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Ser inolvidable como jugador, ser irrepetible como entrenador: los valores de LALIGA representados por el Cholo Simeone

Diego Pablo Simeone triunfó con el Atlético de Madrid como jugador y decidió hace once años regresar al club como entrenador. Desde entonces, el magnífico recuerdo que tenía la afición de su etapa como futbolista ha quedado eclipsada por la figura de un entrenador que ha cambiado la historia del club

Jacobo Castro

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Dicen que segundas parte nunca fueron buenas. Sin embargo, hay personas empeñadas en desmontar esta teoría y dejar claro que los segundos capítulos pueden ser incluso mejores que los primeros. Gente que dejó un gran recuerdo en sus inicios y que lo hizo incluso más grande con su regreso. Gente como Diego Pablo Simeone.

Y es que la figura de este argentino pasará a la historia del fútbol español como la del hombre que tocó el cielo como jugador y que, años después, volvió a hacerlo como entrenador. Un camino que empezó en el Sevilla FC pero que rápidamente le llevó al Atlético de Madrid, dónde a día de hoy es un ídolo absoluto tras más de una década en el banquillo. Una persona y deportista único, que aúna todos y cada uno de los valores que definen a LALIGA.

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Su legado como jugador y entrenador

Diego Pablo Simeone aterrizó en España en 1992, con apenas 22 años. Sus dos temporadas fueron tan sobresalientes que en el 94 fue contratado por el Atlético de Madrid. El “Cholo”, como se le conoció desde el inicio de su carrera, comenzó ahí una etapa de tres campañas donde se convirtió en un auténtico ídolo. Su manera de jugar, en la que combinaba un carácter aguerrido donde no se negociaba el esfuerzo, con una inteligencia futbolística espectacular, le hicieron un fijo para todos los entrenadores.

Su gran momento llegaría en el curso 1995/96. El argentino fue una de las piezas más importantes del Atlético de Madrid campeón de liga y de la copa. Para el recuerdo quedará su gol de cabeza frente al Albacete Balompié que abrió el marcador en el último partido de la temporada, cuyo triunfo les dio el título. El argentino cerró esa campaña con 12 goles, la mejor cifra de toda su carrera. Dejó el Atlético de Madrid un año más tarde y se marchó rumbo a Italia. En 2003, regresó para jugar una temporada y media más como rojiblanco y prácticamente poner fin a su carrera.

Precisamente el buen recuerdo que había dejado como jugador le sirvió para ser el elegido por el club rojiblanco para ocupar el banquillo en un momento complicado. El Atlético de Madrid cerró el año 2011 en una situación comprometida en el campeonato liguero, cerca de la zona peligrosa de la tabla, y recurrió al “Cholo” para dar un impulso al equipo.

El resto, ya es historia. Simeone corrigió el rumbo del equipo aquella temporada, llevándolo en la segunda vuelta de estar peleando por evitar el descenso a casi colocarse entre los cuatro primeros. Además, esa primera campaña logró su primer título, la UEFA Europa League, y tras ello el segundo, la Supercopa de la UEFA. A partir de ahí se comenzó a gestar una historia de once temporadas que llevó a ganar al Atlético de Madrid un título de liga en 2014 (18 años más tarde) y otra en 2021; a terminar el campeonato liguero en el top 3 de la tabla de forma consecutiva más de una década; y a conseguir otra UEFA Europa League y otra Supercopa de la UEFA en 2018 y jugar dos finales de UEFA Champions League.

HAZ LO CORRECTO. SIEMPRE.

Sus dos regresos a casa

Cuando en 1997 Diego Pablo Simeone puso fin a su primera etapa como jugador del Atlético de Madrid, su legado era inmejorable. Había firmado tres temporadas espectaculares, ganado títulos y tenía el cariño de toda la afición. Seis años más tarde, en el 2003, se le abrió la posibilidad de regresar al Vicente Calderón, pero a un club que había cambiado con respecto al que él había vivido. Era un Atlético recién ascendido a la categoría de plata que en su primera temporada de vuelta a la élite había estado lejos de poder pelear por cosas importantes.

Cualquier otro hubiese descartado un regreso por el miedo a cambiar la imagen maravillosa que había dejado en el recuerdo de los hinchas. Sin embargo, el “Cholo” no lo dudó y volvió a vestir la camiseta rojiblanca en el verano de 2003. En el tiempo que estuvo, volvió a dar un gran rendimiento, convirtiéndose en un titular indiscutible y ayudando al equipo a volver a la zona de arriba. Finalmente, en el invierno de 2004, cerró para siempre a su etapa como jugador del Atlético de Madrid.

Unos años después, cuando se le planteó la opción de volver como entrenador, el planteamiento era bastante similar al de 2003. Simeone seguía siendo un ídolo para los colchoneros y se embarcaba en un proyecto en el que el riesgo era alto. Por un lado, el equipo no estaba en su mejor momento. Por otro, pese a haber tenido éxito como técnico en Argentina, en Europa no tenía demasiada experiencia. Una vez más, su amor al Atlético de Madrid volvió a estar por encima de todo. La apuesta le salió redonda.

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“Partido a partido” a cada éxito

Con el equipo en la zona baja, la llegada de Diego Plablo Simeone al Atlético de Madrid como entrenador, se produjo en un momento en el que el equipo lo necesitaba para poder salir de la situación complicada que estaban viviendo. Se trataba de algo excepcional, pero hasta cierto punto, ya que los años anteriores el conjunto rojiblanco había vivido en un contexto no demasiado exitoso. Si bien es cierto que en las campañas previas había conseguido acabar entre los cuatro primeros en dos ocasiones, e incluso ganar una UEFA Europa League (en 2010), no había sido capaz de colocarse realmente cerca de los puestos de cabeza de la máxima competición de forma regular.

El fichaje del “Cholo” para el banquillo representaba una manera de buscar salvar la situación de ese curso e intentar asentarse en los años siguientes como un asiduo de las posiciones de acceso a la UEFA Champions League. La primera media temporada del argentino estuvo muy en esa línea, ya que consiguió que el equipo remontase bastante en el campeonato liguero y acabase en un meritorio quinto lugar, además de ganar la UEFA Europa League y la Supercopa de la UEFA.

La campaña 2012/13 fue la primera en la que los rojiblancos pelearon de tú a tú con el Real Madrid y el FC Barcelona por estar en la parte de arriba de la clasificación liguera. El equipo de Diego Pablo Simeone mantuvo la segunda plaza durante gran parte del campeonato, y solo en la parte final fue relegado a la tercera, acabando a una distancia de puntos de sus dos rivales muy inferior a la de años anteriores. En el tiempo que los colchoneros estuvieron clasificados en el top 2 de la tabla, empezó a surgir la pregunta de si podían ser candidatos a ganar el título. A esa cuestión, Simeone respondió con tres palabras que ya son historia de nuestro fútbol: “Partido a partido”.

Un lema que buscaba acabar con pensamientos y aspiraciones futuras, y que centraba el foco del equipo en ir a por cada partido como si fuese el último, con el claro objetivo de lograr el éxito final. Con esa filosofía afrontó el Atlético de Madrid la temporada 2013/14, donde después de un campeonato espectacular, y de tener que ir a pelear el título al campo del Barça en la última jornada, fue capaz de coronarse campeón liguero casi dos décadas más tarde.

Simeone logró lo que un par de años atrás hubiese sido impensable, pero también consiguió que los éxitos se convirtiesen en rutina. Subidos al “partido a partido”, el Atlético de Madrid ha conseguido convertirse en la principal alternativa al título de Real Madrid y FC Barcelona en la última década, ganando otro campeonato liguero obteniendo dos segundos puestos, y estando de manera ininterrumpida desde 2013 en el top 3 de la clasificación final.

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El Cholismo

En su etapa como entrenador y jugador, Diego Simeone ha conseguido innumerables cosas para el Atlético de Madrid a nivel deportivo. Pero si por algo destaca también es, sin duda, por lo que ha sido capaz de generar en el aspecto emocional. Su manera de ser conectó de forma total y absoluta con la grada desde que llegó al club colchonero, y consiguió que los hinchas rojiblancos se convirtieran en adeptos del “Cholismo”.

Y es que el entrenador argentino ha conseguido generar una filosofía de vivir el fútbol y la vida que ha cautivado a la afición rojiblanca. Una manera de afrontar las cosas que se basa en el trabajo incansable y la capacidad para conseguir cualquier reto, sea lo complicado que sea. Un concepto que definió el propio Simeone con una frase tras la consecución del título liguero “Estos jugadores han demostrado que, si se cree y se trabaja, se puede”.

La unión que ha generado entre equipo y grada es algo prácticamente indescriptible. Los hinchas rojiblancos siguen al equipo allá donde va, ya sea a otro estadio, como ocurrió con el paso del Vicente Calderón al Cívitas Metropolitano en 2017; o a otra ciudad, como demostraron con el desplazamiento masivo a Valladolid en el 2021 para seguir desde fuera del José Zorrilla el partido en el que el equipo se jugaba el título de liga. Todo ello de la mano de un Simeone que ejerce de maestro de ceremonias en el templo rojiblanco, pidiendo apoyo a la grada en los momentos en los que el equipo sufre. Ellos y ellas nunca le fallan.