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El ciclo sin fin del reciclaje: todas las fases por las que pasa un envase de vidrio para tener una vida

¿Sabías que durante el proceso de limpieza y fragmentación del vidrio no se usa una sola gota de agua ni productos químicos?

Antonio Bret

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La conciencia medioambiental es más necesaria que nunca y cualquier gesto en este sentido, por pequeño que sea, es vital y muy bienvenido. Imaginemos que cogemos de la mano al envase de vidrio y damos un apasionante viaje circular, desde que cae en el contenedor hasta que regresa al mercado y podemos adquirirlo. 

Y es que todos tenemos un contenedor de vidrio muy cerca de nuestra casa. Los datos hablan por sí mismos: según Ecovidrio, entidad sin ánimo de lucro que gestiona el reciclado de envases de vidrio en España, nuestro país es de los mejores contenerizados en Europa. Sin embargo, puede ser que no sepamos qué pasa después de que arrojemos un tarro, botella o botellín en uno de estos ya icónicos depósitos verdes. Ese sonido del chocar de cristales, que ahora mismo seguro resuena en tu cabeza, será el pistoletazo de salida de un viaje tan apasionante como necesario para el planeta. ¡Comenzamos!

Un ciclo sin fin

1. Los envases de vidrio desechados se recogen en camiones específicos para este material. El vidrio suele viajar solo o, menos comúnmente, dentro de compartimentos para diversas fracciones de residuos. En cualquier caso, el vidrio no se mezcla con otros materiales en el momento del viaje. Nadie va a deshacer el trabajo que hacemos en casa.

2. Los residuos se llevan a una de las 15 plantas de tratamiento que hay en nuestro país. En estas plantas es donde se produce la magia y donde ese procedimiento cauteloso que hemos hecho desde casa se traduce en reciclaje.

3. En estas plantas se limpia y fragmenta el residuo, un proceso mecánico en el que no se usa ni una gota de agua ni productos químicos. Entonces, ¿Qué se utiliza? Imanes, cribas, corrientes de Foucault y mucho movimiento para eliminar todo lo que no es vidrio, es decir, etiquetas, tapones, collarines de botellas o bolsas de plástico. Todos estos elementos intrusos son, a su vez, enviados para su posterior reciclaje. Aquí se aprovecha todo.

4. Hagamos un alto en el camino para recordar la importancia de introducir en el contenedor verde solo los envases de vidrio y aquellos que llevan tapa, tapita o tapón. Es muy importante, además, no arrojar objetos de cerámica, ya que se trata de un material muy complejo de separar y pueden, además, dañar los nuevos envases fabricados a partir de los antiguos.

5. Tras el proceso de limpieza y separación se obtiene el vidrio reciclado o calcín, una materia prima secundaria para la fabricación de nuevos envases. Un nuevo envase puede contener hasta un 90 % de calcín en su composición.

6. El calcín se lleva a las fábricas vidrieras para la fabricación de los nuevos envases. Todo el calcín que se produce en nuestro país se usa para ello, además de un pequeño porcentaje en Portugal. Podemos decir, por lo tanto, que el círculo del reciclaje se cierra en nuestra península.

7. Este proceso de vidrio a calcín puede producirse de manera infinita sin que pierda cualidades, ya que es reciclable al 100 %. El reciclado de vidrio es, por lo tanto, un reciclaje perfecto y el mejor ejemplo de economía circular que se pueda poner sobre la mesa.

8. Empleando calcín para obtener nuevos envases, evitamos saturar los vertederos con recursos de gran valor, así como la extracción de recursos naturales como arenas y calizas. Asimismo, el uso de calcín permite a las fábricas vidrieras ahorrar energía y emitir hasta la mitad de CO₂ a la atmósfera. El calcín es un vidrio, llamémoslo así, en estado ‘precocinado’ y funde en los hornos de estas fábricas a menor temperatura que las materias primas de la naturaleza.

9. Por fin tenemos un nuevo envase hecho a partir de desechos de vidrio. Ahora, las envasadoras pueden rellenarlos de productos y destinarlos, de nuevo, a los consumidores.

10. 7 de cada 10 envases de vidrio se reciclan en nuestro país. Debemos sentirnos todos orgullosos de esa cifra y trabajar juntos para aumentarla y acercarnos a otros países como Bélgica o Suecia, que tiene tasas por encima del 90 %.

El gesto de arrojar un envase de vidrio al contenedor verde contiene un valor incalculable para nuestro Planeta. Ecovidrio nos anima a seguir por este camino, uno verde y floreciente en el que las botellas y otros envases de vidrio tienen vidas infinitas.