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Sin plan B
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Cuatro pequeños gestos para cambiar el mundo (que de forma colectiva pueden volverse muy grandes)
Ha llegado la hora de transformar nuestros hábitos de consumo. A la hora de comprar, debemos poner énfasis en criterios sociales y sostenibles para alcanzar un entorno favorable y contribuir a reducir el impacto sobre el medio ambiente
Como consumidores, cada vez somos más conscientes de la importancia de nuestro comportamiento. No se trata de cargar la responsabilidad del cambio climático únicamente en las empresas y en las multinacionales. Ha llegado la hora de transformar nuestros hábitos de consumo. En nuestro día a día podemos hacer mil gestos por el planeta, como recuerdan Jon Kortajarena y Esther Acebo en Sin Plan B, el primer episodio de Orígenes, el principio de la solución, la serie con la IKEA pretende concienciar sobre la necesidad de actuar a favor del planeta.
Con la regla de las cuatro erres empieza todo: reciclar, reducir, reutilizar y recuperar. Si somos capaces de crear menos residuos, si nos atrevemos a dar un nuevo uso a objetos que aún estando en buen estado ya no utilizamos, si somos capaces de convertir un residuo en un producto nuevo o si en lugar de tirar objetos los arreglamos y reutilizamos podremos frenar el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente.
Esther Acebo
Actriz
La intérprete madrileña, mundialmente conocida por dar vida a Mónica Gaztambide en ‘La casa de papel’, asegura que “hay muchas pequeñas cosas que se pueden ir cambiando. No cuesta nada ir con una bolsa de tela a comprar”.
Concienciada de que no hay planeta B, cree en el poder de los pequeños gestos para empezar a cambiar el mundo. Por eso, afirma que es imprescindible “tomar buena nota de esos pequeños cambios” que hacen de verdad que nuestra vida sea más sostenible.
Por eso, son los pequeños gestos, esos que podemos hacer cada uno de nosotros en casa con nuestros residuos, con nuestra forma de consumir o con nuestras actitudes, los que van a marcar el futuro de un planeta que no tiene plan B.
4 claves
I
Toma conciencia
Conscientes de que no hay un planeta B, los consumidores, a la hora de comprar, debemos poner énfasis en criterios más sociales y sostenibles, con la única intención de luchar por alcanzar un entorno más favorable para todos y, a la vez, contribuir a reducir el impacto sobre el medio ambiente.
Es importante que entre las empresas y los consumidores se establezca una relación simbiótica, de equipo. No es una cuestión de ir unos contra otros. “Las empresas somos el motor del cambio. En la medida que se vayan tomando más decisiones y más acciones colaborativas entre empresas y administraciones públicas lograremos el cambio entre todos”, defiende Mónica Chao, directora de sostenibilidad de IKEA en España.
II
El valor de las pequeñas cosas
El consumo responsable se logra a partir de dos ideas básicas: consumir menos y que lo que consumamos sea lo más sostenible y solidario posible. Muchas pequeñas acciones constantes consiguen mucho más que una gran acción espontánea. Si todos nos proponemos cambiar nuestros hábitos de consumo lograremos resultados sorprendentes.
No tenemos más que desterrar de nuestras vidas los plásticos de un solo uso. Desgraciadamente, ocho millones de toneladas de plásticos acaban en los mares y océanos anualmente, entre ellos, bolsas de supermercado y plásticos de un solo uso. Es tan fácil como consumir en empresas que se comprometan a ser plastic free, como Ikea, compañía que ha logrado eliminar el uso del plástico de un solo uso no solo en sus productos, sino también en otras zonas como sus cafeterías y restaurantes.
III
Sé exigente
No todos los productos contaminan lo mismo. Con un gesto tan sencillo como mirar las etiquetas que los fabricantes y vendedores están obligados a mostrar podremos escoger, entre toda la oferta, artículos cuyo proceso de producción contamine menos que otros, género que provienen de empresas sostenibles.
IKEA lleva la sostenibilidad en su ADN. “Desde 2015 toda la iluminación de IKEA es de led. Además, hace tiempo nos comprometimos a eliminar el plástico de un solo uso. Ya no hay plástico de un solo uso en IKEA, ni en los muebles, ni en las cafeterías y, por supuesto, el 100% del algodón que se utiliza es sostenible. Son compromisos que tomamos hace años”, afirma Chao.
IV
Inspira a los demás
Si cada uno de nosotros convenciera a cinco personas de la importancia de hacer pequeños gestos en favor del planeta, en un año la proyección de personas comprometidas con el cambio climático se multiplicaría desmesuradamente. Si algo nos ha dejado claro esta pandemia es que debemos normalizar la sostenibilidad en nuestras vidas.
Para los responsables de IKEA la lucha por el cuidado del entorno y por evitar el cambio climático se ha convertido en uno de sus objetivos más importante. “Nos hemos comprometido a que antes del 2030 seremos una compañía climate positive, tendremos un impacto positivo en el planeta. Lo haremos inspirando a 1000 millones de personas a llevar vidas más sostenibles y más saludables”, asegura Chao. Para ello han iniciado una serie de acciones que puedan facilita una vida sostenible a los clientes y a todos los grupos con los que se relaciona la empresa. Se trata de que los consumidores sean parte de la solución.