que durante veintitrés años había trabajado como empleada en los departamentos de contabilidad y marketing. Decidió entonces dedicar más tiempo a cultivar la huerta de autoconsumo que ella y su marido poseían, heredada de los padres de María José. Con el tiempo, el matrimonio se planteó comercializar sus frutas y hortalizas, motivo por el cual ampliaron los bancales mediante agricultura regenerativa. Se dieron cuenta de que esta opción podría convertirse en una fuente de autoempleo para ella. Sin embargo, había un problema: en el interior de Galicia mucha gente se abastece de sus propios cultivos, por lo que vender sus productos resultaba complicado. Al mismo tiempo, la pareja empezó a investigar sistemas de conservación y transformación para aprovechar excedentes, “y se nos puso por delante la deshidratación”, dice Rosendo. “Nos formamos en la materia y lo llevamos a cabo desde el principio respetando nuestra visión sostenible”.

Por su parte, Rosendo es jardinero y ha impartido cursos de agricultura ecológica. La teoría se la sabía. “Y eso fue otro punto que pusimos en la balanza: tenemos fincas, conocimientos y nos gusta”, explica. Lo que no tenían eran hornos solares para efectuar la deshidratación. Después de mucho buscar, dieron con el prototipo que una estudiante de la Universidad de Santiago de Compostela había diseñado para su tesis doctoral. Estaba pensado para secar algas. María José y Rosendo contactaron con la catedrática y compraron el dispositivo. “La universidad nos ayudó a desarrollarlo y adaptarlo a hortalizas y frutas; y ahí nació el deshidratador solar. Arriesgamos, pero era un sistema novedoso y sostenible, que es por donde debe ir el futuro”, aclara Rosendo.

“Nos formamos en la materia y lo llevamos a cabo desde el principio respetando nuestra visión sostenible”

Asegura el emprendedor que aplicar medidas sostenibles a su actividad “no es mucho más caro”. Si acaso, lleva más tiempo. “Es difícil encontrar proveedores. Pero después te das cuenta de que aporta una ventaja competitiva, un valor añadido, satisfacción… Eso que cuesta de más lo rentabilizamos, porque lo novedoso del proyecto nos da visibilidad”.

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Delicias para restaurantes y ‘snacks’ para particulares a partir de paneles solares

Cabría preguntarse si las frutas y verduras deshidratadas, que no forman parte de la dieta cotidiana de la población, pueden constituir un próspero negocio. A base de tesón e ingenio, María José y Rosendo han encontrado varios tipos de clientes. Por un lado, restaurantes, que adquieren sus productos para elaborar sofisticadas recetas. Por otro lado, particulares: muchos de sus frutos (fresa, manzana, kiwi, naranja, arándano) se comercializan en forma de ‘snacks’ como sustitutos saludables de los clásicos productos de máquina de ‘vending’ de oficina. Sus frutas también se usan para mezclarlos con muesli en cereales de desayuno. Claro que, a veces, el introducir estos nuevos artículos en el mercado requiere de una labor didáctica previa. “Hay que explicar que con calabaza en polvo se pueden hacer cremas o bizcochos”, señala Rosendo.

Las iniciativas ecológicas de los responsables de Trasdeza Natur apuntan en también en otras direcciones. Así, depuran el agua del obrador donde se lavan las frutas y verduras, que va a parar a una pequeña laguna con plantas construida por ellos, y que posteriormente se reutiliza para el riego de la producción de la finca. La impresión en los envases se realiza con pigmentos vegetales, como también es vegetal el material con el que se confeccionan las bolsas. Los residuos orgánicos que generan se transforman en compost para el abono de la huerta.

Todo apunta a que esta joven empresa tiene una larga vida por delante, tanto por lo sostenible de sus métodos como por la sucesión genealógica, que parece asegurada: uno de los dos hijos de la pareja quiere estudiar Económicas, y Rosendo ya lo ve dirigiendo el negocio.

Iniciativa premiada por BBVA

Con los Premios BBVA a los Mejores Productores Sostenibles de España, la entidad reconoce anualmente -junto con El Celler de Can Roca- proyectos que tienen detrás historias de personas cuya apuesta es crecer a través de modelos de negocio sostenibles con la vista puesta en el desarrollo de las zonas, la mayoría rurales, donde realizan su actividad. Son ya 36 los productores premiados a través de esta iniciativa, que ya suma cuatro ediciones y en la que han participado cerca de 500 agricultores, ganaderos y productores de alimentos en general. Un hecho que les ha ayudado a impulsar sus ventas, aumentar la producción, poner en marcha nuevas actividades y expandirse nacional e internacionalmente, además de mejorar la visibilidad de sus productos ecológicos. Y es que BBVA busca acompañar a estos emprendedores para que, también, sirvan de ejemplo a aquellos que se planteen producir de una forma diferente, y que vean la transición ecológica como opción para una nueva etapa donde impactar de manera positiva en su entorno -para hacer del mundo un lugar más verde e inclusivo- es parte del futuro.