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Biometano: una fuente de energía madura, segura y sostenible

La sostenibilidad, eficiencia y seguridad de esta opción limpia y renovable confirman las posibilidades de un nuevo vector de desarrollo económico de claro interés social

Alberto Velázquez

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En un contexto global en el que la descarbonización y la transición energética son imprescindibles para frenar el cambio climático, el biometano, un gas renovable generado a partir de residuos orgánicos emerge como una solución crucial.  No sólo ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a gestionar de forma eficaz los residuos. Es una alternativa sostenible que contribuye al desarrollo de la economía circular y ofrece un valor añadido respecto de otras energías renovables. Una tecnología segura y madura para reforzar además la soberanía energética de España.

Una tecnología madura avalada por Europa

El biometano es un combustible de alta calidad y totalmente renovable. Su contribución a la lucha contra el cambio climático es indiscutible, y su composición semejante a la del gas natural permite que se pueda almacenar y transportar a través de las infraestructuras gasistas existentes, dando una respuesta eficiente a las necesidades energéticas de industrias, hogares, negocios y transporte.

Sí, y con beneficios tangibles. A diferencia de otras soluciones emergentes, el biometano no es una tecnología en fase experimental. Con alrededor de 19.000 plantas de biogás y más de 1.300 de biometano operativas en toda Europa, ha demostrado su eficacia y capacidad de integración descarbonizando el consumo energético en sectores como el industrial, doméstico-residencial y de transporte. Pero, frente a la cantidad de proyectos desplegados en Europa, España apenas cuenta con unas 250 instalaciones de biogás y una decena de biometano inyectando a la red gasista, a pesar del enorme potencial que ofrece nuestro país, lo que subraya la necesidad urgente de acelerar su desarrollo dando respuesta al reto de la gestión eficiente de los residuos.

El biometano puede inyectarse directamente en las redes de gas natural sin grandes inversiones adicionales (lo que permite una transición escalable y más asequible hacia la energía limpia, con ventajas económicas tanto a consumidores como a empresas). Y goza de un sólido respaldo normativo: las regulaciones europea, nacional y autonómica imponen estrictos controles medioambientales para garantizar los más altos estándares de seguridad y eficiencia.

Instalaciones respetuosas con el entorno

Las plantas de biometano están diseñadas para no alterar la vida diaria en las comunidades en las que se instalan: su avanzada tecnología permite controlar, gestionar y mitigar los posibles impactos asociados a los olores y al ruido.

El objetivo es alcanzar una armonía total entre el desarrollo de nuevas infraestructuras que permitan descarbonizar la demanda energética y reducir la dependencia del exterior y el bienestar de las poblaciones locales. Las plantas de biometano, lejos de ser una amenaza, se presentan como un aliado en la lucha por la sostenibilidad y el desarrollo económico local.

Revitalización rural y creación de empleo

El desarrollo del biometano está íntimamente ligado al mundo rural, ya que los residuos ganaderos y agrícolas son una de las principales materias primas para su producción. El despliegue de su enorme potencial en España aportaría riqueza a la economía nacional, regional y local, contribuyendo al mismo tiempo a solucionar dos desafíos históricos de nuestro país: la gestión eficiente de los residuos y el reto demográfico en la España vaciada.

La apuesta por los municipios en los que se instalan las plantas es múltiple: se materializa en forma de inversiones, impuestos y creación de empleo de calidad, pero además genera un ecosistema económico alrededor de la valorización de los residuos incentivando actividades económicas locales como transporte, mantenimiento, seguridad, administración o servicios que impulsa la economía en zonas rurales.

Cada planta crea una cadena de valor construcción-operación-mantenimiento, lo que genera empleos directos e indirectos en sectores como la logística, el transporte y la gestión de residuos (el despliegue del potencial de biometano en España podría generar más de 62.000 empleos y atraer inversiones por valor de 40.500 millones de euros, tanto en grandes ciudades como en áreas rurales), con instalaciones entre los 25 y 30 años de vida útil, lo que asegura un ingreso económico prolongado.

Además, los promotores y operadores de estas instalaciones son empresas altamente especializadas, con una larga trayectoria y reputación reconocida. Los más altos estándares en seguridad, eficiencia y sostenibilidad refuerzan la viabilidad y fiabilidad de estas instalaciones.

El biometano representa, por lo tanto, una oportunidad única para España, para avanzar hacia un futuro más limpio y competitivo, no sólo en el ámbito energético. Un propósito para el que empresas, administraciones y agentes sociales deben cooperar y trabajar de la mano  para continuar la promoción de políticas públicas que incentiven su desarrollo y conseguir eliminar las barreras que limitan su crecimiento y, por tanto, su imprescindible contribución a la independencia energética, a la sostenibilidad y al bienestar económico y social de nuestro país.