La Rioja, producto y territorio
Alimentos de calidad de una tierra que ofrece lo mejor de sí misma.
En La Rioja, vino y gastronomía firman un maridaje perfecto, pero no es el único. En la Comunidad Autónoma marida también el saber hacer de muchas generaciones con un territorio rico y fértil para ofrecer un menú ligado al origen, marcado por la identidad de la tierra y por el trabajo de sus gentes.
A lo largo de los siglos, los conocimientos para el cultivo de la tierra han ido pasando de padres a hijos como la más valiosa de las herencias. Las gentes del campo han aprendido a sacar, de cada una de sus parcelas, el mejor rendimiento. Cada uno de los siete valles ofrece unas características específicas que los hace propicios para diferentes cultivos que entregan una producción, en muchos casos, avalada por distintos sellos de calidad.
El talento de los agricultores y la gestión del legado recibido ha hecho de la región una de las zonas del país con una mejor y más variada despensa natural. Con el Ebro como benefactor máximo de los campos, desde la Comunidad Autónoma llega a la mesa un producto riojano que incluye cinco Denominaciones de Origen y tres Indicaciones Geográficas Protegidas propias.
El vino es el gran estandarte del producto riojano de calidad y el resultado de la connivencia entre la riqueza de la tierra y el talento de viticultores y vinicultores, pero esa conjunción se extiende también a otros productos con Denominación de Origen y que son claros exponentes de la riqueza agroalimentaria. Así en un país de grandes referentes oleícolas, el Aceite de La Rioja se presenta diferente merced a su toque afrutado y la mezcla de su amargor con los aromas identitarios, que no son sino la expresión en boca de la singularidad de la tierra donde arraigan los olivos riojanos y la climatología que los acompaña. También las Peras de Rincón esconden en sus carnes la esencia de La Rioja y de ríos como Ebro, Cidacos, Alhama, Ireguao Najerilla que proporcionan a los árboles el agua necesaria para ofrecer una pera -más grande que la conferencia común- envuelta por una piel rugosa y con manchas.
En el Queso Camerano, lo que llega a la boca es el frescor de los prados de la Sierra de los Cameros que han alimentado a las cabras que producen la leche que dará lugar a unas piezas de las que ya hablaba Gonzalo de Berceo en sus escritos hace 700 años.
Las últimas DOP riojanas han sido las de la Nuez de Pedroso y la Alubia de Anguiano, pero a su vez son las primeras de la llamada Sierra Verde que comprende la Demanda, Urbión y Cebollera.Dos productos que contribuyen a ofrecer una salida económica y laboral a los habitantes de una zona que lucha por mantenerse viva frente a la amenaza de la despoblación.
Entre las Indicaciones Geográficas Protegidas se encuentran otros productos que también permiten comerse La Rioja a bocados y llevan el sabor de la comunidad a todas las mesas. La IGP Pimiento Riojano ampara la producción del pimiento najerano, una variedad autóctona y casi exclusiva de la región que viaja por todo el mundo para degustarse al natural o con su artesanal y tradicional método de conserva. También en el Chorizo Riojano la tradición está tan presente en su adn como su característica forma de herradura y su aspecto firme, compacto y rugoso donde la carne y la grasa conviven en perfecta armonía.
La Coliflor de Calahorra es uno de los frutos que nacen del vergel que el Ebro riega en la parte más oriental de la comunidad. La huerta ribereña entrega unas coliflores blancas, grandes y sin gránulos, abrazadas por unas naturales hojas verdes que protegen su sabor suave y delicado.
Todo ello alimenta a La Rioja y exporta su sabor a las mesas de todo el mundo llevando el territorio regional y el trabajo de sus gentes hasta cada plato o copa.